Los consumidores españoles podrían tener una nueva preocupación para su bolsillo en unos meses. Y es que la Unión Europea estaría trabajando para intentar paliar las importaciones de energía eléctrica que llegan a Europa desde zonas con requisitos de emisiones de carbono menos exigentes (y también menos caros). Unas medidas que de implementarse conllevarían un aumento en el precio de la factura de la luz en países como España o Italia.
La nueva política energética que están siguiendo algunos países europeos, en especial el territorio nacional, va en contra de la cruzada contra las emisiones de carbono que está ejecutando la UE. En los últimos meses, España ha tomado una posición cínica respecto a la descarbonización que debería estar llevando a cabo: por un lado, el partido socialista presentó uno de los planes de cambio de mix hacia las energías renovables más ambicioso de todo Europa, mientras que por otro lado aumentó con fuerza la compra de energía eléctrica producida en Marruecos cuya generación es más sucia, esto es que emite mucho más carbono.
Hasta la fecha, España siempre había sido exportador neto de energía eléctrica para distintas regiones africanas. Una tendencia que empezó a revertirse el pasado mes de diciembre, y ha continuado en enero y febrero de 2019, hasta llegar a importar en el último mes cerca de 200 GWh, mientras que en los últimos cuatro años de media en el segundo mes del año se exportaban cerca de 400 GWh, con picos en 2016 y 2017 que se acercaron a los 700 GWh.
Lo anterior, obviamente ha propiciado que los españoles se hayan beneficiado de un pago mucho más laxo en sus facturas eléctricas, ya que mientras Marruecos emite unas 640 toneladas métricas de CO2 por cada GWh, el mix español apenas genera un tercio, en concreto 247 toneladas métricas por cada GWh. Entonces, los casi 500 GWh que se han importado en los últimos tres meses suponen un ahorro en bonos de emisión de carbono de 0,127 millones de toneladas, que ha sido lo que ha ayudado a no disparar el precio de la luz en los primeros meses.
Aunque, como contrapartida, se ha producido una emisión extra de cerca de 0,196 toneladas métricas de CO2 a la atmósfera. La expulsión de dicho gas tiene como especial contrapartida el territorio africano, las centrales que se utilizan son las de Marrakech, pero obviamente una parte importante también llegan a Europa, lo que terminaría obligando a actuar a la UE si se prosigue. De hecho, las estimaciones de Bloomberg es que de seguir así se podrían terminar por importar más de 1.800 GWh lo que llevaría unas emisiones extras de carbono de al menos 0,4 millones de toneladas métricas de CO2, aunque España ahorraría bonos por 0,8 millones de toneladas de CO2.
ITALIA Y ESPAÑA EN EL DISPARADERO
En principio parece un plan perfecto, o al menos bastante bueno, al importar energía más barata y que, además, te ahorra pagar una importante cantidad en bonos de emisión de carbono. Tanto ha sido así, que otros países (del sur de Europa) han empezado a utilizar dicha práctica, en concreto Italia. Los transalpinos han empezado a importar energía eléctrica de Los Balcanes (más exactamente de Montenegro), la cual se produce con lignito que es todavía más contaminante.
«será complicado de legislar, por las muchas variantes, aunque si su uso se hace masivo Bruselas estará obligado a ello»
La Unión Europea por su parte no tenía en el radar dicho atajo energético, ya que dentro de la definición de fugas de carbono con la que trabaja no incluye las emisiones filtradas debido a la electricidad importada. «Bruselas podría estar enfrentado una nueva batalla contra la compra de energía eléctrica a países no cubiertos por el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE, lo que hace que se más barata y que podría dificultar el progreso hacía la descarbonización«, señalan desde un informe interno de Bloomberg.
Aunque por el momento no ha transcendido nada, más allá de que en Bruselas se sigue con lupa el caso y ya hay informes sobre ello, diversas fuentes señalan que para atajar está situación se podría tomar una serie de medidas como: obligaciones a los importadores de electricidad de dichas regiones más laxas de comprar derechos de emisión o también está sobre la mesa un impuesto a dichas adquisiciones (cómo está ocurriendo en California). Pese a todo, las mismas fuentes también explican que «será complicado de legislar, por las muchas variantes, aunque si su uso se hace masivo Bruselas estará obligado a ello».