Barcelona para los barceloneses. Este es el lema de la guerra contra el turismo emprendida por el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido por Ada Colau. A la movilidad contra el vehículo privado, especialmente dañina para los trabajadores del Área Metropolitana de Barcelona, se ha sumado ahora una batalla contra los cruceristas que pasan unas pocas horas las calles de la ciudad y la presión a los hoteleros para incrementar los precios de las habitaciones.
Colau, que ha impedido el crecimiento de las plazas hoteleras en la Barcelona desde 2015, carga ahora contra la estrategia de los hoteles de la ciudad para atraer al turista nacional. Y es que, con la pandemia numerosos hoteles han tenido que cerrar las puertas ante la falta de personas venidas de fuera. Asimismo, los hoteleros de la ciudad tenían que cambiar el objetivo fijado en el turista internacional para acoger al nacional durante los dos últimos años.
A mí me gustaría que subieran los precios, los hoteles nunca tienen que competir por precio
El Gremio de Hoteleros, que concentra el 90% de estos establecimientos en Barcelona, evita hablar de precios. Cada hotel fija los suyos en función de sus expectativas y servicios. Sin más. Desde el Consistorio, creen que la estrategia de precios bajos debe acabar y esquivar una normalización de la misma para evitar atraer al turista de peor calidad. Su apuesta es únicamente por el turista que se puede permitir pagar cerca de 400 euros en tres días solo por alojarse en el hotel, más comidas, compras y transporte.
EL AYUNTAMIENTO, CONTRA LA BAJADA DE PRECIOS HOTELEROS
«A mí me gustaría que subieran los precios, los hoteles nunca tienen que competir por precio«, ha afirmado el concejal del PSC, Xavier Marcé. Esta estrategia es la que precisamente han llevado a cabo los hoteleros abiertos en Barcelona para poder aumentar las cifras de ocupación durante los últimos dos años. Sin turismo internacional, Barcelona tenía que reformular todo el modelo para atraer al nacional.
Según el edil socialista, los hoteles de la Ciudad Condal deben evitar «entrar en una subasta» de precios para conseguir los clientes. Es más, «deben tender a subir precios para competir en calidad, por lo que ofrecemos, lo que somos, no porque venga más gente a quien le dé todo igual. Este incremento cercenaría por completo la llegada del turismo nacional medio, que recorre las calles sin un objetivo concreto -según el concejal- y sin planificación previa del viaje.
El Gremio considera que ese el objetivo. «Cuando los precios bajan, la calidad del turismo es inferior«, ha apuntado Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteleros. Sin embargo, modificar de nuevo el modelo requiere tiempo y forma. En la pandemia, los hoteles redujeron precios y comprobaron que el turismo que venía «no disfrutó la ciudad con una idea clara de lo que viene a hacer». Y es que, este turista se lo piensa dos veces antes de pagar por actividades.
ALOJARSE EN BARCELONA, MÁS BARATO EN 2022 RESPECTO AL 2021
Pese a estas declaraciones, alojarse en Barcelona el pasado abril es más barato respecto al mismo mes del año pasado. De hecho, el precio medio de las habitaciones se situó en 150 euros hace un mes, un 8% menos respecto a hace un año. Desde entonces, los precios hoteleros en Barcelona se han incrementado paulatinamente para expulsar al cliente no deseado. Asimismo, el precio de los hoteles se está incrementando en todas las categorías de cara a una gran temporada y afluencia de turistas venidos de Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Alemania y Países Bajos, entre otros.
Para Marcé, Barcelona busca un «turismo de calidad«, que busca con antelación las actividades a realizar en la Ciudad Condal. Según ha afirmado, este turismo no paga «necesariamente» precios más elevados. En este sentido, ha destacado que tiene un itinerario prefijado, se lo estudia y viene con predisposición de gastar más. En definitiva, un turista que deje el dinero.
