Hoy se celebra un importante consejo de administración en El Corte Inglés. En él, entre otras cosas, deberán aprobarse o no las cuentas de 2017. Se trata de un consejo de alta tensión.
Este es el primer consejo que no será dirigido por el secretario del mismo, sino por el propio presidente Dimas Gimeno, que ante la grave crisis accionarial de la empresa ha dado un paso al frente para desbloquear urgentemente la situación de la compañía.
La principal novedad es que todos los puntos del día serán votados. Eso no es nada habitual hasta la fecha en los consejos de El Corte Inglés.
Dimas Gimeno presentará el informe “Creando futuro para El Corte Inglés” que analiza iniciativas para la profesionalización de la gestión y la mejora de perspectivas de negocio de la compañía.
El siguiente punto del orden del día será afrontar y votar la salida a bolsa urgente de la empresa. Un paso más en la profesionalización de la gestión, que, a la vista de las diferencias entre las familias, y las minorías accionariales (sólo la Fundación Ramón Areces tiene una participación significativa susceptible de calificarse como “de control”, con el 37,39%), debe afrontarse por el bien de los empleados y del negocio de inmediato. Pese a la confusión reinante, la preparación de la empresa para salir a bolsa está más cercana que nunca. Recordemos que es parte del contrato firmado con el Jeque Hammad bin Jazzim bin Jaber al Thani (aka Jeque Hammad para los amigos).
Apuesten a que El Corte Inglés acabará cotizada en bolsa en los próximos años. Nada mejor, y más estable para sus empleados, que verán como la gestión pasa del cortijo a tener que ser profesional por exigencia del mercado
El ejercicio de cumplir los estándares de buen gobierno de una cotizada debe hacerse sí o sí, es mandatory. En caso de votarse en contra de este punto del día todos los consejeros quedarán retratados. Y si los consejeros saben un poquito del Jeque y como se las gasta cuando le tocan la moral, muy posiblemente no se anden con tonterías tampoco en este punto del orden del día.
Sería divertido ver a los bocachanclas que llevan años vendiendo la moto de que El Corte Inglés bajo ningún concepto saldrá a bolsa, si este punto se aprueba.
Lo que sí es perfectamente posible es que, tras la preparación para cotizar, el consejo apruebe no hacerlo efectivo a corto plazo. Para protegerse de las circunstancias del mercado -que anda revuelto-, Dimas Gimeno en la negociación con el Jeque Hammad introdujo una cláusula según la cual la preparación es imprescindible, pero luego el consejo tiene la última palabra según las condiciones de mercado para ejecutar la decisión.
Otro de los puntos calientes será la auditoría de seguridad. ElDiario.es publicó hace semanas el escándalo de la seguridad del Corte Inglés (facturaciones millonarias, comisiones), después los sobrecostes recogidos por Economía Digital
Conocedor el consejo de esas prácticas y muchas otras aterradoras que aun no han visto la luz y lo harán en próximas fechas, se aprobó a regañadientes una auditoría de seguridad. Meses después nos encontramos que sigue sin hacerse ni presentarse. Y no es que los chicos de EY sean super vagos (“curiosa” designación, por cierto, es la empresa auditora de cuentas e inquilina de El Corte Inglés en el antiguo edificio Windsor). Es simplemente que hay un mínimo o nulo interés en hacerla, ya que muchos miembros del consejo saben el precio que pueden acabar pagando por ello.
Muchos muertos en los viejos armarios de Hermosilla. Y mucho miedo a que salgan demasiadas cosas poco confesables y dificilmente explicables, a la luz. Hacen bien en tener respeto a su propia empresa de seguridad, nadie se salva de los chicos de Mega2 (¡por el amor de Dios, ¡no confundir con MERCA2!), la empresa de seguridad de Fernández-Cernuda que realiza actividades “singulares”.
Y la verdad es que disponen de un despliegue de medios materiales sin precedentes. De otro modo no soy capaz de entender cómo es posible que tenga alrededor, de forma constante, furgonetas de la misma empresa cuando cojo el coche por Madrid.
