jueves, 26 diciembre 2024

España ante el ‘efecto repartidor’: la devaluación salarial que viene para la logística

La crisis del covid-19 amenaza con dejar grietas muy profundas en la economía española. En especial, en el mercado laboral. De hecho, la pandemia ha acelerado ciertas tendencias de fondo ligadas a las nuevas tecnologías, cuyo patrón común es la de impulsar la devaluación salarial. El llamado -y temido- efecto Amazon. Pero el problema es que no se trata (solo) de los ya maltratados riders, que apenas suman un par de decenas de miles de empleados. Sino que se extiende por uno los sectores que lidera la creación de empleo en España y que supone el 5% de la fuerza laboral del país, con un millón de empleos: el logístico.

A la denominada Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, reunida el pasado viernes 5 de junio, se le hará poco o ningún caso. Al fin y al cabo, en España (que así nos va) se legisla según dictamina la masa y no las evidencias empíricas. Pero sirve para conocer de primera mano los problemas que atormentan a los expertos. Así, uno de los más respetados, Rafael Domenech, responsable de BBVA Research, alertó en la misma de los graves problemas que enfrentará España en materia laboral en los próximos años.

«La crisis actual puede tener efectos permanentes sobre el mercado de trabajo, el nivel de actividad, la desigualdad y el bienestar», explicó Domenech. Uno de los problemas de fondo, entre los muchos que hay, es que el crecimiento del comercio electrónico traerá consigo el auge y una mayor penetración de las empresas superestrella. Así, a medida que los ciudadanos se dirijan a internet para satisfacer sus necesidades de consumo, una tendencia que se ha multiplicado con el covid-19, más empresas buscarán su espacio allí. Aunque el principal beneficiado será el depredador de la red, esto es Amazon.

EL EFECTO AMAZON SE EXTIENDE EN EL SECTOR

El gigante del comercio electrónico genera fuertes distorsiones allí donde llega, dado su enorme tamaño. Un exhaustivo estudio por parte de The Economist, meses atrás, demostró que los salarios relacionados con el sector caían hasta un 10% de media a medida que se establecía Amazon en la región. Además, el informe alertaba de que se hace más profundo con el paso de los años. En Lexinton, en EEUU donde colocó uno de sus primeros almacenes, al paso de ocho años el salario era un 30% menor. En Chesterfield, en Virgina, disminuyeron un 17%, mientras que en Tracy lo hicieron un 16%.

Lo anterior, lleva a que exista pelea continua entre Amazon y los trabajadores. Un ejemplo de ello, es el centro de trabajo de Alcalá de Henares donde las huelgas se suceden, solo en 2018 se convocaron seis. Algunas de ellas, debido a que muchos de los trabajadores se les cambio de convenio y se les inscribió en otro con una importante rebaja salarial. Un ahorro de unos 3.000 euros por trabajador, según explicaban fuentes sindicales.

Pero, el hecho de que sea Amazon el principal beneficiado no deja exento que sus efectos, en forma de devaluación salarial, se extiendan por todo el sector de la logística. Al fin y al cabo, para competir en el mercado cada vez se requieren entregas más rápidas y a un menor coste, lo que provoca que todas las firmas busquen ajustarse a esa flexibilización de costes. Además, que si muchas no lo consiguen, o no lo hacen, probablemente desaparecerán ante otras que sí.

¿CÓMO SE GENERA EL EFECTO AMAZON?

La devaluación salarial que experimenta el sector de la logística, como se comprueba con los datos de distintos estudios, se beneficia de una serie de peculiaridades de su propio empleo. En principio, se trata de un trabajo poco cualificado, dado que el 90% de los trabajadores de Amazon están en los almacenes, no en las oficinas. Además, cada vez lo son menos, puesto que los adelantos tecnológicos de la firma le permite automatizar todavía más el proceso. Con un aparato que te marca la ruta a seguir para realizar el proceso, la experiencia pierde sentido más allá de los primeros días.

Los almacenes de Amazon cuentan con una fuerza laboral que se divide en tres grandes grupos: por un lado, los que ordenan el inventario. Por otro, los que sacan los artículos de los estantes, llamados recolectores. Por último, los que empaquetan los pedidos. Para todo ellos, cómo se puede comprobar, unos brazos fuertes y unas piernas jóvenes son más eficaces que la experiencia. Por ello, más de la mitad de los trabajadores de la firma tienen menos de 35 años y, también por esto, la relación laboral no es extensa. Así, el segundo ingrediente es pescar en el mercado laboral juvenil.

En esto, España tiene un problema mucho más serio. La fuerza de Amazon le convierte en un monopsonio, un demandante con excesivo poder negociador, que puede poner sus propias reglas del juego. Esto es, ofrecer salarios más bajos que el resto. En principio, no debería ser así, puesto que nadie querría trabajar en él. Pero, aquí entra otro de los pilares de su estrategia: el paro, en especial, en juvenil. Un paro muy alto, en España es de los más altos de la UE, permite un número alto de trabajadores y posibilita mucha rotación, lo que es una bendición para la flexibilización de costes que busca la compañía.

LOS PROBLEMAS QUE AMENAZAN A ESPAÑA

Así, los almacenes de Amazon se suelen colocar en zonas más deprimidas o con mayor paro. Alcalá de Henares es un buen ejemplo de ello. Así, la firma buscaba una población que cumpliese primero las condiciones de proximidad entre Madrid ciudad y el aeropuerto. Una exigencias que cercaron la decisión entre San Sebastián de los Reyes, Alcobendas o la propia Alcalá, pero lo que terminó decantando la decisión fue que la última tenía en ese momento, en pleno 2012, una tasa de paro un 18% superior a las otras dos. Más adelante, se ha extendido por Torrejón de Ardoz que destaca por su volumen de desempleados.

Por último, Amazon compensa a sus trabajadores con beneficios sociales, como seguro privado o pagos flexibles en acciones, que le permite también mantener esa política de bajos salarios junto a la captación de empleados. No todo iba a ser malo. Por lo que al final, una vez la devaluación se ha extendido por el sector, Amazon es capaz de atraer todavía más fuerza laboral y puede volver a impulsar de nuevo el círculo.

El problema más importante al final es que todos esos factores, que empujan el efecto Amazon, son mucho más potentes en España. Y, todavía, lo serán más tras la crisis. La falta de cualificación entre jóvenes está entre las más alta de la Unión Europea, además, el paro está disparado, tanto el general como el juvenil. Tampoco contamos con un servicio de empleo que funcione de forma eficiente, lo que otorga más poder a este tipo de empresas. Por ello, Domenech en su intervención sobre la reconstrucción no solo avisa de las grietas en el mercado laboral, sino que pedía entre otras cosas un portal de empleo más sólido para que los trabajadores tengan más información que reste fuerza en el mercado a Amazon.

En definitiva, demasiado frentes abiertos y efectos en contra en un momento crítico para la economía española. En los próximos años, el sector logístico se convertirá en uno de los pilares del empleo, ha crecido casi un 50% desde el 2012, pero estará marcado por los salarios cada vez más bajos. En España, quizás, el efecto todavía sea mayor. Al fin y al cabo, el objetivo último es que sean sustituidos por robots en el caso de los trabajadores de almacén o por drones para los repartidores. Aunque para eso todavía queda, tampoco tanto como se cree, los empleados son un mal menor a los que se les trata como eso mismo.


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