La alianza entre Pfizer y BioNTech ha dado la vuelta al mundo. Los avances logrados para desarrollar una vacuna, llamada BNT162b2, eficaz frente al covid-19, de manera conjunta, les ha granjeado fama mundial por unos días. Y no es para menos. Aunque para muchos ha pasado desapercibida la profunda relación que tiene la Fundación de Bill & Melinda Gates con ambas. De hecho, dicha alianza probablemente nunca hubiera ocurrido sin la intervención de dicha organización.
Todo empieza en febrero de 2020, cuando Pfizer coloca en su consejo de administración a la que fuera consejera delegada de la fundación del matrimonio Gates, Susan Desmond-Hellman. La ejecutiva desempeñó el cargo desde el 2014, tras ejercer como rectora de la Universidad de California (San Francisco, EEUU). La elección se hizo con efecto inmediato, mientras ya se investigaba el covid-19, y se le dio plenos poderes para asesorar al consejo de gobernanza y sostenibilidad.
La elección de Desmond-Hellman también sirvió para reforzar al comité de ciencia y tecnología. Curiosamente, al poco de llegar la ejecutiva Pfizer se interesó en una firma alemana desconocida para muchos llamada, BioNTech, que se dedicaba a experimentar con vacunas contra enfermedades infecciosas. De hecho, ambas sellan su alianza a principios de marzo cuando todas las farmacéuticas del mundo estaban ya imbuidas en una carrera por sacar una vacuna o un tratamiento eficaz contra el covid-19.
BIONTECH TRABAJA CON LA FUNDACIÓN GATES PARA DESARROLLAR VACUNAS
Lo anterior no sería más que una coincidencia, sino fuera porque la propia Desmond-Hellman había trabajado estrechamente con la compañía germana cuando estaba en la nómina de la Fundación Bill & Melinda Gates. En concreto, los contactos oficiales se remontan a septiembre de 2019, cuando ambas partes firmaron un acuerdo para identificar vacunas preclínicas que desarrollasen inmunoterapia para la prevención del virus del VIH y la tuberculosis. Además, el pacto incluye también actuaciones para la remisión a largo plazo sin terapia antirretroviral de enfermedades por sida.
Un acuerdo en el que se involucró la propia Desmond-Hellman personalmente. Al fin y al cabo, a lo largo de su carrera como científica ha trabajado muy estrechamente con el virus del VIH. En concreto, la oncóloga trató e investigó el cáncer relacionado con el sida en San Francisco y Uganda tanto en los años 80 como a principios de los 90. Una casualidad que ha terminado ofreciendo a una y otra compañía, con la fundación como telón de fondo, más que rentable a nivel económico y, sobretodo, mediático.
Al final, el enorme poder que posee la fundación de unos de los hombres más ricos del mundo en el sector pharma hace que este ligado a prácticamente todas las compañías. Al fin y al cabo, la organización ha centrado gran parte de su labor durante muchos años en el desarrollo de vacunas y fármacos para hacerlos llegar hasta los más desfavorecidos. Una actitud loable a la que han dedicado miles de millones de doláres y que les ha granjeado una enorme repercusión ya sea para lo bueno, como actor relevante, como para lo malo, imán de conspiraciones.