¿Mercadona o Mercarroña? ¿Vale la pena trabajar allí? Se ha escrito mucho sobre el empleo en la empresa presidida por Juan Roig y existen distintas corrientes de opinión. Por un lado, los que aprecian a Mercadona, trabajan allí y se sienten bien pagados, disfrutan la oportunidad laboral y creen que es la mejor empresa del mundo. Por otro lado, los que hablan de Mercarroña, ahí encasillamos las voces de ex empleados, y empleados que ocultan su identidad para alzar la voz explicando que no es todo como nos lo están contando desde pseudo publirreportajes tutelados por la empresa valenciana. ¿Quién tiene razón?
En los últimos años Mercadona se ha convertido en uno de los grandes empleadores españoles. Crece a un ritmo de aproximadamente 1.000 empleos netos al año, mientras que otros grandes de la distribución, como El Corte Inglés se contraen. Para muestra un botón; en el año 2007 El Corte Ingles tenía 109.800 empleados. En 2015 (último ejercicio disponible) daba empleo a 91.931 personas. Por el contrario, Mercadona en el mismo periodo hace 10 años, tenía 60.000 empleados. Hoy tiene 75.000.
El algodón no engaña. El Corte Inglés, ejemplo hasta la pasada década de motor económico y generación de empleo, en los últimos 10 años se ha dejado por el camino 18.000 trabajadores. Mientras el modelo low-cost y de I+D+i de Mercadona, de indudable éxito, ha sumado 15.000 nuevos trabajadores. Eso sí, aun debe demostrar que es perdurable durante generaciones al igual que lo ha sido El Corte Inglés, aunque ahora no pase su mejor momento.
Pese a que El Corte Inglés conserva más empleados que Mercadona, es este último quien está contratando año a año y donde hay más oportunidades laborales para el común de los mortales. Pero, ¿es un empleo de calidad el que se genera? ¿Vale la pena trabajar en Mercadona?
Lo que dice la empresa
No te sorprenderá. En sus diversos informes publicados en la web, están encantados de conocerse. Algunos números son impresionantes, es cierto. Su aportación al PIB y al empleo es extraordinaria. Presumen de algunas singularidades que les hacen especiales. La empresa se autodefine como un empleador honesto, y con algunos atributos, que, de ser del todo ciertos, les hace extraordinarios. Pero no todo lo que brilla es oro.
Sin empleos temporales:
En primer lugar, los contratos indefinidos. Es una de las grandes cualidades de Mercadona. Todos los empleados son fijos. Eso es un atributo diferencial en un escenario laboral en el que España está a la cola de Europa. Hoy, el 74% de los contratos en nuestro país son indefinidos, pero los datos de nueva contratación son muy diferentes, durante el año pasado menos de un 10% de los nuevos contratos firmados fueron indefinidos. En ese escenario uno de los pocos empleadores generando empleo indefinido, es Mercadona.
Para el trabajador es positivo, sobre todo por la incertidumbre y estrés de la renovación o no del contrato, pero no es menos cierto que hoy en día los contratos indefinidos, con largos periodos de prueba y poca antigüedad en poco o nada difieren de empleo temporal. De hecho, de facto todos los contratos, indefinidos o no, son resolubles según la voluntad de la empresa, por lo tanto, en definitiva, podríamos decir que todos son temporales.
¿Paga mejor que el sector?
Otro de los objetos de orgullo de la empresa de Juan Roig es el salario. Presumen de pagar el mejor salario del sector.
Un trabajador de base comienza cobrando en Mercadona 1.100 Euros netos, y va subiendo año a año su salario a un ritmo del 10% hasta el cuarto año donde cobra aproximadamente unos 1.400 Euros netos
Pero, ¿es este el mejor salario de la distribución retail como pregona la empresa? Muy difícil saberlo, pero podemos compararla con otros grandes distribuidores que operan en nuestro país.
El salario medio en Mercadona es de 31.884 euros al año. En El Corte Inglés (Grupo consolidado) estaríamos hablando de 28.364 euros al año, en Carrefour, con 32.000 empleados, tan sólo 19.568 euros brutos al año y en Hipercor (excluyendo resto de empresas del Grupo El Corte Inglés) la media resultante es de 24.890 euros al año. Es decir, si bien no puedo decir que sea el distribuidor que mejor paga a sus empleados, es evidente que lo hace mejor que sus rivales directos. En algún caso de forma vergonzante superior, como evidencia la comparación con Carrefour. Conclusión: Mercadona paga bien, cuanto menos, mejor que sus competidores directos en el sector de la distribución.
