La alimentación saludable está invadiendo los hogares, los supermercados y hasta da pie a la proliferación de restaurantes vegetarianos o simplemente de un tipo de comida más healthy. El sector cárnico es el principal perjudicado en este juego, el primer alimento en sacrificar. Las verduras, hortalizas e incluso los pescados viven su particular edad de oro entre las florecientes tendencias alimentarias: vegeterianos, veganos, flexitarianos o realfooders.
El sector de la carne no puede permitirse perder adeptos, por eso, renovarse o morir se ha convertido en su mejor filosofía. Así, la tendencia de consumir de forma saludable ha llegado también a los productos cárnicos. Sin olvidar, por otra parte, cómo las alternativas vegetales están despuntando, convirtiéndose para ciertos consumidores en un sustitutivo de la carne, con productos como las hamburguesas, el seitán u otras, con un crecimiento que roza el 25%.
El consumo de pavo fresco crece un 2% en el último año, según el informe “El corte healthy de la carne” de Nielsen, dado a conocer con motivo de Meat Attraction, la feria del sector cárnico en Madrid. Un auge que ha afectado a otro tipo de aves de carne magra y “saludable”, como el pollo, cuyo consumo cae prácticamente un 1%.
Por el contrario, los constantes mensajes que asocian una dieta saludable a la reducción del consumo de carne roja repercuten negativamente en estos productos. Esto explica la caída registrada por el vacuno de hasta un 1,7% en volumen.
LA CHARCUTERÍA SALVA EL SECTOR
No obstante, los cárnicos siguen siendo una de las principales categorías de la cesta de la compra, con un gasto superior a los 15.000 millones de euros, un 2,8% más que el mismo periodo del año anterior, si bien la demanda se muestra más estancada (0,4%).
La excepción la marcan los platos preparados, que siguen siendo auténticos dinamizadores de la categoría, y crecen a un ritmo del 6% tanto en gasto como en demanda, al hilo de las tendencias actuales del consumidor de buscar productos que le solucionen la vida.
Por su parte, dentro de la charcutería, se observa cómo los consumidores están optando por productos de mayor valor añadido. El caso más paradigmático es el jamón serrano y el ibérico. El primero cayó un 1,3% en demanda, mientras que el segundo creció un 8,7%. Ese desplazamiento de consumo se debe en parte al “abaratamiento” del ibérico frente al “encarecimiento” del serrano en un segmento de producto que también tiene cierta relación con dieta mediterránea, alta en proteínas, saludable, etc.
Según el experto en distribución de Nielsen, Ignacio Biedma, “en un contexto de alza de precios, visible en todas las categorías de frescos, las alternativas más convenience como la charcutería y los platos preparados están encontrando más acomodo en el consumidor. No perdamos de vista tampoco un posible stopper en el horizonte, el auge de los vegetarianos y veganos, que representan uno de cada diez consumidores y que es una tendencia en boga en las nuevas generaciones y que deberemos observar qué techo tendrá”.