¿España? Sol, paella y toros. Tradicionalmente, la imagen que se tenía de España fronteras afuera, y que actuaba como imán para atraer turistas, era esta. Con el paso de los años, siguen vigentes, pero habría que añadir una cualidad más: seguridad.
Que se lo pregunten a los cerca de dos millones de turistas que, con motivo de la denominada como primavera árabe, y allá por 2011, dejaron de acudir a destinos como Túnez, Turquía o Egipto, y cambiaron su hoja de ruta hacia el país de la piel de toro.
Durante 2018, España volvió a batir su récord de turistas extranjeros: 82,6 millones (un 0,9% más que en 2017). La cifra sigue siendo positiva, pero los crecimientos de años anteriores se frenan. Ahora que ese flujo parece haberse estacando, y que esos destinos retoman poco a poco su protagonismo, la calidad de las infraestructuras, del servicio, o de los hoteles conforman un triunvirato clave para retener al turista según diferentes asociaciones relacionadas con nuestro particular ‘petróleo’.
La guinda a todo ello, una vez más, volverá a ser la seguridad. Según Frontur y Egatur, la seguridad ciudadana es uno de los aspectos que más incrementa el grado de satisfacción de los turistas.
Según el Real Instituto Elcano, España es el sexto país más seguro del mundo. Únicamente Singapur, Japón, Indonesia, Suiza y Suecia tienen mejores números en este apartado. Dependiendo de las variables escogidas, la posición puede oscilar. Así, el Global Peace Index sitúa a España en el puesto 23 de 163 naciones. Eso sí, por delante de vecinos como Italia (puesto 38), Reino Unido (41), Francia (51) y hasta de Estados Unidos (114).
La seguridad ciudadana es uno de los aspectos que más incrementa el grado de satisfacción de los turistas
Si nos centramos en la Unión Europea, la posición ocupada es la cuarta en cuanto al número de delitos que se cometen, en este caso tras Grecia, Portugal o Italia. Y, si se habla de índices de criminalidad, se sitúa en el tercer cajón del podio (dentro de la UE de los quince), después de Portugal y Grecia, según Eurostat.
A modo de curiosidad, hay seis veces más posibilidades de morir asesinado en Finlandia que en España. El buen clima, la gastronomía o la vida social conforman un cóctel cuyo ‘sabor’ es una de las menores tasas de homicidios del mundo. Pero hay más ‘ingredientes’: convivencia pacífica, instituciones que velan por la seguridad, educación, integración de migrantes…
En este último aspecto, y a pesar de haber atravesado el periodo de crisis más largo de la historia reciente de España, no se han producido conflictos violentos de convivencia como los que tuvieron lugar en Francia, Reino Unido o Italia.
ESPAÑA Y LA CRIMINALIDAD
Fruto de esa coctelera, y echando la vista atrás, en España mueren por homicidio o asesinato un 30% menos de personas que hace tres décadas. Dicho de otra manera: sólo Alemania, Francia y Portugal tienen una tasa de asesinato más baja. Por cada 100.000 habitantes, muere por esta circunstancia un 0,7 (el dato más bajo de los últimos diez años). La media, a nivel global, llega hasta 5,3, según datos del Banco Mundial.
¿Más datos que confirman que España es un país cada vez menos violento? La cifra de condenados adultos por sentencia firme y los delitos cometidos han disminuido notablemente en 2018. Mientras que en el año 2017 fueron 285.336 adultos condenados, en el año 2018 fueron 271.526, según datos del INE. Es decir, un 4,8% menos.
La criminalidad también ha visto como menguaban sus guarismos, en este caso, reduciéndose un 11% desde el año 2010. Por ‘criminalidad’ se entienden todos aquellos delitos tipificados en el Código Penal. Por ejemplo, asesinatos, robos y agresiones. En estos tres ámbitos, España puede sacar pecho ya que, mientras en Alemania se producen 75 delitos por cada 1.000 habitantes, aquí esa cifra se reduce a 48 delitos por cada mil.
¿Así lo percibe la ciudadanía? Cierto que un hecho violento siempre llama más la atención que la inauguración de un colegio, o la apertura de una carretera. Pero, aunque episodios de violencia de género siguen existiendo, y su número no baja como sería de desear, lo cierto es que la inseguridad ciudadana no es uno de los motivos de preocupación más relevantes para los españoles.
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, la ‘inseguridad ciudadana’ no está entre las respuestas más votadas: al comienzo de la crisis, allá por 2008, quienes lo consideraban así eran el 10% de los españoles. Una década después, ese porcentaje ha descendido hasta el 2,6%.
Otra estadística, en este caso del Eurobarometro, también es rotunda: el 95% de los encuestados considera que su ciudad, municipio o pueblo, es un lugar seguro para vivir. Lamentablemente, y como excepción que confirma la regla, los robos con violencia en domicilios en los nueve primeros meses de 2018, según el Ministerio del Interior, han aumentado respecto a 2017: un 3,3%. Fuente del sector de seguridad aseguran que, en el cómputo final del año, ese porcentaje disminuirá.
A esta placentera sensación de seguridad, avalada por todos los indicadores antes citados, se suman las nuevas tecnologías y las empresas de seguridad privada que, con sus servicios y avanzados sistemas de seguridad, convencen hasta el más desconfiado de los españoles de irse de vacaciones durante dos semanas sin miedo de que entren en su casa.
Un dato: el mercado de la seguridad privada en España creció el año pasado un 4,3% respecto a 2017, llegando a alcanzar hasta los 4.500 millones de euros. Lo mismo ocurre con el número de vigilantes de seguridad, que están mejorando las cifras desde 2016, cerrando el año con un incremento de 3,5%. Según el Ministerio del Interior, el número de alarmas con conexión a Central Receptora de Alarmas en España ha pasado de 1.677.680 en 2016, a 1.845.305, en 2017. Por tanto, se ha producido un incremento del 10%. De cara al futuro, se estima que el negocio seguirá creciendo.