Entre mensajes de revolución digital, digitalización, inteligencia artificial o, incluso, términos como Blokchain con los que presidentes, ceos, altos directivos o políticos riegan los medios de comunicación y conferencias pasa inadvertido aquello que realmente está cambiando el panorama empresarial: la nube. Aunque el motivo de su lapsus no es otro que el costoso desarrollo que exige que solo pueden asumir unos pocos gigantes. No obstante, eso también supone una importante barrera de entrada. Por ello, los más avanzados en este nicho cómo AWS (de Amazon) y Azure (de Microsoft) ya pelean por el mayor pastel en forma de ingresos en la próxima década.
El desarrollo en la nube es el principal elemento que empuja, y empujará en los próximos años, el negocio del software. Además, lo hará por una razón muy poderosa: supone un importante ahorro de costes para cualquier empresa y, cualquiera sabe, que pocas cosas hay más sagradas que eso. De una manera muy básica, la nube funciona a través de los llamados IDEs (Entornos de Desarrollo Integrado) que son plataformas básicas para trabajar en ello desde cualquier parte, con una velocidad mayor, con todo tipo de posibilidades. Para hacerse una idea, el desarrollo en la nube en el Siglo XXI apunta a lo que ha sido el desarrollo de internet en las últimas décadas. Simplemente, una nueva forma de ver el mundo.
Pero el futuro no es fácil verlo, de hecho, cada sistema y área evoluciona tan rápido que es difícil tener un concepto amplio. Así, en algo más de tres horas, Andy Jassy (Ceo de AWS, la firma de negocio en la nube de Amazon), habló más de revolución tecnológica y futuro que cualquier presidente o alto directivo en España en los últimos años. Para Jassy el nuevo panorama conforma «cambio más titánico que hemos visto en tecnología en nuestra vida». Se trataba del colofón final de la conferencia ReInvest en la que firma sacó hasta 28 productos nuevos enfocados al desarrollo empresarial en la nube.
AZURE SUMÓ EL PRIMER PUNTO CON JEDI
Si bien AWS está en la cima del desarrollo en la nube, su máximo competidor Azure (la firma de Microsoft) no le va a la zaga. Para Amy Hood, CFO de Microsoft, Azure «representa una de las mayores oportunidades de expansión que creo que han existido (…) cada vez que paso el tiempo pensando en lo que puede ser, siento que puede ser mucho más grande». De hecho, la compañía se apuntó un tanto importante de cara a la confianza del mercado cuando se adjudicó el contrato JEDI del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. La pugna final entre ambos, dado que ninguno otro paso el corte (ni siquiera Google con Cloud), también les encumbró como enemigos íntimos.
Azure, al igual que AWS, ofrece a sus clientes una variedad muy amplia de servicios de infraestructura y de plataforma para los desarrollos necesarios. Al final, para poder desarrollar entornos tecnológicos altamente confiables necesitas o bien una infraestructura propia o alquilar la existe. En eso radica (o radicaba, como veremos) el negocio en la nube. Hasta la fecha, en este juego Amazon iba ganando, pero como reconoce el analista Daniel Ives esto puede cambiar próximamente: «Amazon ganó claramente la primera fase del desarrollo en la nube, pero Microsoft dominará la siguiente fase a medida que capte más participación y reduzca significativamente la brecha en los próximos años».
LA NUBE MÁS ALLÁ DE SER UNA INFRAESTRUCTURA
El desarrollo de este tipo de tecnología es muy cara por muchos motivos: en primer lugar, porque se trata de una infraestructura sobre la que trabajan otras empresas. Como ocurre con otras compañías especializadas en desarrollos de infraestructuras, desde eléctricas a petroleras o constructoras, el gasto de capital es muy alto, pero a su vez es capaz de generar unos flujos continuos de ingresos. También, se trata de desarrollos al más alto nivel, casi novedosa, lo que supone mano de obra de muy alta cualificación.
Pero lo anterior, está cambiando. Firmas como AWS o Azure han desarrollado un efecto red muy potente. A medida que las compañías empezaron a utilizar la infraestructura de la nube y trasladaron todos sus datos han empezado a usarlo para todo tipo de funciones. Ahora, ya no solo se ofrece infraestructura, sino que también se explota el almacenamiento, bases de datos, análisis externos de datos, seguridad, control de acceso y así hasta cerca de 180 servicios que, por ejemplo, son casi el doble de los que ofrecían hace tan solo dos años.
En definitiva, el cambio clave en los próximos años será que la nube será el lugar donde se cuelguen y se puedan encontrar todos los datos. Una inmensidad de datos, cada vez se generan más y más, que hará muy pequeño lo que conocíamos de internet. Lo anterior, genera un efecto red muy potente, puesto que atrae cada vez más clientes y a su vez generan más datos. Se transforma, así, en un círculo virtuoso. En este entorno, firmas como AWS y Azure son capaces de crear herramientas para tratar y delinear dichos datos y explotarlos, ya sea para captar más o para venderlos (siempre que sea posible) a terceros. Primero fue la infraestructura. Ahora, ya se trabaja con la interrelación y explotación de otros servicios con los clientes.