No se puede achacar a la empresa que pague más a hombres o mujeres y eso si se critica en otras empresas de similar actividad. De hecho, en cuanto a conciliación laboral son un referente. Las mujeres pueden cogerse la baja estando embarazadas desde la semana 20 de gestación manteniendo su salario íntegro, y cuando termina la baja de 4 meses que habilita la ley, el convenio colectivo añade 1 mes más, con lo que las madres pueden descansar 5 meses, y no 4 antes de reincorporarse al trabajo.
Tal vez por estas ventajas el Instituto Internacional de Ciencias Políticas, quiero pensar que de forma objetiva, ha concluido que Mercadona es la empresa de distribución que mejor concilia la vida laboral y profesional. Puede que esto sólo sea una medalla de chocolate, pero es una medalla finalmente.
Otro de los atractivos son los planes de formación. Impartieron cursos de formación durante 2015 a más de 10.000 personas, con una inversión de 39 millones de euros. Muchos de ellos fueron cursos rápidos y básicos para facilitar nuevas contrataciones (formar personal de pescadería, enseñar el manejo de la caja registradora etc).
Entonces, ¿todo es idílico y tenemos que suplicar un empleo en Mercadona para nuestros familiares y amigos? Espera un momento, porque hasta este punto los datos macro son positivos y posicionan a Mercadona como uno de los grandes empleadores del país. Pero como en todo hay una intrahistoría, y no puede valorarse sin bajar al terreno de la microeconomía. Veamos la cara B, que también hay que conocer y valorar para entonces decidir.
Lo que no dice la empresa (y es tan real como lo anterior)
Hace algunos años un Juan Roig, en su afán de autoproclamarse como el Apostol Empresarial de los últimos tiempos, habló y lo hizo ex catedra dando lecciones al resto de los mortales. Sorprendió con unas declaraciones en las que decía “hay que trabajar como chinos para seguir viviendo como españoles”.
Es la típica analogía barata y poco afortunada, que se dice en la cena de navidad con 2 copas de más para hacerse el gurú simpático. Parece divertida a primera vista, pero, al analizarlo, acaba por parecer una comparación realmente estúpida.
Estoy convencido que hoy se arrepiente de sus palabras. Fíjate que podría haber dicho lo mismo de una manera más clara: “hay que dignificar la cultura del esfuerzo” que es lo que quería decir el pobre hombre. Pero no, tuvo que pisar el charco y se llenó de lodo. Imagino que ni para él ni para sus hijos quiere jornadas laborales de 16 horas… o tal vez le traicionó el subconsciente y se refería a lo que esperaba de sus empleados y quería decir que ellos deben trabajar como chinos, para poder vivir como españoles, y –añado yo leyéndole la mente- que él, como propietario de la empresa, pueda vivir como un cura. Esta es en cierto modo la crítica más más recurrente al empleo que ofrece la compañía, el grado de estrés y exigencia que requiere. Efectivamente Mercadona quiere que trabajes “como un chino”, parafraseando a su presidente.
Exigencia, sí. Pensar, no es tan necesario:
Mercadona ha creado en su guía de estilo para el trabajador un concepto denominado “Calidad Total”. Se trata de que hay que satisfacer 5 componentes. El jefe (los clientes), el proveedor de Mercadona, los trabajadores (aka los chinos), la sociedad (el cura, como antes hemos bautizado al propio Roig), y el Capital (con «c» mayúscula, vamos, la pasta gansa). Bajo esa exigencia todo cabe. Y en el modelo de calidad total cualquier cosa que atente contra esos 5 condicionantes, puede ser catalogada de falta grave y provocar un despido disciplinario. Desde no sonreír suficientemente al cliente, hasta aparcar en el parking de los supermercados, o pequeñas distracciones. Todo atenta contra la “calidad total”.
