Los hay que son de los Rolling o de los Beatles. Los hay que son del Real Madrid o del Atlético de Madrid. Y los hay que son de perro, y los hay que son de gato. A la hora de decidirnos por tener tal o cual mascota entran multitud de variables, incluidas las filias y las fobias por unos o por otros.
Si nos adentramos en el aspecto económico, mantener un gato es más barato que mantener a un perro. El coste de tener un felino es de 550 euros anuales, frente a los 850 euros que conlleva tener como compañero a un perro. Los datos son de Acierto.com.
El comparador de seguros incluye diferentes variables, como las vacunas, los collares y otros accesorios. Por ejemplo, si una persona se decanta por un gato, el comprador tendrá que gastar hasta 50 euros menos en vacunas. Si decide esterilizar a su mascota, la diferencia entre gatos y perros es de unos 130 euros. Cantidades que también son inferiores en los mininos si nos referimos a la desparasitación y a la higiene del animal. Entre otras razones, porque los gatos salen menos de casa.
Asegurar un gato es más barato porque no necesita tener cubierta la responsabilidad civil
Si tanto se quiere a la mascota, lo normal es que se contrate un seguro. “Un seguro de gato puede ser más barato que uno pensado para un perro de raza potencialmente peligrosa. Principalmente porque un gato necesita tener cubiertos accidentes y enfermedades, pero no tanto la responsabilidad civil”, concreta Amanda Cuns, experta de Acierto.com.
LA PÓLIZA DEL GATO
Un dato interesante a la hora de asegurar un gato o un perro es que, en el caso de ser un perro de raza potencialmente peligrosa, las compañías pueden permitirse el hecho de elevar la prima. Con los felinos no es así. Y es que el daño que puede causar un perro de raza potencialmente peligrosa, o no peligrosa, suele ser mayor.
Cuando una persona contrata un seguro de un gato, y muchos seguros lo hacen, se cubre tanto los costes fruto de indemnizaciones a terceros como aquellos derivados de gastos médicos y accidentes. El caso más claro de esto último es la caída desde una ventana. También se consideran como daños a terceros las enfermedades transmitidas. Aunque, eso sí, dependerá si el servicio viene paquetizado o pueden elegirse las coberturas.
¿Qué otros condicionantes se tienen en cuenta por la compañía de seguros a la hora de asegurar a una mascota? Para empezar, la edad. También la raza. Hay algunos animales de raza que tienen cierta predisposición genética a padecer ciertas enfermedades. Sin olvidar que su precio es más elevado. Asimismo, el estado de salud general.
Y, tal y como sucede con otros tipos de seguros, las coberturas que se quieran contratar influyen en el precio final. Eso ya depende del bolsillo y del cariño que se tenga al gato o al perro. Por eso, muchas aseguradoras incluyen asistencia telefónica de orientación veterinaria, compensaciones económicas en caso de robo, y cobertura de gastos por extravío. Sin olvidar estancias en residencias, gastos de desplazamiento por llevar a cabo tratamientos especializados, o el coste del sacrificio e incineración.