La estrategia del Ayuntamiento de cara a este verano se concentra también en los alojamientos turísticos, donde se vigilarán los registros falsos. Según Marcé, habrá inspecciones, como se ha hecho hasta ahora, y por supuesto sanciones. «El trabajo se está haciendo«, ha afirmado. Pero insiste en que los hoteles deben evitar bajadas de precios para atraer clientes y que Barcelona debe competir con otras ciudades como Madrid o Londres. Asimismo, pese a que los sueldos no han subido y la inflación galopante hace mella en España, Marcé espera una recuperación del turismo local sobre el internacional para que su peso en el cómputo total alcance el 22% frente al 15% actual.
LA CAPACIDAD HOTELERA EN BARCELONA SUBE CON FUERZA
Por otro lado, la capacidad hotelera en Barcelona espera estar a pleno rendimiento en el punto álgido de la temporada. No obstante, las primeras cifras de ocupación en mayo alcanzan ya el 83%, con una ligera bajada de precios respecto al 2019, en concreto entre 7 y 9 euros.
Para los meses de julio y agosto, las estimaciones apuntan a una ocupación del 85% con gran presencia del turista estadounidense, junto con el francés e inglés. No estarán todos los hoteles disponibles. Y es que, entre un 2% y un 3% del total de establecimientos de Barcelona han sucumbido a las fauces de la crisis sanitaria debido a las duras restricciones, como confinamientos perimetrales, cierres de aeropuertos y la obligación de viajar vacunado, entre otras. Asimismo, tampoco se ha hablado sobre la inseguridad creciente en la ciudad, un tema que se ha pasado muy por encima pese a las alertas.
Marcé, por otro lado, se ha referido también a la polémica desatada contra el turismo de cruceros. En esta nueva batalla, el Ayuntamiento busca cercenar un sector que mueve cerca de 1.000 millones de euros al año, como en 2016, o casi otros 600 millones en 2019.
LOS CRUCEROS, LA NUEVA BATALLA DE COLAU CONTRA EL TURISMO
Los argumentos esgrimidos por el edil se centran especialmente en la baja calidad de los turistas de los cruceros que realizan escala en Barcelona durante unas pocas horas. Este turista tampoco es bien recibido por la administración pública. Para evitar su llegada, el Ayuntamiento está en negociaciones con el Puerto de Barcelona, sin contar con las empresas navieras. Esta falta de consenso choca con el acuerdo alcanzado entre la patronal CLIA y el Gobierno de Baleares para rebajar a entre tres y cuatro los cruceros diarios.
Para Marcé, el propio Puerto de Barcelona está en el «centro de la ciudad», pese a que caminando se tarda una hora en llegar a Plaza Catalunya y otra media hora en vehículo privado o transporte público. Por esta razón, este tipo de turista se queda en la zona de Colón, al final de Las Ramblas, provocando así una mayor afluencia en los comercios y tiendas de esa zona.
A su juicio, el Puerto de Barcelona debería redistribuir al personal que llega a la capital de Cataluña para evitar aglomeraciones. Todo ello, sin entrar en el «debate político sobre el turismo«, un debate que ha tenido su esplendor con la llegada de Ada Colau al Consistorio, hace ya siete años.
MÁS CRUCEROS CON BASE EN BARCELONA
«La apuesta de Barcelona es que el Puerto se convierta en una base para entrada y salida de cruceros», ha continuado. Este tipo de cruceros tiene ya los viajes turísticos planeados con antelación, mientras que quienes hacen escala «se paran seis horas en Barcelona» y se pasean por las calles de la ciudad, masificándola.
A su juicio, la proporción de cruceros de base en relación a los de tránsito debe ser del 70% para los cruceros con base en el Puerto y del 30% para el resto. «El 30% de los pasajeros del crucero de tránsito realiza excursiones por Barcelona, mientras otro 30% sale caminando y mayoritariamente acaban en Las Ramblas», ha indicado Marcé. Todo ello, sin haberse sentado aún con las empresas afectadas.