Volvo ha comunicado que destinará casi 700 millones de dólares (683 millones de euros) para solucionar los problemas que conlleva un componente defectuoso de control de emisiones que se desgasta más rápidamente de lo esperado en sus camiones, si bien no ha especificado el número de unidades ni modelos específicos afectados.
Mientras el mundo mantenía la mirilla de su fusil en los coches de motor diésel y los grandes fabricantes como Wolkswagen, BMW y Daimler seguían luchando en los tribunales y ante la sociedad por los escándalos relacionados con la medición de emisiones, saltó la noticia en Suecia. Volvo informó en octubre que los problemas con esta pieza, que tiene su origen en un proveedor externo, “podrían ser importantes”.
Se trata de un componente de control de emisiones utilizado en ciertos mercados con estrictos estándares de emisiones. Su degradación conduce potencialmente a la liberación de emisiones que exceden los límites. En concreto, el componente afecta a camiones vendidos en Europa y Estados Unidos, según comunicó la compañía.
Las acciones de la compañía sufrieron una fuerte caída en la bolsa sueca. Desde octubre, el precio de la acción ha pasado de 160 coronas suecas (algo más de 15 euros) hasta tocar suelo en 114 coronas suecas (algo más de 11 euros) a finales de 2018. Por tanto, el retroceso acumulado tras la noticia supera el 28%.
Volvo no cree que todos los camiones con el componente defectuoso se vean afectados ya que, tal y como ha informado la compañía, “no todos estos vehículos lo tienen y no todos donde se instala este componente superarán los límites de emisiones aplicables”. Por esa razón, la marca ha preferido no calcular un número de unidades ni modelos específicos afectados.
Fuentes oficiales de la marca sueca sí han confirmado que en estos momentos están en “negociaciones constructivas con las autoridades relevantes sobre el proceso para abordar este asunto, aunque no se han alcanzado las decisiones finales y todavía no estamos en condiciones de estimar el calendario”. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos informó en octubre que estaba en conversaciones con Volvo sobre este tema.
LA MEDIDA DE VOLVO CALMA LOS MERCADOS
La provisión afectará a los ingresos operativos relativos al cuarto trimestre que acaba de finalizar, mientras que tendrá un impacto en el flujo de efectivo en los próximos años, comunicó el jueves el fabricante sueco en un comunicado emitido después del cierre de la bolsa en Estocolmo. El coste esperado se compone de varios factores. Entre ellos, pruebas de vehículos, análisis estadísticos y discusiones con las autoridades, ahondó Volvo. La compañía «evaluará continuamente el tamaño de la provisión a medida que se desarrolle el asunto», tal y como ha recogido Bloomberg.
El segundo mayor constructor de camiones del mundo ha preferido poner la venda antes de conocer el alcance de la herida. Esta medida ha sido bien recogida por el mercado después de que Citigroup declarara que el tamaño de la provisión era «mejor de lo que se temía», lo que repercutió en una subida de las acciones de Volvo superior al 2% en la apertura de la sesión del viernes.
Se trata de una cantidad relevante, ya que los 7.000 millones de coronas suecas suponen casi un 25% de su beneficio estimado para 2018. El Departamento de Análisis de Bankinter considera que “esta situación no hace más que unirse a los problemas de Volvo, cuyas cifras se están viendo muy afectadas por cuellos de botella en su cadena productiva y un aumento de sus costes de producción”.
Del mismo modo, fuentes oficiales han confirmado a este medio que “si el vehículo de uno de nuestros clientes se viese afectado por este problema, haremos todo lo posible para solucionarlo de la manera más eficiente posible, y además Volvo asumirá el coste derivado del taller”.