lunes, 25 noviembre 2024

Aragonés usa la ampliación de El Prat como chantaje

Ni Ada Colau ni el Gobierno de España. Pere Aragonès evitó la gigantesca y esperada inversión de Aena, valorada en 1.700 millones de euros, por motivos políticos. El presidente de la Generalitat ha exigido un nuevo traspaso de competencias sobre esta infraestructura estratégica antes de abordar la ampliación.

Aragonès ha vuelto a insistir en este punto en respuesta a Xavier Faus y ante un nutrido grupo de empresarios congregados en la reunión anual del Cercle d’Economia. El presidente de esta entidad ha pedido al político de ERC volver a la mesa de negociación para alcanzar un consenso que haga posible la inversión de Aena. Se trata de una inversión crucial y que colocaría a Cataluña como uno de los ‘hubs’ más importantes del Sur de Europa. No hacerlo, está provocando una mayor brecha con Madrid, con un Adolfo Suárez-Barajas con más ganas de crecer tras la pandemia.

El Govern ha mostrado una fuerte división por la ampliación de El Prat. La parte de ERC, liderada por Aragonès, se negó en rotundo ni no se aceptaba el Estado no aceptaba el chantaje. JxCat, por su parte, se posicionó a favor de la infraestructura ante la posibilidad de atraer inversión y turismo desde países transoceánicos.

ARAGONÈS HABLA DE UNA INFRAESTRUCTURA VITAL, PERO SE OPONE AL NUEVO EL PRAT

El republicano y sucesor del indultado Oriol Junqueras considera que la ampliación de El Prat debe realizarse desde la proximidad y de forma descentralizada. Todo ello, antes de afirmar que se trata de una infraestructura «vital» para la comunidad autónoma.

Acto seguido, Aragonès esgrimió la restricción medioambiental de la ampliación. Y es que, las pistas invadirían La Ricarda, un espacio natural protegido por la Comisión Europea, a través de la Red Natura 2000. El problema de Aena para acometer las obras es que el Estado se comprometió a aumentar el espacio y cumplir una serie de condiciones en la primera ampliación. Sin embargo, no se cumplieron. Este hecho ha sembrado dudas entre la Comisión Europea, que emitió un informe desfavorable.

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, junto a Xavier Faus, presidente del Cercle
Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, junto a Xavier Faus, presidente del Cercle

Pero es más bien una excusa. Y es que, Aragonès consideró que el Gobierno ha impuesto unos plazos «que parecen más un ultimátum», como si no hubiera voluntad de acuerdo. Esta afirmación la desmontó el propio Gobierno de España y Aena revelando las reuniones con la Generalitat sobre la ampliación. De hecho, Aena tenía el plazo dado para anunciar sus inversiones en el nuevo plan de la compañía. La fecha límite era en octubre de 2021, más cuando se trata de una cotizada que debe responder no sólo al Gobierno, sino al 49% del capital en manos de fondos e inversores.

ARAGONÈS HIZO OÍDOS SORDOS A LAS PETICIONES DE EMPRESARIOS

Los empresarios catalanes, seis meses antes de la fecha límite y en un gran acto en Barcelona, salieron en defensa de la ampliación, pero el Govern hizo oídos sordos, insistiendo en conectar los aeropuertos de Reus y Girona con El Prat para crear un mayor ‘hub’. Ni una cosa ni la otra, una inacción y paralización de la economía en un momento crucial, con una pandemia viva y dañina en marcha.

El motivo de alargar la pista de El Prat, y por el cual es necesario invadir La Ricarda, no es otro que permitir el despegue y aterrizaje de los aviones más grandes de las aerolíneas comerciales. En concreto, la operatividad del aeropuerto para los A380 y B747. El avión de Airbus iba a competir de tú a tú con Boeing. Sin embargo, el pasado año y en plena pandemia, este modelo, con una capacidad para 853 pasajeros, cayó en desgracia. La compañía sólo entregará los pedidos pendientes y ha dejado de utilizarse. De hecho, hasta Emirates, la aerolínea que más aviones de este tipo ha adquirido, sólo mantiene estos vuelos con Madrid con este gigante del cielo.

PAGAR UN PEAJE FANTASMA PARA CONECTAR REUS Y GIRONA

La idea de las aerolíneas que utilizaban el A380 era agrupar a todos los pasajeros de largo recorrido en un único vuelo, ahorrando así costes y convirtiendo los aeropuertos en grandes hubs de conexiones. De esta forma, los vuelos hacia el otro lado del Atlántico se nutrirían en la capital de vuelos cortos y de media distancia.

Sin embargo, los pasajeros, como se ha comprobado, descartan realizar escalas en la medida de lo posible. Motivo suficiente para descartar las conexiones a las que aspira Aragonès con Reus y Girona. Si los clientes lo evitan, estas conexiones equivaldrían a las quebradas autopistas de peaje. Visitar un aeropuerto supone tiempos de espera innecesarios en los tiempos que corren. Poder volar a Estados Unidos desde Barcelona es posible, ¿por qué hacerlo en un A380 con escala cuando hay vuelo directo?

Sin aeropuerto intercontinental, Cataluña está abocada a mantener el statu quo con el resto de España, y perdiendo posiciones en favor de otras comunidades autónomas que sí se han tomado más en serio la economía. Madrid, por ejemplo, ha dado un ‘sorpasso’ histórico. Andalucía pisa el acelerador, con Málaga acechando el liderazgo tecnológico del 22@ de Barcelona.

Sin desplegar todas las herramientas, Cataluña se ve obligada a competir en inferioridad de condiciones de cara al futuro y corre el riesgo de quedarse atrás. «El país necesita esta infraestructura y el Govern no puede esconder esta realidad», aseguró Faus.

LA GENERALITAT MÁS IRREALISTA

Para Aragonès no son más que argumentos «catastrofistas» y «derrotistas«, mientras la propia Generalitat ha presentado recientemente un nuevo libro sobre los beneficios de la independencia de Cataluña. El presidente de la Generalitat ha asegurado que Cataluña crece más que España en términos de PIB y empleo, pese a que los últimos datos publicados arrojan un resultado contrario. El 40% de los nuevos parados se han registrado en Cataluña.

Asimismo, el líder de la Generalitat mantiene una apuesta por la reindustrialización de Cataluña, para alcanzar el 25% del PIB en 2030, 13 puntos más de los actuales. Y es que, en los últimos años, Cataluña ha perdido dinamismo, más tras las trabas del propio Ejecutivo autonómico a la energía renovable.


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