La compra del mes es uno de los mayores gastos que tienen todos los hogares. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), si hacemos las cosas con cabeza podemos ahorrar unos 933 euros anuales. Todo dependerá de dónde compremos, la ciudad en la que vivamos y lo en serio que nos tomemos estos consejos.
Mira la despensa
Parece una obviedad, pero en muchas ocasiones nos vamos al supermercado sin mirar qué alimentos tenemos ya en casa. Conviene echar un vistazo al ‘fondo de armario’ que tenemos, y pensar realmente qué productos vamos a necesitar de cara a las próximas semanas. Aprovecharemos también para ir haciendo una lista que nos sirva de base para no salirnos del guión y comprar más de lo que necesitamos.
Nos puede ayudar mucho elaborar un menú previo. De este modo, tendremos una idea aproximada de lo que vamos a comer y los alimentos que vamos a necesitar. Hay que tratar de comprar la comida justa, no más.
No desperdicies la comida
La Comisión Europea calcula que, cada año, los europeos tiramos 89 toneladas de comida al año. Es decir, unos 179 kilos de comida por ciudadano. Una cifra que debe hacernos reflexionar sobre las cantidades que compramos y que guardamos en despensas y neveras. ¿Realmente se necesitan tres latas cuando sólo vamos a usar una? Ojo a ese producto que se te ha encaprichado, y que luego no te vas a comer.
Es importante también vigilar las fechas de caducidad de los productos que tenemos en casa. Que no caduquen. Al final, nos guste o no, cada vez que tiramos algo a la basura es dinero que estamos perdiendo.
Busca y compara
Antes de lanzarte a la compra, echa un vistazo a las ofertas. Si seleccionas bien, puedes ahorrarte un dinero. Según la OCU, las tiendas de descuento son -por primera vez- los formatos más baratos. Les siguen los hipermercados y los supermercados. Esta organización asegura que Alcampo es la cadena más barata en la mayor parte de las ciudades españolas.
Todo va a depender de dónde vivas. Por ejemplo, en Madrid la OCU asegura que el ahorro que se logra eligiendo bien el lugar donde quieres comprar, puede ser de -hasta- 3.000 euros anuales. En el caso de Zamora es de 276, pero la media es de 933 euros.
Marca blanca
En contra de la creencia, el que un producto sea más barato no quiere decir que sea de peor calidad. En ocasiones es al revés. En el precio influyen muchos factores, entre ellos la política de precios del distribuidor y la eficiencia de su cadena de suministros. Es más, con la crisis económica la marca blanca se ha hecho fuerte en los lineales hasta el punto de que su cuota de penetración es del 34%, según datos de Kantar Wold Panel.
De hecho, en algunos supermercados se puede comprobar cómo el producto ‘de la casa’ es más caro que el de primera marca. Por tanto, es importante echar un vistazo a los precios por si nos encontramos con alguna sorpresa.
¡Ofertas! ¿Seguro que lo son?
Te pones delante de un estante, y te encuentras con un 3×2, un 2×1 o la tercera unidad al 25%. La reacción es lanzarte a comprar. Pero antes debes pararte un poco a pensar varias cosas. ¿Voy a poder consumir todos los productos antes de que caduquen? ¿Realmente como tanto de esto o se va a quedar guardado en el armario?
Saca también la calculadora. Echa cuentas. En muchas ocasiones este tipo de descuentos tienen truco para que piques. Pero si analizas bien, es muy probable que te encuentres con que no hay tanto chollo. ¿El precio que marca es el final o es por unidad? ¿Los botes son del mismo tamaño? Todo esto hay que tenerlo en cuenta y, ojo, porque hay veces que el precio de la oferta supera -aunque parezca mentira- al original.
Fruta y verdura de temporada
Eso de comer melón en invierno es algo que hay que agradecer a los invernaderos. Sin embargo, no es natural. Cada fruta y verdura tiene su momento del año, y esto hace que sean más baratos en ese tiempo que en el resto de las épocas. Por eso, apréndete bien qué debes consumir en cada estación.
Hablamos, además, de productos que suelen ser mucho más baratos en las fruterías y mercados tradicionales que en las grandes cadenas. No está de más que te des un paseo hasta el establecimiento más cercano a tu domicilio, y que mires a ver si puedes ahorrarte unos euros. Los expertos hablan que la diferencia entre unas piezas y otras puede llegar al 50%.
Tradición o Internet
Al igual que con la fruta y la verdura, en ocasiones el comercio tradicional nos regala alguna alegría. Existe la creencia de que son más caros, y no siempre es así. Además, el trato que vamos a recibir suele ser más amable que en las grandes cadenas. A veces se pueden permitir el lujo de ‘tirar la casa por la ventana’ y hacer ofertas que los supermercados más grandes no pueden.
Otra opción que puedes barajar es pedir la compra por Internet. Muchas cadenas tienen grandes descuentos para sus usuarios on-line. Además, ahora hay nuevos competidores como Amazon y los servicios son cada vez más rápidos. Con la compra a través de Internet ahorrarás tiempo, que es un factor a tener en cuenta, además de gasolina.
La barriga bien llena
Ir a hacer la compra no es algo baladí. Es una decisión de mucho peso, y por eso es importante elegir bien el horario. Si vamos con el estómago vacío, seremos más propensos a comprar «tonterías» que encarecen el precio de nuestro carro. Es importante ir en momentos en los que no tengamos hambre, para que nuestro cerebro piense racionalmente.
El horario es importante también para evitar las aglomeraciones. Cuanta más gente hay en el supermercado, más tiempo intentamos pasar en él para ver si se despejan las cajas. O al revés, más rápido intentamos hacer las cosas para llegar antes que nadie. Esto nos descentra. En el primero caso, porque compramos lo que no necesitamos. En el segundo, porque no nos fijamos en los precios ni las ofertas.
Vete solo
La familia unida jamás será vencida, pero en el supermercado sale por un pico de la cara. Si vas a hacer la compra con tu lista, sin nadie que te moleste, es raro que te vayas a salir del guión. Sin embargo, si vamos en compañía de la familia (especialmente hijos pequeños) las probabilidades de echar al carro cosas con las que no contábamos se incrementan exponencialmente.
Buenos momentos para que te acerques a hacer la compra son: primera hora de la mañana o última de la tarde. Piensa que, entre las 17.00 y las 18.00 está a rebosar porque es cuando la gente sale de trabajar. El fin de semana por la mañana es una mala elección. Por la tarde, a eso de las 19.00 empieza a ser una buena idea. Y si vas un día que haya partido entre semana, encontrarás que el súper es para ti.
Ordena la nevera
Éste es un paso fundamental que pocas veces hacemos. La colocación de los productos es esencial. Los que ya estaban dentro del frigorífico deben situarse delante, los nuevos detrás. Los productos frescos en su cajón, pero a la vista para que nos acordemos que están allí y debemos cocinarlos pronto para evitar que se estropeen.
Un ejercicio que deberíamos hacer todas las semanas. Además, es vital también que aprendamos a conservar correctamente los alimentos. Meterlos en tupper y utilizar film para los platos. Intenta que siempre sean transparentes, así verás qué hay dentro de ellos y podrás comértelos antes de que se estropeen.