El ayuno se ha puesto de moda y desde hace tiempo que acapara conversaciones y titulares, todos hemos leído y escuchado sobre ello, ya que son muchas las celebrities y famosos en redes sociales quienes alaban sus virtudes y sus buenos resultados. Mientras por otro lado, los expertos alertan de que se realice con responsabilidad, precauciones y, dependiendo de la situación de salud individual, con supervisión médica. Si se desea realizar un ayuno, hay que valorar patrones como la calidad de la dieta, las horas de sueño o la actividad física entre otros.
BUENO PARA LA SALUD Y LA LONGEVIDAD
La baja ingesta en calorías se relaciona con una mayor salud y longevidad en seres vivos. Según una investigación realizada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, los ayunos de 24 horas pueden mejorar la capacidad regeneraba de las células del intestino, una función que se va perdiendo inevitablemente con la edad. El problema es que se trata de resultados de laboratorio realizados en ratones, así que aún queda mucho camino de investigación sobre los efectos positivos que ayunar podría tener en la salud de los humanos. Los especialistas señalan que a día de hoy todavía no hay suficiente evidencia científica y que lo que hay, es de momento, contradictorio. Pero, ¿qué le pasa al cuerpo exactamente cuando dejamos de comer?

EL AYUNO Y LA AUTOFAGIA
El ayuno provoca lo que se conoce como autofagia. Se trata de un proceso del metabolismo que se activa al cabo de un tiempo sin recibir alimentos, y que sirve para reciclar los desechos de las células. Los encargados de esta tarea son los lisosomas, que transforman estos desechos en moléculas funcionales. Esto podría favorecer la regeneración celular y proteger contra determinadas enfermedades. El proceso de la autofagia se desencadena tras unas 13 horas de ayuno, por eso uno de los más difundidos es el ayuno intermitente que consiste en ingerir cierto número de calorías en dos comidas, y después practicar el ayuno durante el tiempo mínimo para se produzca dicho proceso.

BENEFICIOS DEL AYUNO
El ayuno, realizado correctamente puede resultar benefcioso para el cuerpo en los siguientes aspectos:
- Disminuye la acumulación de radicales libres de las células, por lo que se reduce también el estrés oxidativo.
- Mejora la sensibilidad a la insulina y la eficiencia mitocondria. Esto significa que previene enfermedades y retrasa el envejecimiento celular.
- Estimula la autofagia, un proceso de reciclaje celular y de autoreparación. La autofagia es importante para el sistema inmunitario y para la inflamación, por lo que ayuda a proteger contra enfermedades inflamatorias, autoinmunes e infecciones.
- Aumenta la resistencia al estrés. La disminución del índice glucémico en sangre está relacionada con la redacción de la hormona conocida como factor de crecimiento insulínico tipo 1.

RECUPERAR EL EQUILIBRIO ENTRE INGESTA Y ABSTINENCIA
Los expertos advierten que realizar un ayuno en condiciones extremas puede ser peligroso, desde el punto de vista de la salud física o mental, en el caso de las personas propensas a padecer trastornos de la conducta alimentaria. La realidad es que el cuerpo necesita perdidos de nutrición, pero también periodos de abstinencia, un equilibrio que siempre se ha producido de forma natural, pero que hoy día, por el estilo de vida que llevamos es difícil de mantener. Vivimos en entornos llenos de ofertas y tentaciones gastronómicas, y se fomenta el consumo y el placer, así que pasamos muy pocas horas sin ingerir algún que otro alimento, incluso lo hacemos sin tener verdaderamente hambre. Por eso en muchos casos el ayuno consciente puede ser una buena idea.

TIPOS DE AYUNO
Existen varias formas de realizar el ayuno, de forma que cada persona pueda elegir el sistema que mejor se adapte a sus circunstancias particulares. Uno de los más frecuentes es el ayuno intermitente de 16 horas, que implica distribuir las comidas principales en 8 horas y abstenerse de comer durante las 16 restantes. Otra opción es la 12/12, que puede resultar idónea para aquellos a quienes les cueste sobrellevarlo. Con adelantar unas horas la cena y retrasando un poco el desayuno, ya habríamos cumplido el objetivo. El 20/4 consiste en hacer una comida diaria, o dos más ligeras repartidas en 4 horas, y no volver a ingerir alimentos hasta el día siguiente.
Luego está el ayuno de 24 horas, en las que se retira por completo la ingesta de comida durante un día entero, que es una opción más extrema y que requiere cierta tolerancia a la sensación de hambre. Sea cual sea el tipo de ayuno elegido, es recomendable consultar previamente con un dietista nutricionista, al menos la primera vez.
