El sexo en la pareja es uno de los indicativos de que «todo marcha sobre ruedas», pero ¿qué sucede cuando las relaciones comienzan a ser por obligación? Hay momentos en tu vida en los que el sexo tan solo es una responsabilidad más de las cientos que tienes.
Cuando tu pareja te insinúa que tengáis sexo y tienes más ganas de seguir limpiando la cocina que de acostarte con él o ella es momento de que te replantees qué está sucediendo y si merece la pena continuar.
El estrés del día a día, el costumbrismo o incluso la monotonía juegan en contra de las relaciones de pareja que ante un sinfín de problemas son las primeras en resentirse. Esto es algo totalmente lógico y normal. Lo que tienes que poner en una balanza si “quieres” solucionar el problema o si por el contrario es hora de decir adiós.
A continuación, te diré algunas preguntas para que las vayas respondiendo mentalmente y si la mayoría de ellas son «afirmativas» lo mejor es empezar de nuevo.
¿Qué es el sexo para ti?
Seguramente recuerdes cuando te rozaba y se te erizaba el vello, o cuando estabas deseando que se acercase a besarte. El problema es que eso no debe de tratarse de un recuerdo. Las parejas que funcionan en la cama tienen una mayor afinidad en los problemas cotidianos.
Si recuerdas con tristeza ese sexo con sentimientos, con ganas o salvaje y desmesurado puedes intentar volver a recuperarlo. Tu pareja debe ser quien mejor te conozca y si no es así eres tú el que debe decírselo, nadie nace sabiendo.
Eso es en el caso de que pensar en mantener relaciones sexuales con tu pareja todavía te emocione. Hay personas que hacen el amor por el simple hecho de «no discutir» o de «contentar al otro». JAMÁS debes hacer tal cosa, porque al final un día explotarás.
¿Prefieres trabajar o volver a casa?
Puede ser que esta pregunta te resulte «extraña», pero párate un momento a pensar y, lo más importante, tienes que ser sincero contigo mismo. Cuando sales de trabajar y miras el reloj sabiendo que tu pareja ya está en casa o que vais a llegar los dos a la vez. ¿Qué se te pasa por la cabeza?
En este caso tiendes dos simples opciones:
Puede ser que estés cansado y quieras volver rápido para estar con tu pareja e incluso te plantees hacer una cena romántica, ver una película y tener sexo durante toda la noche. Si es así, perfecto corre a casa.
Sin embargo, también puede ser que estés igual de cansado, pero que pese a eso cojas por el camino más largo, que te detengas a hablar con todo el que se cruce en tu camino para hacer la hora de regreso cuanto más tarde mejor y que desees que al llegar ya esté acostado y no tengas ni que dirigirle la palabra.
No siempre tiene que existir una discusión previa para que todo se termine.
¿Prefieres salir solo con tu pareja?
Hay momentos en los que te apetece salir a dar una vuelta con tus amigos sin tener a tu pareja al lado y eso es lógico y comprensible. No estás «pegado» al otro ni tu tiempo libre tiene que ser solo y exclusivamente con tu media naranja.
El problema es cuando realmente te estorba, si te molesta su presencia o si no te sientes cómodo cuando está a tu lado. Inventas mil excusas para escabullirte un rato a solas y prefieres estar sentado en la barra de un bar hablando con desconocidos o simplemente sin hablar.
Cuando una pareja se ha roto el sexo no lo solucionará. No sirve que quieras llegar a casa a tener sexo para evitar una pelea o para sentirte menos culpable por sentir lo que sientes.
Momentos de silencios
¿El teléfono se ha convertido en una «extensión de tu cuerpo»? Seguramente hubo un tiempo en el que estabas deseando llegar a casa y contarle a tu pareja todo lo que te había sucedido en el día. Si aún es así no está todo perdido.
El problema es cuando estáis juntos en el salón, cada uno en un sofá y mantienes más conversaciones con extraños en las redes sociales que con quien vive bajo tu mismo techo. Cuando una pareja ha tocado fondo las charlas dejan de fluir solas y comienzan a ser forzadas como si no os conocierais de nada.
Intenta hablarlo, dile cómo te sientes y qué necesitas.
¿Te sientes bien?
Intenta recordar la última vez que te reíste con tu pareja. El sexo es una buena terapia para reírte. ¿Te apetece hacer el payaso para arreglar lo vuestro? Hay ocasiones en las que un último empujón puede servir para recordaros lo que tuvisteis.
Disfrázate, ponle notas en sitios donde las vea cuando vaya llegando a casa y que te encuentre. Hay mil maneras de reavivar el fuego, siempre que queden rescoldos…
Si te sientes triste, vacío, si crees que los días simplemente pasan uno detrás de otro y que nada tiene sentido, es momento de replantearte las cosas.
¿Crees que va a mejorar?
Cuando tienes una pareja puede ser que la estés idealizando. Nadie es perfecto, tú tampoco lo eres. La convivencia es dura y difícil, la vida no es un camino de rosas, tan solo tú decides con cuántas espinas estás dispuesto a pincharte antes de arrancar la flor.
No obstante, también es bonita y debe haber momentos de risa, de complicidad, de amor, de lujuria, de sexo, de discusión y de tensión. Una pareja trata de «sobrevivir juntos» al día a día y de afrontar juntos los problemas que se os presentan.
Si sientes que tiras «solo del carro», puede ser que el otro haya dejado de trabajar y esté esperando que alguno de los dos dé el primer paso.
Escúchate a ti mismo
Ya sabes la respuesta a tus preguntas. Nadie debe decirte cuándo dejar a tu pareja. Eres tú el que debe decidirlo y estar preparado. A veces, es mejor ser sincero contigo mismo y con el otro.
Una relación estancada tiene los días contados. Puede ser que te dé miedo la soledad, pero no siempre tener a alguien al lado quiere decir que tengas compañía.
No tiene por qué terminar mal, ni arrojarle las maletas por la ventana. Cuando una decisión de esta envergadura se toma de manera fría y analizando los pros y los contras es la forma más madura de afrontar una realidad.
Todos merecemos ser felices y si lo vuestro se ha terminado lo mejor que puedes hacer por ambos es ponerle punto y final.