Una película de ciencia ficción en la Casa Real. Así es como muchas voces han catalogado la historia de amor entre Juan Carlos I y la reina doña Sofía. De un tiempo a esta parte, Casa Real se ha puesto las pilas y he intentado preparar una agenda de eventos que hicieran olvidar el vendaval de información vertidas sobre la jubilación deluxe del Rey Juan Carlos I: Sanxeno, Saint-Tropez, Irlanda, Ginebra… Y todo eso, en el cincuenta por cierto de las ocasiones (y que hayamos visto) en compañía de su amiga especial, Marta Gayá.
No hubo parches, censura ni veto posible para tapar lo que Eduardo Inda decidió publicar en su diario: «My girlf» (=mi novia). Así se refería el Rey Juan Carlos a la mallorquina Marta Gayá en una llamada pinchada y filtrada casi veintisiete años después.
1Casa Real y su constante ‘everything is ok’
El primer intento de unión familiar y silencio sepulcral tras el tsunami de escándalos del rey Juan Carlos fue el entierro de doña Alicia de Borbón y Parma. En palabras de la propia Casa Real y dejando bien claro que todo estaba bajo control, informaron de lo siguiente: «Sus Majestades los Reyes y Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía asistieron al funeral que se celebró en la Capilla del Palacio Real de Madrid en memoria de Su Alteza Real Doña Alicia de Borbón-Parma y Habsburgo-Lorena, Infanta de España, que falleció el pasado 28 de marzo a los 99 años de edad.
De un escándalo a otro y tiro porque me toca. Los Reyes Eméritos saludaron cariñosamente a dos sus hijas allí presentes, Elena y Cristina. No obstante, ni Felipe ni su esposa, Letizia, dirigieron mirada o palabra hacia el lugar donde se encontraban las infantas. La tensión se podía cortar con un cuchillo, pues era era el primer acto en el que la hija pequeña del Rey se presentaba oficialmente tras la publicación de la sentencia del caso Nóos, juicio al que acudió como imputada pese a su absolución definitiva. Menos suerte corrió su marido, Iñaki Urdangarín, condenado a 6 años y 3 meses de prisión.