La banca europea se enfrenta a su futuro más negro, a no ser que el Banco Central Europeo (BCE) sea capaz de ponerle fin. Para ello, el organismo monetario está perfilando un nuevo salvavidas (que se conoce como Tiering System) que permita a las entidades recuperar algo de oxígeno en su negocio, muchas de ellas se despeñan más allá de mínimos históricos, a la vez que evita que las mismas empiecen a cobrar a sus clientes por guardar su dinero. Además, bajo dicho método se pretende volver a elevar al alza los índices de referencia del crédito, como el euríbor, que están en la actualidad en sus valores más bajos desde siempre.
La utilización de los tipos de interés negativos es una de las principales herramientas que está utilizando el BCE para influir sobre la economía real, pero a su vez están siendo un quebradero de cabeza para las firmas financieras europeas y sus cotizaciones. Por ello, el lobby bancario ha conseguido poner entre la espada y la pared al organismo al colocar en el debate público la conveniencia de empezar a cobrar a su clientes por guardar su dinero. Lo que sería una situación inédita en la historia moderna, tiene su explicación (desde el punto de vista de las entidades), ya que a ellas se les obliga a pagar (lo que se conoce como Facilidad de Depósito) un 0,4% por dicho dinero.
De hecho, los bancos mantenían un exceso de reservas en el BCE de 1,86 billones de euros, lo que supone actualmente un coste de más de 7.500 millones de euros anuales al nivel actual de la facilidad de depósito. En el caso de las entidades españolas, que acumulan un exceso de efectivo de 109.000 millones, el pago de intereses por dicho concepto asciende a 438 millones y sería la cantidad que estarían dispuestas a repercutir sobre sus clientes si en los próximos años la situación persiste o empeora, como parece que podría pasar una vez Christine Lagarde se acomode en el sillón de mando del organismo.
Para combatirlo, el BCE estaría perfilando la puesta de largo del denomiado tiering system que implicaría limitar la cantidad de exceso de reservas por las que deberían pagar los bancos. Así, los analistas Fernando Rojas, Federica Troiano y Rui da Mota Guedes en el último volumen de ‘Cuadernos de Información Económica‘ de Funcas proponen dos escenarios distintos por los que podría optar el BCE: por un lado, se levantarían los pagos por un 95% del exceso de reservas, lo que llevaría a reducir el coste para las entidades a 370 millones de euros. Por otro lado, la exención se dejaría en el 70% (escenario más probable) dejando la factura en 2.240 millones.
Con el nuevo sistema, los bancos no sufrirían tanto para conseguir elevar su rentabilidad y evitaría así que se trasladase el coste a los ciudadanos, lo cual podría producir efectos perversos no deseados por el organismo bancario. Además, tampoco se trata de un modelo novedoso, ya que otros bancos centrales ya lo han impulsado para ayudar a sus entidades como el japonés, el suizo, el danés o el sueco. Por último, el tiering system generaría otros beneficios a largo plazo para la banca, ya que les ayudará a generar más márgenes en sus operaciones.
OTRO EFECTO BENEFICIOSO PARA LA BANCA
De hecho, el efecto de la facilidad de depósito (que actúa como impuesto) no es el único problema para la banca, ya que “existe otro impacto, potencialmente mucho mayor, y es el derivado del anclaje que dicho tipo negativo ejerce sobre la curva monetaria, que sirve como referencia para las operaciones de crédito y depósito con la clientela”, se apunta desde el estudio de Funcas. Esto es, traducido a un lenguaje menos técnico, es que ese -0,4% que cobra el BCE arrastra a otros indicadores que se utilizan en hipotecas o créditos (como el euríbor) hacía ese mismo nivel dañando los ingresos (es una tasa negativa) que perciben los bancos.
El BCE está perfilando un sistema (tiering) que buscaría que los bancos no paguen por el 100% de sus reservas y, con ello, evitar que cobren por los depósitos de sus clientes
Un contratiempo que es todavía mayor dado que el más suceptible de hacerlo, el que se denomina Eonia, se utilizará a partir de octubre (aunque en realidad será el Eonia más una tasa fija de 8,5 puntos, que se llamará €STER) para ser la referencia oficial en cualquier préstamo. Por ello, el efecto de reducir progresivamente la facilidad de depósito, pero castigando los excesos como hasta ahora, buscaría en el largo plazo empujar a dicho índice al alza y generando más rentabilidad a la banca.