Dentro de ese estilo de gestión, no es de extrañar que empleen con su plantilla el planteamiento de “raqueta-pelota”. La empresa determina que los trabajadores no deben pensar (poca confianza tienen en ellos… entre los 75.000 alguno debe tener buenas ideas), deben limitarse a hacer lo que se les dice. Así con esta metáfora de nivel 5 de EGB determinan que el empleado “debe devolver la pelota cada vez que la empresa se la manda” y que la “pelota no debe pensar cómo mejorar la raqueta o mejorar la pista” ¡Hasta ahí podíamos llegar! Vamos es la manera de decirte que no pienses, que para eso ya está la empresa y que tú, pobre infeliz, no vas a mejorar los procesos sesudos de la compañía, estás solamente para hacer un trabajo mecánico. ¿Qué te has creído?
Es por ello que se indica a los empleados que el 95% de la jornada debe ser para realizar la rutina del trabajo encomendado. Y se les aclara que el otro 5%, desde luego no debe ser tiempo para pensar y discutir o pretender mejorar las depuradas técnicas de la empresa.
Bajas:
Mercadona tiene de lejos una tasa de absentismo laboral de ciencia-ficción. Muy lejos de la media del mercado. Si bien es cierto que en España hay mucho mucho mucho jeta y mucho mucho mucho absentismo laboral injustificado, los empleados de Mercadona se quejan de que en este punto el grado de exigencia es tremebundo. Hasta el punto de que está muy mal visto acudir al médico a que te de la baja. Lo que es un derecho laboral para todos los ciudadanos de a pie aquí no está bien visto. Sólo se acude al servicio médico de la empresa, compuesto por 100 médicos al servicio de Mercadona, que, salvo casos de extrema necesidad no da la baja nunca. Así se consigue que el absentismo de la empresa esté en el 0.78% en vez del 6% de media en nuestro país.
Es de lejos la empresa con menos bajas laborales de España. El tema de ese excelente resultado es la dudosa legalidad del uso de la sanidad y la justicia para amedrentar trabajadores y lograr ese extraordinario resultado.
No te van a permitir fácilmente que vayas al médico de la Seguridad Social, te o dicen abiertamente, y si lo haces corres el riesgo de despido más o menos inmediato. Por eso puedes encontrarte con escenas, en las que podemos ver a personas con algún tipo de lesión, en su puesto de trabajo, algo que rara vez veremos en otras empresas. Los médicos de la mutua de Mercadona si tienes algun problema no te dejan en casa, sino que te reubican a otro puesto (por ejemplo, en una caja para que estés sentado si tienes una pierna escayolada).
Esto es tan radical hasta el punto que el antiguo manual de la empresa denominaba a los empleados que se cogían una baja con la letra “T”, de terroristas. A alguien le debió parecer divertido, pero es tremendo el planteamiento. Esto ha creado numerosas quejas sindicales, y a los que no aceptan la realidad, el despido. Y es que Mercadona es una de las empresas que más crece en empleo neto, unas 1.000 personas al año, pero es la campeona de los despidos. Una media de 3.000 al año. En los últimos 3-4 años más de 11.000 personas han sido despedidas de la cadena de supermercados, la mayoría despidos disciplinarios.
El que no aguanta la exigencia y la filosofía de Juan Roig tiene una salida: ¡A LA PUTA RUE!
Es por eso por lo que los pocos trabajadores que se atreven a dar la cara lo hacen de forma oculta. Saben que este empleador no avisa ni hace prisioneros. Son bastantes casos donde las críticas a las actitudes laborales de la empresa en público o redes sociales que acaban con un inmediato despido disciplinario.
Clima laboral:
Muchas de las quejas van relacionadas con el clima laboral. El que haya un bonus colectivo (que puede no cobrarse, si por ejemplo un empleado falta al trabajo, o no es productivo) crea un clima de desconfianza y de chivatismo entre el personal. Incluso si no se cobra el bonus trimestral en ocasiones la empresa hace saber el motivo señalando al culpable, lo que le pone en el disparadero frente a sus compañeros, y hace que el ambiente sea difícilmente respirable.
Muchos centros viven auténticas guerra de celo en la que las actitudes de los empleados son delatadas continuamente al jefe. Y eso, que está tutelado por la empresa como mecanismo de optimización y control, se les ha ido de las manos. Por ese motivo de tarde en tarde aparecen informaciones surrealistas sobre despidos en la empresa. Por ejemplo, cuando se despidió a 2 empleadas con 6 y 16 años de antigüedad, por comerse 2 aperitivos, 2 saladitos (0,15 euros/unidad) que iban a tirarse a la basura al haberse pasado de fecha de caducidad. Tras el juicio y declararse el despido improcedente la empresa tuvo que dar marcha atrás. Quienes conocen bien estas prácticas admiten que detrás de esos casos siempre hay un empleado enemistado que habla con el jefe y le indica lo que ha visto o no. Chivatismo entre compañeros fomentado por los cargos medios y la empresa. Triste pero cierto.
