El verano es la época de las bodas por excelencia. Más allá de su magnetismo y creatividad, siempre tan especiales para la mujer, las bodas es un mercado competitivo y en constante evolución, que se rige por sus propias leyes y códigos, altamente rentable y protagonista de interesantes movimientos corporativos. Pero, además, es uno de esos negocios donde España puede presumir, sin pudor, de tener influencia. O, mejor dicho, de ser toda una potencia mundial.
No sólo por la calidad de los diseños de autor made in Spain, que marcan tendencias vistiendo a famosos y celebrities, e inspirando a fabricantes y diseñadores de todas las latitudes. Desde su nacimiento, a principios de los años 90 del pasado siglo XX con Barcelona como epicentro, la moda nupcial española se ha ganado un merecido puesto en el mundo.
Aunque su volumen todavía es pequeño, el sector mueve mucho dinero. Los dos grandes operadores en España -Pronovias y Rosa Clarà-, han sabido crecer en el exterior dejando su impronta personal y esquivando así la caída de matrimonios en España.
Clará se marchó de Pronovias para montar su propia firma y competir con su ex jefe, Palatchi. Han tenido algunos litigios
En realidad, no todo es tan idílico. Sus líderes y artífices, Alberto Palatchi y Rosa Clará, le han puesto tanta pasión al negocio que también han tenido sus disputas. Clará trabajó en su día junto a Palatchi en Pronovias pero dejó la compañía para montar su propia firma. Su ‘mala’ relación es un secreto a voces, con algunas acusaciones de traición y competencia desleal que terminaron en los tribunales.
Eso sí, el negocio de la moda nupcial es altamente rentable y muy singular. El líder en este competitivo universo blanco, Pronovias, lleva más de 50 años vistiendo a novias en 90 países. Su cifra de negocio alcanza los 150 millones de euros, con una cuota de mercado que ronda el 45% o 50%. Le sigue, a una distancia considerable, Rosa Clará, a la que los expertos otorgan un 20% del mercado nacional y ventas de unos 60 millones de euros.
A tenor de estos porcentajes, la mayor parte del suculento pastel, cerca de un 70%, se reparte entre los dos grandes. El tercer grupo del sector, la murciana GB Design Group, cuya marca principal es Cabotine, vende sus creaciones a través del canal multimarca por medio de una exclusiva red de boutiques. El resto de las millonarias migajas se divide entre una decena de pequeñas y medianas empresas y pequeños ateliers como Vertize Gala, que aspira a reinar en el segmento low cost, las catalanas Jesús Peiró, Yolancris y Raimon Bundó, o la sevillana Franc Sarabia, entre otras.
DEL CORTEJO DE BC PARTNERS A LA BODA CON NICOLE
Hace un año, el fundador y único dueño de Pronovias, Alberto Palatchi, sorprendía al mercado cediendo el control de la empresa familiar. Hicieron falta cuatro meses de cortejo para que BC Partners, un fondo de private equity inglés, lograra el “sí quiero” de Palatchi, de orígenes judíos-sefardíes.
Tras convertir la modesta empresa de telas y encajes de su padre, un inmigrante turco, en un próspero negocio internacional, en julio de 2017 Palatchi decidía ceder el testigo de la compañía al capital riesgo. El elegido, BC Partners, con sede central en Londres y oficinas en Hamburgo y Nueva York, es un viejo conocido en España por sus inversiones en Amadeus y Clínica Teknon, las otras dos compañías que han marcado el aterrizaje del fondo británico en nuestro mercado.
Por Pronovias compitieron una docena de fondos paneuropeos en una de las subastas más reñidas del año. Finalmente, BC Partners se impuso en la puja a KKR, Carlyle, PAI Partners, Advent, CVC, L Catterton, Bain Capital y Permira. Pese a no contar con oficina local, el private equity británico, que tiene a Ignacio Moreno como hombre fuerte para España, se llevó el gato al agua con una oferta que valoraba Pronovias en 553 millones de euros. En concreto, BC Partners pagó 497 millones por el 90% de la compañía, aportando unos 247 millones en recursos propios (equity). Palatchi, por su parte, se mantuvo como accionista minoritario con una participación residual, cercana al 10%.
