Dice adiós el capocannoniere de la banca española. Atrás, más de dos décadas al frente de BBV primero y BBVA después. En el camino, la transformación digital y cultural del BBVA y unos resultados económicos y bursátiles que no convencen a inversores ni accionistas.
Francisco González deja la presidencia de BBVA con una jubilación de casi 80 millones de euros en un fondo de pensiones y otros 20 millones de euros en acciones de la entidad. A pesar de ello, en su rol de accionista no debería estar muy contento. Tras la fusión con Argentaria, la acción de BBVA cerró 2001 a un precio de 15 euros. En estos momentos va camino de finalizar 2018 en el rango de los 4,5 euros por título, es decir, una caída acumulada del 70%.
Los accionistas tampoco pueden consolarse con los dividendos que ha repartido el banco. Desde 2007, según los datos oficiales de BBVA, ha entregado 3,95 euros netos entre dividendos efectivos y opcionales. Resten impuestos e inflación a la ecuación.
La Asociación Uniter de Exempleados del grupo BBVA acudió a la Junta General de Accionistas del banco celebrada el 16 de marzo en Bilbao. Paulino García-Toraño Martínez, como representante de la misma, indicó que “no es posible considerar que 2017 ha sido un buen ejercicio” en su intervención. “Lo preocupante, al menos para los accionistas, es que esto se incorpora a una línea de tendencia de más de una década”.
Ante los asistentes a la junta, Paulino García-Toraño resaltó que “entre los grandes bancos españoles, en los últimos 20 años el BBVA es el que ha tenido menor crecimiento porcentual en activos, en depósitos y, lo más importante, en beneficios”. Por tanto, argumentó el representante de Uniter, “a nuestro juicio es evidente que la estrategia seguida en la última década no ha sido buena para el accionista”. “La creación de valor ha sido escasa, la rentabilidad ha bajado más que la media del sistema y el mercado así lo ratifica”, ahondó.
La plataforma Adicae recordó al consejo del banco y su presidente en la junta “la crisis de confianza que la actuación del sector bancario ha generado, y que no se verá resuelta con políticas como la que la entidad presidida por Francisco González aplica frente a los afectados por cláusulas suelo (en su negativa a devolver las cantidades anteriores a mayo de 2013, como clarificó el TJUE) o en relación al abuso de los gastos de formalización de hipotecas”.
QUEJAS DE LOS SINDICATOS A BBVA
Comisiones Obreras (CC OO) se mostró durante la junta en contra de aprobar un nivel máximo de remuneración variable de hasta el 200% del componente fijo de la retribución total para un determinado colectivo de empleados cuyas actividades profesionales inciden de manera significativa en el perfil de riesgo del Grupo. El sindicato esgrimió que “ese límite es demasiado elevado y podría generar la asunción de riesgos significativos que podrían generar dificultades a la entidad en los próximos años”.
Del mismo modo se opuso a política retributiva del consejo ya que la consideran “muy elevada” y pone en riesgo el criterio de independencia de los consejeros externos (recomendación 56 del Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas de la CNMV).
La Unión General de Trabajadores (UGT) se ha centrado más en la igualdad y la formación de los empleados del banco. Por un lado, ha puesto en marcha una campaña para que los empleados puedan reclamar la devolución de las retenciones de IRPF que “indebidamente” se les ha aplicado en las prestaciones por maternidad de la Seguridad Social. Por otro lado, desde el área de Formación reclaman un acuerdo sobre los requerimientos relacionados con la entrada en vigor de MiFID II.
Desde UGT solicitan formación también para los empleados eventuales, que se implemente “de forma clara y efectiva” un protocolo para determinar convalidaciones de títulos en materia MiFID II y modificar el actual procedimiento de revisión de exámenes por “su elevado coste, falta de transparencia e inutilidad”.