El enviado del Jeque Hammad no asistirá de forma presencial al consejo sino por voz. Posiblemente esté tan hasta el gorro de Falcon Crest, que no ha querido coger el Jet privado desde Londres a Madrid. Tampoco sus anfitriones en El Corte Inglés han tenido la deferencia de instalarle un sistema de videoconferencia para poder verse las caras. Casi mejor para él. Cuando las hermanas Álvarez Guil sufran algunos de sus conocidos altibajos emocionales, y pierdan previsiblemente los nervios («¡somos la propiedad!»), podrá silenciar el sonido del altavoz e irse a correr por Hyde Park.
Reunión de última hora de parte de el consejo de El Corte Inglés
Ayer mismo, en la previa al consejo, se vivió un nuevo intento de convencer a Dimas Gimeno que ceda en su obsesiva pretensión de cumplir el mandato de su tío Isidoro. Una nueva oferta económica, que no fue ni tan siquiera valorada por el presidente. El “frente juventudes”, integrado por Florencio Lasaga (84 años) y Carlos Martinez-Echevarria (83 años) acompañados por Jesús Nuño de la Rosa, le plantearon de nuevo el arreglo económico. Dimas Gimeno fue una vez más tajante, no aceptará un apaño económico por desvincularse de El Corte Inglés.
Dimas Gimeno ha repetido por activa y por pasiva que no acepta un apaño económico para renunciar a la empresa de su tío, que antes de morir le nombró presidente
Por cierto, ¿quién dijo que es una empresa casposa y sin sentido del humor? ¡No es cierto! Florencio Lasaga es el máximo responsable de Informática de El Corte Inglés. Todo muy lógico porque seguro, que dada su formación y su juventud, es el hombre ideal en la empresa para dirigir la filial de informática. Verle discutir de pentaflops con los chavales, mientras se conectan a una VPN, debe ser épico.
El Corte Inglés, de Cortylandia a Cortijolandia
Un cortijo. Es en lo que pretenden convertir a esta icónica empresa algunos de sus accionistas. Y es lo que socialmente se debe evitar. Y la mejor manera es saliendo a bolsa o al menos cumpliendo los criterios de buen gobierno para ello (están a años luz). Hay multitud de accionistas y deben todos integrarse y reglar su participación mediante órganos profesionales, y para eso acudir a los mercados es una buena solución. No pueden seguir las posturas enfrentadas, con vísceras en las manos. Así es imposible llegar a un acuerdo y están jugándose cargarse El Corte Inglés. O simplemente que el Jeque Hammad lo vaya comprando a precio de saldillo.
El Corte Inglés, que está en un momento delicado, necesita un consejo independiente y unos gestores profesionales. No se trata de familias, no se trata de apellidos, no se trata de novietes, se trata de perfiles con experiencia suficiente como para afrontar el futuro y los retos que acechan a la compañía, cosa que hoy no sucede por el constante y obsesivo acoso y derribo accionarial.
Por mucho que nos quieran hacer ver que se trata de dos partes enfrentadas, y que una es el 70% de las acciones, es falso. Primero son bastante más que dos bloques, y con muchas aristas. Y en segundo lugar, las hijastras de Isidoro, Cristina y Marta Álvarez Guil («¡somos la propiedad!»), poseen el 15% de las acciones de la empresa. Desde ahí, y según cuentan espoleadas por el inquietante Víctor del Pozo (al que sus compañeros conocen como “El Yoplait”), han tomado al asalto la Fundación Ramón Areces.
Dicha Fundación, tenía mandato fundacional de independencia de El Corte Inglés, y eso no está siendo respetado. La han convertido en un cortijo. Ante está situación, absolutamente irregular, César Álvarez, hermano de Isidoro pedirá amparo al Ministerio de Cultura, garante de la fundación.
Hoy, día del consejo «caliente» de El Corte Inglés, desde MERCA2 esperamos que entre todos y para todos al fin reine la cordura y lleguen a un acuerdo que termine con está ridícula batalla accionarial. En caso contrario, el Jeque Hammad acabará merendando su especialidad, como ocurrió en Harrods, se hará con la enseña española al precio de saldillo, como explicamos hace semanas en el artículo El Corte Inglés de la Media luna.
Con las cosas de comer no se juega, y cruzar el Rubicón siempre tiene un precio.