Casa Real: Letizia Ortiz es una reina del siglo XXI. Tiene claros sus principios, sus valores, y el poder que adquirió en junio de 2014 como reina consorte de nuestro país. Más allá de eso, la periodista ya sabía en noviembre de 2003 lo que suponía ponerse aquel dos piezas de Armani en color blanco y salir ante la prensa como la inminente princesa de Asturias.
La prensa más conservadora y purista ha ido más contra ella que con ella, sus movimientos han sido objeto de estudio con lupa de alta definición y sus comentarios, fuera de los menesteres reales suenan diez veces más fuerte que el de los plebeyos, por mucho que ella se lo siga considerando: «¡Déjame terminar!»
La ausencia real
Si la semana pasada una de las noticias del momento fue la ausencia del rey emérito (que por cierto, odia que lo llamen así) al 40º aniversario conmemorativo de la democracia en el Congreso de los Diputados, esta semana ha habido otra ausencia real que ha llamado la atención de propios y extraños.
Marie Chantal, esposa de Pablo de Grecia, primo del rey Felipe, celebraba en Reino Unido el uno de los eventos más relevantes de lo que llevamos de año: Una despedida de la que ha sido su casa durante las últimas décadas y la celebración del 50 cumpleaños de Pablo y el 21 de Olympia de Grecia, su hija.
Los motivos de la reina
La fiesta cuyo anfitriones eran Pablo de Gracia y Marie Chantal se convirtió en un divertido evento de disfraces. El rey Felipe no quiso perderse tal acontecimiento y viajó hasta Reino Unido sin la compañía de su esposa, la reina Letizia. Lo curioso de la situación es que en el mismo lugar real, tuvo un casual encuentro con su cuñado, el marido de su hermana Cristina, Iñaki Urdangarin.
Las voces expertas que giran en torno a la figura de doña Letizia hablan de un desquite real por su parte. Esto es, que viendo la lista de invitados confirmados la reina de España ha decidido dar un paso atrás en este acontecimiento para evitar así ser fotografiada saludando o hablando públicamente con quien está condenado a seis años y tres meses de prisión.
Evitar que se repita el momento compi-yogui
Letizia ya vio como sus propios compañeros de prensa se le venían encima cuando brindó su ciber apoyo al que fuese (¿y es?) su amigo Javier López-Madrid, el famoso compi-yogui. La prensa, en ciertas ocasiones, se ha enseñado profundamente con la figura de la Reina.
Bien por convicciones opuestas, bien por puro protocolo. Y lo de ‘puro’ es literal, pues es la sección más purista y conservadora de la España Monárquica la que nunca ha visto con buenos ojos a una Letizia que, en visto con objetividad, está representando a España exquisitamente bien.
Los mensajes filtrados de Letizia
‘Eldiario.es’ filtró estos mensajes entre la Reina Letizia y Javier López Madrid en pleno escándalo de las Tarjetas Black: “Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”. ¿De verdad en este caso prima la Libertad de Información por encima del Derecho a la Intimidad? ¿Tienen acceso tan fácilmente a nuestros dispositivos electrónicos como parece? Si el control y acceso a los mensajes de la Reina Letizia es así de sencillo, imaginen el nuestro…
Letizia e Iñaki
El hecho de que Letizia Ortiz no se ha llevado nunca bien con sus cuñadas es voz pópuli. Quien dice su cuñada, dice sus maridos, en este caso, Iñaki Urdangarin, que es el único cónyuge oficial que permanece dentro (pero fuera) de Casa Real.
Lo cierto es que hacía años que no se veía al rey Felipe en un mismo evento o en un mismo plano fotografía junto a su cuñado, Iñaki Urdangarin. Recordemos que el rey fue muy tajante respecto a su hermana y la pareja de esta. Les arrebató el título de Duques de Palma y cuentan que la relación entre ellos es inexistente o prácticamente nula.
Letizia y el caso ‘Nóos’
La implicación de la Infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, en el Caso Nóos cayó como un jarro de agua fría al pueblo español. Y hablamos de los habitantes de España teniendo en cuenta que según muchos medios, el círculo más íntimo de Casa Real conocía algunas de las malas gestiones del yerno del Rey Emérito y de ahí que se les invitase a ir a vivir a Washington. Sin embargo, el papel de doña Letizia como periodista y parte de la familia también salió a luz.
En este sentido, Jaime Peñafiel lo tiene claro y escribió esto sobre Letizia: «Si alguien está disfrutando del juicio de la Infanta Cristina, es la propia Letizia. La cuñada nunca se llevó bien con las infantas. A Letizia le ha faltado mano izquierda para estar en la casa real. Se ha comportado como un elefante en una cacharrería. Le faltó un poco de humildad. Entrar a una casa real te convierte en la consorte del rey y eso no es nada sencillo».
La petición de la Fiscalía para Iñaki

El pasado lunes despertábamos con la noticia de que la Fiscalía del Tribunal Supremo había aumentado la petición de la pena de prisión para Iñaki Urdangarin de seis años y tres meses a 14 años y 6 meses (y ponemos estas últimas cifras en números por el error de comunicación que tuvo lugar el mencionado día desde la nota de prensa enviada por el propio ministerio público).
Las cosas se complican para Iñaki Urdangarin y por el bien de la estabilidad del país y la imagen de Casa Real, cuyas primeras caras son Felipe y Letizia, el matrimonio debe mantenerse alejado de alguien que con total seguridad en los próximos años acabe en prisión.
Tensión en su último encuentro
El último encuentro entre los reyes de España y la infanta Cristina tuvo lugar el pasado mes de mayo en el funeral de Alicia de Borbón-Parma, tía del rey emérito Juan Carlos I. En el sepelio de la tía abuela del rey Felipe, las infantas tenían un lugar privilegiado en la primera fila de la iglesia.
La llegada de los eméritos no tuvo comparación con la llegada de los reyes de España. Sofía y Juan Carlos besaron y abrazaron a sus dos hijas cuando hicieron su entrada oficial, todo lo contrario que el rey Felipe y la reina Letizia quienes evitaron todo tipo de contacto visual especialmente con doña Cristina, que no dejó de buscar en su hermano la mirada cómplice o el saludo, al menos, en la distancia…