Es la gran obra de México: un total de 1.525 kilómetros y 16 estaciones repartidas en diferentes estados. Así es el conocido como Tren Maya, una infraestructura a la que sólo le queda un tramo por licitar: el 5. La última oportunidad para Luis y Mauricio Amodio de subirse al tren o quedarse varados en vía muerta respecto a la obra más emblemática de su país. Lo curioso es que las empresas españolas son clave para que lleguen a la estación final de destino con los laureles del triunfo. También son la dura competencia que pueden hacerlos descarrillar.
En el primer caso, Caabsa se ha asociado con OHL (de las que también son máximos accionistas) y Comsa. Y quienes pretenden ponerles palos en las ruedas son Sacyr, ASCH, Aldesa y Acciona. Será el próximo viernes 29 de enero cuando Fonatur, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, emita el fallo sobre quién construirá el tramo 5, en su vertiente sur (Playa del Carmen-Tulum). Posteriormente, lo hará con el tramo norte (Aeropuerto de Cancún-Playa del Carmen).
Son ya tres los intentos que los hermanos Amodio han hecho por participar en el Tren Maya. En las tres ocasiones anteriores en las que presentaron propuestas, las mismas fueron desechadas al estar su puntuación por debajo del mínimo exigido en cuanto a recursos técnicos y humanos. Por ejemplo, y en el tramo 3, incluso presentaron la mejor oferta económica, aunque no consiguieron adjudicarse las obras. Finalmente fueron para un consorcio en el que estaban presentes la española Azvi, Construcciones Urales y Gami Ingeniería e Instalaciones de México.
LOS AMODIO, BIEN POSICIONADOS
Siguiendo con el símil ferroviario, el tren de los Amodio ha arrancado con cierto retraso respecto a algunos de sus competidores. Pero no en el furgón de cola. Es ASCH, con sede en Madrid, y perteneciente a DG Holding Group, la que mejor oferta económica ha presentado junto a Power China y otros seis socios locales: 559 millones de euros. Eso no quiere decir que el consorcio de Caabsa, OHL y Comsa no pueda recuperar el terreno perdido. Como ya ocurrió en el pasado, y Caabsa puede dar buena prueba de ello, la ‘plata’ no siempre es sinónimo de victoria.
Porque, además, la firma de los Amodio es quien marcha detrás: ha puesto sobre la mesa 584 millones de euros para llevar a cabo la obra. El tercer puesto es para Sacyr, junto a Calzada Gordillo y Escudero, con un montante de 590 millones. Más alejados están Acciona, con el grupo México, cuya propuesta es de 641 millones. Y, por último, Carso, de Carlos Slim, cuya oferta es de 1.012 millones de euros. Otros gigantes de las infraestructuras también optan a este último tren como Mota Engil, La Peninsular (de Carlos Hank), o ICA en diferentes consorcios.
DURA COMPETENCIA
Algunos de los contrincantes de Caabsa, OHL y Comsa ya tienen experiencia en el Tren Maya. El tramo 1, por ejemplo, está en manos del consorcio Mota Engil, en colaboración con China Communications Construction, Grupo Cosh, Eyasa y Gavil Ingeniería.
El tramo 2, por su parte, corre a cargo de Carlos Slim. En concreto, se desarrolla por Cicsa y FCC Construcción. El tramo 3, como ya ha quedado reseñado, fue para la española Azvi, Construcciones Urales y Gami Ingeniería e Instalaciones de México. Mientras que el tramo 4 recayó en Ingenieros Civiles Asociados (ICA). Los dos tramos restantes que quedan, el sexto y el séptimo, ya tienen nombre propio: la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).
No es la primera vez que Caabsa se asocia con Comsa para intentar participar en el Tren Maya. Ambos ya fueron de la mano en el tramo 3 que no consiguieron conquistar. Sin embargo, sí es la primera ocasión que cuenta con el apoyo de OHL, una vez que los hermanos Amodio son los máximos accionistas de la constructora española con un 16%. Debido a diferentes retrasos, Caabsa vio cómo le cancelaron la construcción del ferrocarril interurbano México-Tuluca.