Cuando se cumple un año en manos de BC Partners, el nuevo dueño de Pronovias acaba de anunciar su primera operación: la adquisición de su competidora italiana, Nicole Fashion Group, para ganar volumen, generar economías de escala y maximizar una rentabilidad que de por sí ya es alta. Tamaño, tamaño, tamaño…
Igual que ocurre en la distribución de moda, el volumen se ha convertido en la clave del éxito de las empresas de moda nupcial. Al hacerse con Pronovias, el fondo británico se marcó el objetivo de liderar la consolidación de un mercado muy fragmentado, comprando firmas complementarias en EEUU y Europa. Con Nicole, una compañía de tamaño sensiblemente inferior, refuerza su liderazgo en el viejo continente y amplía su cartera de marcas.
Por Pronovias compitieron una docena de fondos. Un año después, el ganador ha comprado la italiana Nicole
Todo apunta a que Pronovias seguirá comprando más compañías complementarias. Aunque la española tiene una amplia presencia geográfica, su tamaño todavía dista mucho del volumen de los gigantes estadounidenses. Al otro lado del Atlántico, el rey es David’s Bridal, el mayor operador de moda nupcial del mundo, que factura 600 millones de dólares, seguido de otro titán, el también gigante estadounidense Justin Alexander. Francia, Italia y España cuentan con grupos locales importantes. Lohrengel reina en Alemania; Pronuptia y Cymbelline, en Francia; y Ellis Bridals, en Reino Unido. El resto de mercados europeos los controlan operadores extranjeros.
Pero si hay un país altamente fragmentado ése es, sin duda, España, el feudo de Pronovias, donde, junto a las grandes empresas internacionales y nacionales, conviven pequeñas y medianas firmas de corte familiar, con una gran especialización y penetración locales, y talleres de artesanía de donde salen las “colecciones de autor”. En la última década, este último segmento del mercado ha crecido exponencialmente y, hoy por hoy, cuenta con unos 50 diseñadores. En su mayoría, jóvenes creadores que realizan un trabajo único y artesanal con cada una de las piezas.
En cuanto a Rosa Clará, muchos la definen como “la dama española de los trajes nupciales”. Una emprendedora visionaria que ha roto moldes. Cuando dejó de ser la mano derecha de Alberto Palatchi, en 1993, abrió una pequeña tienda de prêt-à-porter en el Paseo de Gracia de Barcelona. Ese primer establecimiento fue la semilla con la que la empresaria y diseñadora ha creado el segundo imperio español de vestidos de novia, con 140 tiendas y 3.500 puntos de venta en todos los continentes.
Desde 2015, Rosa Clará es la única dueña y propietaria de su holding, Rosa Clará Holding Corporativo. A finales de 2013, su socio durante 20 años, Enrique Coronado, salió de la compañía por motivos de salud y le vendió su 34% del capital dejándola el 100% del accionariado. Aunque según ha contado ella misma se ha retirado parcialmente -trabaja seis meses al año y descansa otros seis-, no parece que entre los planes de Clará esté el buscar socios o hacer “un Palatchi” vendiendo su compañía.
LAS NOVIAS, EN SUS BODAS, DAN EL SÍ QUIERO EN ESPAÑOL
¿Cómo luchan nuestras empresas en el competitivo segmento de las novias, donde sólo hay 170.000 potenciales clientes al año, y donde la atención, las exigencias del consumidor y los tiempos de producción son tan diferentes? La moda nupcial mueve alrededor de unos 1.300 millones de euros en España, lo que representa el 13% del sector textil, según recoge el informe Millennial Brides. Nacer en los 80’s, casarse hoy, realizado por el profesor del IESE José Luis Nueno.
Las 700 empresas que conforman la industria nupcial española emplean a más de 6.000 personas. Pronovias, Rosa Clará, Marco y María, y Yolancris son algunos de los nombres más potentes en el universo nupcial en el exterior, donde los principales mercados para los vestidos de novia made in Spain son Europa (77% de nuestras exportaciones), Asia-Pacífico (10%), Latinoamérica (7%) y EEUU (5%).
