El pavo ofrece una carne muy rica y jugosa. En el supermercado se puede encontrar bajo el nombre de pechuga de pavo. Es un derivado de origen cárnico que según la legislación no es más que la pechuga de pavo en sí misma sometida a un proceso de cocido, pasteurización y salmureización.
El pavo es muy bueno para las dietas de adelgazamiento. Tiene muy pocas calorías y gracias a esto se puede preparar a la plancha soltando así un jugo espectacular. Hay una gran diferencia entre la pechuga y el fiambre de pavo. Si quieres saber cuáles son aquí te las explicamos.
La pechuga de pavo
La pechuga de pavo es una pieza de carne a la cual se puede identificar fácilmente, pero que ha tenido un mínimo de tratamiento industrial para estar apta para el consumo inmediato.
La pechuga no es según la ley vigente una fiambre en sí mismo, sino que al igual que pasa con el jamón cocido o paleta cocida, la pechuga de pavo es una pieza de carne pasteurizada, cocida y con sal.
No debe de tener almidones en su contenido. El porcentaje de azúcares de este fiambre debe de ser el 3% y tiene que tener dos gramos de proteínas añadidas por cada 100 gramos de producto final.
El fiambre de pavo
El fiambre de pavo tiene una ley mucho más específica. Señala que, cuando los productos elaborados con piezas cárnicas se adicionen féculas, la denominación irá precedida de la mención «fiambre de».
la pechuga de pavo es mejor que el fiambre.
El fiambre de pavo no es otra cosa que la pechuga de pavo a la cual se le añaden féculas o almidones y puede tener un máximo de 5% de azúcares en su contenido. Esto es un elemento que sin lugar a dudas marca la diferencia respecto a la pechuga de pavo que puedes comprar en el mercado.
Se puede decir que se trata de harinas refinadas que se añaden al fiambre de pechuga o jamón de pavo y en este caso. Tendrías un elemento cárnico con una calidad más baja respecto a la pechuga. Aunque se ha dicho que la diferencia es su agregado de féculas, hay que irse a un ejemplo práctico que demuestra siempre el porqué siempre es mejor elegir pechuga de pavo.
Para una misma marca comercial, el fiambre de pechuga de pavo tiene: pechuga de pavo (60%), aroma, almidón, agua, estabilizantes, dextrosa, sal, azúcar, potenciador del sabor, antioxidante, aroma de humo, especias y conservador. Puede tener trazas de proteínas de leche y de soja.
Contenido en lípidos
La pechuga respecto al contenido en colesterol tiene una proporción más baja que la pechuga de pollo, no alcanzando los 50 mg del lípido por cada 100 gramos mientras que el pollo supera los 80 mg.
Más allá de las grasas y de las proteínas, en las carnes en general se encuentran minerales como el hierro o el potasio y vitaminas entre las que destacan las de ácido fólico y las del grupo B.
La pechuga tiene un perfil de nutrientes más alto. Aporta igual proporción de hierro que la pechuga de pollo, pero con más potasio y menos sodio, siendo una mejor opción para quienes tienen hipertensión arterial y cuidan la salud cardiovascular.
La pechuga tiene cantidades muy elevadas de ácido fólico y muchas más purinas que la pechuga de pollo. La pechuga sería una opción mucho más favorable para quienes tienen el ácido úrico alto en la sangre. El ácido úrico sube mucho cuando se come mucho marisco y cuando se consume demasiado tomate. Este es muy ácido, por lo tanto, si tienes tendencia es mejor que lo controles.
En conclusión, antes que tomar fiambre de pavo, siempre va a ser mucho mejor la pechuga de pago. Será más saludable y además ayudará en tu dieta diaria a tener un alimento adecuado.