La llegada del buen tiempo tiene muchas cosas buenas, pero también nos trae algún que otro problemilla, sobre todo para nuestros pies. Después de muchos meses utilizando calzado cerrado como las botas o las zapatillas, nuestros pies se han acostumbrado a la comodidad de los calcetines, que nos protegen de las rozaduras y las ampollas que suele provocarnos el contacto directo entre el calzado y nuestra piel. Las ampollas suelen aparecer por la fricción de la piel contra el calzado, que provoca un aumento de la temperatura en la zona y la aparición de las molestas ampollas. Aunque esto puede pasar en cualquier época del año y con cualquier tipo de calzado, lo más común es que aparezcan en verano ya que no solemos llevar calcetines cuando usamos sandalias y porque con el calor es más probable que salgan.
1La razón por la que te roza más el calzado en verano
El motivo principal de que el calzado de roce más en verano que en invierno es el calor. Por un lado, cuando hace mucho calor solemos recurrir al uso de sandalias para que nuestros pies respiren. La falta de calcetines hace que la piel del calzado roce directamente con nuestra piel y acabe causándonos ampollas. Pero es que además, cuanto más calor más nos va a rozar el calzado en general debido al sudor. Por otro lado, el hecho en sí de llevar sandalias hace que nuestro pie esté desprotegido y expuesto a factores externos que debilitan nuestra piel, haciendo que esté más sensible y, por lo tanto, más susceptible de sufrir daños.