Somos el segundo productor del mundo, sólo por detrás de China, y uno de los países que más exportan. España es el único mercado occidental con una producción superior a la demanda interna y a las novias les gusta dar el sí quiero en español. Se estima que una de cada diez novias en todo el mundo viste de moda española, y siete de cada diez trajes confeccionados en nuestro país se exportan a los cinco continentes. Con 755.000 vestidos producidos al año, España no compite en volumen contra China. Los factores diferenciales de nuestra industria respecto al gigante asiático son dos: diseño y claridad.
No parece que Clará esté buscando socio ni que tenga previsto hacer “un Palatchi” vendiendo su compañía
Aunque el número de parejas que se dan el “sí, quiero” ha descendido, los españoles nos seguimos casando. Cada año se celebran más de 171.000 bodas en España. Según los últimos datos del INE, en la última década, los enlaces se han reducido un 16,3%, perdiendo la cota de las 200.000 ceremonias. Mientras que en 2007 hubo 204.772 enlaces, la cifra se redujo hasta 171.454 el año pasado.
Religiosa o civil, ante el altar o ante el juez, el concepto de boda ha cambiado mucho. Hay menos matrimonios oficiales y la nueva familia española implica, cada vez en más casos, padres sin pasar por el altar. Pero, aun así, las celebraciones se mueven al alza y la fiesta va ganando protagonismo. Además, en los últimos cinco años, las redes sociales han transformado totalmente las bodas.
Nina Pérez, CEO de Bodas.net, recuerda que las parejas se casan más tarde, las bodas son menos religiosas y, además, a las novias les gusta compartir todo el proceso previo al enlace. El portal lanzado por Pérez junto a su socio, Francesc Baldrich, con el que trabajaba en la aceleradora de negocios grupo Intercom, supo ver y aprovechar ese hueco de negocio. Amandine Ohayon, la nueva jefa del imperio Pronovias lo reconoce también: “Las redes sociales son un arma fundamental para nosotros. Las novias cuelgan las fotos de los vestidos que se prueban sin decir cuál será el definitivo y deciden en relación a los likes que reciben”.
Una de cada diez novias en todo el mundo viste de moda española, un sector que mueve 1.300 millones de euros
¿Cuánto cuesta de media una boda en España? El precio de celebrar y vestir el amor sigue siendo abultado. Los españoles nos gastamos, de media, unos 20.000 euros en la boda, según El libro imprescindible de las bodas, del profesor Carles Torrecilla. Un coste que han dejado de asumir los padres para pasar a afrontarlo los propios contrayentes. Invitaciones, trajes, flores, alianzas, el banquete, el dj, el fotógrafo y otros tantos extras que encarecen la factura, como las weddy planners, las sweet tables, los fotomatones….
Pero, a la hora de coger el papel y de echar números, donde no se suele escatimar gastos es en el vestido de novia: la prenda más esperada y compleja, la de un solo uso. Las novias se gastan de media unos 1.729 euros en el vestido. Buscan, llegan, compran y, en principio, ya no vuelven a la marca, lo que hace que el precio en el sector sea algo más secundario.
Por eso, en la moda nupcial los márgenes son elevados pero, al mismo tiempo, la convivencia con el gigante chino, la necesidad de digitalizarse y las propuestas del fast fashion representan desafíos a los que las empresas tendrán que responder si quieren convencer a la novia del futuro. Las marcas tienen una misión muy clara: vestir los sueños de todas las novias y llegar a estar presentes en todo el mundo.
Ya sean las bodas a la manera más clásica, en forma del sagrado sacramento del matrimonio, o más cool, el amor no deja de celebrarse. ¿Cómo lo haremos y lo vestiremos dentro de 20 años? La industria se adaptará a lo que tenga que venir. Aunque en los últimos años se ha tambaleado con la crisis, de momento ha sabido evolucionar de forma vertiginosa y adecuarse a los nuevos tiempos.