‘Doctor Alí’ llega para desafiar los convencionalismos y proporcionar una mirada nueva, de una humanidad profundamente sentida. Esta serie turca, que aterriza en Antena 3 Nova desde el miércoles y a las 21:45 horas, no es una ficción más sobre batas blancas y los quirófanos.
A poco que la serie se convierta en una presencia diaria en la programación, ‘Doctor Alí’ se va a permitir ilusionar a la audiencia española, tal y como ha hecho en países donde ha sido emitida. No es una serie, es un fenómeno cultural que llama a la reflexión sobre la manera de entender a los diferentes. A través de la historia de su protagonista, la ficción se convierte en un viaje a la aceptación, el amor y la lucha por encontrar el sitio en el mundo.
ALÍ VEFA

Alí Vefa no es el arquetipo del típico protagonista de una serie médica; es un joven diagnosticado con autismo y síndrome de Savant, una conexión que lo convierte ya en el mismo un personaje maravilloso a la par que lleno de matices. Alí está interpretado por Taner Ölmez conocido por su papel en ‘Medcezir’, y es un médico brillante cuya mente funciona de una forma distinta a la convencional. Su don de captar detalles susceptibles que para otros son secundarios hacen de él un profesional excepcional pero a su vez enfrentado a unas situaciones reversibles excepcionales. En una positiva información, el autismo de Alí no es un handicap, sino una forma de entender el mundo.
A lo largo de la serie somos testigos cómo su condición le permite diagnosticar enfermedades inquietantes y salvar vidas, pero también como le cuesta que acepten su forma de ser y el entramado hospitalario no siempre le caía bien; su llegada al hospital de Estambul como residente de cirugía representa un punto de inflexión: ha de demostrarse en un plazo de seis meses que puede seguir con la labor del lugar, dificultad que no todos van a confiar en que se puede realizar, lo que verdaderamente hace a Ali diferente no son únicamente sus habilidades clínicas sino su humanidad.
Un personaje que nos recuerda que la genialidad tiene múltiples formas y que la diversidad es la fuente de riqueza inagotable; la serie muestra cómo su forma de ver el mundo se modifica no solamente en su trabajo sino también en la vida de aquellos que le rodean; la interpretación de Taner Ölmez es entre otros, uno de los cuatro o cinco pilares que sostienen la serie. Un actor que sabe transmitir con un sensibilidad y con la profundidad suficiente para que el espectador automáticamente se identifique con su personaje, porque no solo refleja los rasgos del autismo sino también su notable vulnerabilidad y fuerza interior.
DRAMA, ROMANCE Y SUPERACIÓN

Pese a que se trate de una serie médica, ‘Doctor Alí’ no responde en ningún momento a los estereotipos asociados a tal concepto. Es —nunca mejor dicho— el clásico, el convencional drama entrelazado por el romance y la superación, una historia que te hace hacer clic en el primer minuto. No sólo hace referencia a los casos médicos que resuelved Alí con su ingenio, sino a su propia lucha de autoafirmación por hacerse un hueco en un mundo que no siempre lo comprende.
Uno de los elementos más brillantes de esta historia es lo referida que está a las historias interpersonales, dado que Alí no sólo se enfrenta a los prejuicios de sus compañeros, sino que también ha de hacer frente por primera vez a un amor complicado. La relación con Nazli (Sinem Ünsal) es uno de los ejes de la historia, la doctora empática que termina siendo su apoyo, demostrando cómo el amor puede prosperar en las más inesperadas circunstancias. Y el romance no es la única motivación emocional de la serie.
La relación de Alí con su familia en el hospital y con su grupo de compañeros que acaba siendo su segunda familia también presenta momentos de mucha emoción. A partir de ahí, la serie nos brinda varias temáticas: la lealtad, la amistad y la importancia de encontrar un espacio donde se pueda ser uno mismo. Cada capítulo es una montaña rusa emocional, con momentos llenos de tensión en las salas de operaciones que dan paso a escenas que hacen brotar lágrimas dadas las profundas emociones que despiertan.
La superación personal se pone igualmente de relieve una vez más en ‘Doctor Alí’. Alí debe dar cuenta no sólo de que es un médico, sino aprender a confiar en sí mismo y en los demás. Su camino a la superación es, al fin y al cabo, una lección de que la verdadera fortaleza no es conseguir librarse del miedo, sino saber encajarlo.
IMPACTO SOCIAL MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA

Más allá de la calidad narrativa y actoral que presenta ‘Doctor Alí’, la ficción turca deja igualmente huella a nivel social haciéndola una de esas series que escuchar. En un momento en el que la representación de la diversidad en los medios es más importante que nunca, la ficción turca es una ficción que da voz a una comunidad que muchas veces es invisibilizada o malinterpretada. Alí no es solo un personaje con autismo, Alí es una representación que descubre cómo las diferencias pueden ser una buena fortaleza.
En este sentido, la serie muestra con sensibilidad los retos a los que se enfrentan las personas dentro del espectro autista y las dificultades con las que tienen que lidiar, desde los propios prejuicios de la gente adulta, hasta las dificultades de comunicarse dentro un mundo que no está hecho para ellos. Pero también es cierto que muestra las habilidades especiales que estas personas pueden aportar y cómo la inclusión no solo es un acto de justicia, sino también una oportunidad para enriquecer a las sociedad.
‘Doctor Alí’ también anima a los espectadores a reflexionar sobre sus propias ideas preconcebidas de normalidad o discapacidad, demostrando una vez más que lo que de verdad incapacita a una persona no es su condición, sino cómo le impone la sociedad las barreras. Este mensaje, per se, aunque sutileza y poderoso, es quizás el mayor triunfo de la producción.
A su vez también tiene un impacto educativo importante ya que ayuda a desmitificar personajes que presentan autismo y síndrome de Savant de una manera correcta y realista (por lo demás, es una oportunidad para que el público lleve a los neurótipicos a entender mejor las condiciones de la experiencia de las personas con neurodiversidad y para que aquellas se sientan representadas en la pantalla). El compromiso con la empatía es otro de los retos de la serie.