Si acudes a un centro como cliente, es rara la posibilidad de que te encuentres al personal hablando uno con otros y cuchicheando, o criticando a la empresa. Y eso, pasa con una enorme frecuencia en otras empresas del sector, como El Corte Inglés, donde, o yo tengo muy mala suerte, o cada vez que me acerco a una caja me toca a mí la china, y debo esperar a que me cobren mientras los empleados se ponen a discutir unos con otros, te enteras de sus conflictos laborales, pelean sobre los días libres, o cotillean lo golfa que es Manolita, la de perfumería. Eso pasa muy a menudo, y lastra la imagen de la empresa.
Así existe un total mecanismo de control por parte de la empresa, que hay quién cataloga –de forma algo exagerada- como propio de una secta.
Otra práctica habitual es la relativa a la indumentaria personal, cuyo punto más polémico es el maquillaje en las mujeres. Si una fémina llega a trabajar sin estar maquillada o estándolo demasiado, puede ver como su jefe la manda a casa a maquillarse. Si reincide será sancionada.
Algunas de estas cosas son achacables al estrés que desde arriba impone la compañía a los mandos intermedios. Pero no hemos de olvidar que otras veces son resultado del exceso de celo de los carguillos, aquellos que hace 10 años empezaron de reponedores del supermercado y ahora, que son encargados de una sección, sufren el síndrome del guardia civil.
Les das una gorra, una porra y un silbato y se ponen a repartir a diestro y siniestro, con la falsa creencia de que, como han estado antes en ese puesto, “se las saben todas”. Vamos, que son los malotes del supermercado.
Y es que se trata en definitiva de un empleador exigente. Da mucho –para lo que es el sector- y exige mucho. Ambas máximas son ciertas.
Para muchos empleados lo peor que se le puede achacar es la falta de progresión en la empresa. Cuando llevas unos años hay muy pocas posibilidades de promoción, y para muchos es un ciclo de 5-10 años, donde llegan a un techo de cristal donde ven que no es un empleo para toda la vida. Si es que esto existe hoy en día.
Pero, ¿qué pasa cuando acaba el amor?
Acaba con frecuencia inusitada, ¡hasta 3.000 despidos al año en Mercadona! Si como novi@ es exigente, como ex pareja es muy dura. De entrada, para la firma de finiquito obliga a firmar duros acuerdos de confidencialidad que obligan a no poder hablar ni criticar a la empresa en medios de comunicación ni en redes sociales bajo pena de sanciones económicas. Esos acuerdos que son clausulas casi de directivo, pero obligan con ellas a casi todo el personal, y son efectivas: muchos prefieren guardar silencio, u opinar de forma anónima en foros de internet antes que enfrentarse a un problema legal con su ex empleador, que no se anda con chiquitas.
Estas cláusulas, aun cuando son toleradas por el que las firma (que remedio, si no firma no cobra y tiene un juicio), son inaceptables y es evidente que coartan la libertad de expresión. Las cláusulas de confidencialidad existen para evitar la fuga de información clasificada de las empresas, no para amordazar a los empleados que salen de las mismas y menos aprovechando persona de escasa formación y precario empleo que se han quedado sin su puesto de trabajo y tienen en frente la maquinaría legal de una gran compañía.
Por cierto 3.000 despidos al año es una pasada e imagino que tendrán para gestionarlos un abogado en cada esquina. ¡Eso si es crear empleo de calidad!
¿Mercadona o Mercarroña?
Con esa pregunta empezábamos y con ella concluimos. Cada uno debe sacar sus propias conclusiones. Si quieres un empleo bien pagado para en el sector de la distribución deberás estar dispuesto a pagar su precio, y es alto. El umbral del dolor es diferente para cada ser humano, y lo que para unos es un trabajo idílico para otros, no deja de ser un infierno.
Si quieres trabajar en la empresa puedes consultar las ofertas de empleo y hacerles llegar tu curriculum aquí saca tus propias conclusiones y no te fíes demasiado de lo que lees en medios, que critican ferozmente, o alaban sin fin. Como en casi todo, vale la pena no quedarse en titulares, y detenerse a analizar los pros y los contras.