La tecnología móvil 5G cada vez está más cerca (de forma masiva). En España ha sido Vodafone el primero que ha lanzado comercialmente para sus clientes esta conectividad. También habla de uso industrial, aunque por ahora será lo menos importante. Pero el operador rojo puede enfrentarse a una compleja realidad los próximos meses: el mercado de terminales está muy maduro y las tasas de recambio son muy bajas.
Así, hace unas semanas, cuando Vodafone presentó oficialmente el encendido del 5G, insistía en que los casos de uso llegarán poco a poco y que es importante que esté listo cuanto antes para que, precisamente, surjan esos usos. Pero la realidad, teniendo en cuenta los niveles de cobertura y penetración, es que esos primeros usos tendrán al segmento particular como negocio.
Para ello, la compañía dirigida en España por Antonio Coimbra ha incluido en su catálogo comercial tres terminales que soportan la nueva tecnología 5G: Xiaomi Mi MIX 3 5G, LG V50 ThinQ 5G y Samsung Galaxy S10 5G. A lo largo del año llegarán más, tanto de posibles acuerdos con el operador, como en el mercado minorista. ¿; y si el objetivo primario era ganarse la confianza de los particulares, parece que la falta de interés en comprar nuevo teléfonos supone un problema.
Así lo refleja un informe de analistas de Bloomberg al que ha tenido acceso MERCA2. Durante el primer trimestre de 2019 cayeron un 6% el número de envíos a nivel mundial (dispositivos que se ponen en circulación); y, lo más alarmante para quienes quieren hacer ya negocio con el 5G, es que se espera que en la segunda mitad del año el retroceso en el envío de terminales siga cayendo.
Además, la mala noticia para Vodafone es que sobre todo serán los móviles de gama alta, los únicos que ahora mismo pueden soportar 5G, los que tendrán un mayor retroceso en las ventas. Asimismo, aunque el informe estima que el 5G debería ser un vehículo tractor para la venta de terminales, asumen que por el momento no será así.
VODAFONE ANTE LA SATURACIÓN
El informe de Bloomberg destaca que el mayor problema para los fabricantes, así como los negocios paralelos -como en este caso el de la telefonía-, es que la madurez del mercado cada vez es mayor. Del mismo modo, la tasa de renovación de dispositivos ha aumentado en los últimos años debido al coste de los terminales.
Y ese será el problema al que se enfrente Vodafone. Bien es cierto que ha colocado un buen golpe de marketing ante sus rivales. Tanto Telefónica como Orange pensaron que el 5G del operador rojo tendría menos recorrido mediático, pero durante un par de semanas ha sonado con bastante fuerza la llegada del 5G comercial. Aunque sea a apenas un puñado de ciudades y con la cobertura del 50%, pero ha llegado.
El problema para Vodafone es que, por ahora, la actividad a particulares es la única vía para que ese 5G tenga sentido. Pero si la venta de teléfonos cae durante los próximos meses, y tampoco se espera que en 2020 recupere mucha fuerza, resulta que todo queda algo licuado. No obstante, desde el operador no parecen haber marcado cifras de conversión de 4G a 5G, básicamente porque asumen que todavía no está en todo el territorio nacional, ni con plena cobertura.
LAS TRABAS EN EL CAMINO PARA VODAFONE
Tampoco está siendo de mucha ayuda que los grandes competidores de Vodafone estén sembrando de dudas el camino del 5G. Hace unas semanas, en una mesa de debate sectorial, tanto Telefónica como Orange deslizaron la idea de que la llegada del 5G comercial era algo prematuro y que ellos no harían el encendido hasta que tuvieran garantías al 100% de que no fallaría.
Pero la situación ha ido a más, y ha sido el propio presidente del Grupo Telefónica, José María Álvarez-Pallete, el que recientemente ha manifestado en una entrevista que el despliegue del 5G «no está listo» y que «hoy no compensa pagar más», y se ha mostrado partidario de no lanzar al mercado productos que no sean distintos y que no ofrezcan una nueva experiencia al cliente, algo que en su opinión, «tardará».
Estas acciones, con intención comercial, sirven a Telefónica y Orange para ganar tiempo ante el órdago que les lanzó Vodafone hace unas semanas. Aunque ni unos ni otros reconocen esta situación, todos tienen sus propios intereses.
El problema para Vodafone es que cale el mensaje de que por ahora el 5G es prescindible. Eso provocará que la gente reflexione sobre la necesidad de poseer un móvil con esta tecnología o no… y eso llevará a que, finalmente, haya menos parque de teléfonos con 5G. Y una cosa deriva en la otra. Menos personas con posibilidad de acceder a esta conectividad conlleva potencialmente menos clientes. Una ecuación bastante sencilla.
La certeza es que desde hace tiempo el mercado de terminales está tranquilo. Han pasado los años de euforia, ¿qué se puede esperar ahora? Precisamente, el informe de Bloomberg estima que será el 5G una de las palancas para que la gente se anime a renovar el móvil. De igual modo, creen que el 5G traerá ciertas mejoras de software y hardware que también supondrán un aliciente para enfrentarse al importante desembolso que supone un dispositivo de gama alta.
En este contexto, Vodafone debe convencer a los usuarios de que el 5G merece la pena y, para ello, que cambiar de móvil es buena opción. A su vez lucha contra la competencia por hacer ver que la hora del 5G ya ha llegado. La tarea no es sencilla.