La guerra de Ucrania ha marcado un antes y un después en la política energética del viejo continente. El principal reto que ha evidenciado el conflicto ha sido la dependencia de Europa del gas ruso y la necesidad de encontrar una alternativa estable, frente a países productores con gobiernos poco fiables. En este sentido, el principal desafío es «la construcción de nuevas infraestructuras, que requerirá de 4 o 5 años», ha asegurado Nemesio Fernández-Cuesta, presidente de Eolia Renovables y ex secretario de Estado de Energía.
Fundación Naturgy ha abordado una jornada sobre la ‘Nueva política energética en Europa en tiempos de crisis. El hidrógeno y las energías renovables’, en la que, además de Fernández-Cuesta han participado dos expertos de la Florence School of Regulation (FSR) del European University Institute: el ex director de Energía de la UE Christopher Jones y el ex comisario de Energía de la UE Andris Piebalgs. El presidente de la fundación, Rafael Villaseca, fue el encargado de inaugurar la sesión.
Los tres expertos coincidieron en que la UE está «más unida que nunca» ante la crisis energética actual derivada de la guerra en Ucrania. Piebalgs se mostró convencido de que «va a haber una política común firme», y Jones destacó la importancia del «pool de compra conjunta, porque la velocidad a la que hay que rellenar el stock europeo debe ser coherente para no hacer subir los precios». Por su parte, Fernández-Cuesta aseguró que «Europa está convencida que la política energética es más necesaria que nunca».
Asimismo, aseguraron que la sustitución del suministro de gas ruso es el gran reto al que tiene que hacer frente Europa. Jones afirmó que «es una prioridad absoluta, porque el nivel de incertidumbre el elevado», y Piebalgs no descartó que «se interrumpa el suministro de cara a otoño de este año». Para Fernández-Cuesta, el principal desafío es «la construcción de nuevas infraestructuras, que requerirá de 4 o 5 años».
Jones expuso hasta seis opciones para controlar los precios de la energía: limitar el precio del mercado de la electricidad junto con un mecanismo adicional para el respaldo de la generación con gas; eliminar el gas del actual mecanismo de fijación de precios; pagar según el precio ofertado por cada tecnología y no al precio del mercado marginalista; limitar precios para los mercados del gas; establecer precios regulados para las empresas gasistas y los productores de electricidad, en función de su coste real del gas; y reducir el coste del gas para la generación de electricidad.
«Lo que se está intentando hacer en España es fijar un precio bajo y los productores tendrían que recibir incentivos», afirmó Jones, para el cual si el precio de referencia del gas es muy bajo los subsidios podrían ser de hasta 10.000 millones al año, que «darían un margen para reducir el coste al consumidor, pero que tiene el problema de que es mucho dinero público». Este escenario llevaría a precios de electricidad muy bajos, «cuando lo que hay que hacer es garantizar la eficiencia energética». Según Jones, la situación actual del mercado energético durará meses, «por lo que necesitamos un mecanismo robusto».
LA DISRUPCIÓN DE LA GUERRA DE UCRANIA
Por su parte, Piebalgs dijo que «la invasión de Ucrania ha sido disruptiva porque está destruyendo la visión energética que tenemos de garantía de suministro y la seguridad de los contratos a largo plazo», por eso incidió en el papel de la política energética, que «deberá tener un papel mayor», porque «el mundo de antes y el de después de la guerra va a ser distinto».
En este sentido, defendió la necesidad de diversificar el suministro de gas en Europa por varias razones. «La primera es una cuestión moral, lo que está pasando es rotundamente opuesto a la sociedad que hemos diseñado en el siglo XXI». En cuanto a la estrategia del pago en rublos, «hay que asumir que en cualquier momento Rusia puede parar abruptamente el suministro», aunque hasta ahora no lo ha hecho. Y una tercera razón es el impacto económico de un potencial corte de suministro del gas ruso: «la economía de Alemania podría contraerse un 2% sin la importación del gas ruso». «La actual crisis con Rusia puede amenazar sobre todo el modelo económico de desarrollo industrial», afirmó.
Por su parte, Piebalgs defendió recordó que los mercados energéticos de la UE son lo suficientemente robustos como para capear la tormenta, aunque se necesitan medidas para apoyar a los consumidores vulnerables. Y afirmó que «la eficiencia energética y la respuesta de la demanda a las señales de precios son parte crucial de la estrategia», y que «la nueva situación con el suministro de gas requiere marcos sólidos para promover el hidrógeno renovable y el biometano».
FERNÁNDEZ-CUESTA PROPONE REPENSAR EL MARCO REGULATORIO ESPAÑOL
Fernández-Cuesta hizo un llamamiento a repensar el marco regulatorio del sistema eléctrico español «con medidas enfocadas al consumidor y más bilateralidad en los mercados». Entre algunas de las posibles actuaciones que mencionó podría estar la liberalización del mercado, con la obligación a los operadores de publicar su tarifa para que el consumidor supiera a qué atenerse, y evitar así la incongruencia actual del PVPC ligado al mercado mayorista.
El ex secretario de Estado de Energía también abogó por una mayor bilateralidad de los contratos, con un sistema de RECORE basado en PPA’s más complementos, y que podrían poner 74 TWh a disposición del mercado.
En referencia al biometano y al gas, aseguró que «en esta situación de precios elevados del gas, los gases renovables tienen una ventaja competitiva, pero es fundamental el desarrollo de los certificados y hay que utilizar los gasoductos existentes». Jones y Piebalgs insistieron también en la necesidad de impulsar los gases renovables.
En cualquier caso, Fernández-Cuesta afirmó que la transición energética «no es solo hidrógeno y no es solo energía renovable; para llegar a las emisiones netas cero necesitamos también eficiencia energética y captura de carbono».
En su intervención inaugural, Villaseca destacó que «nos encontramos en momentos muy complicados desde el punto de vista geopolítico y el sector energético será clave en la evolución futura de la situación actual». «La transición energética es un reto significativo, pero no insuperable para la Unión Europea; es una situación compleja que obliga a redoblar esfuerzos en política energética», añadió el presidente de Fundación Naturgy.
NUEVOS INFORMES SOBRE EL SECTOR DE LAS RENOVABLES
Jones y Piebalgs son dos de los autores de dos informes de la FSR publicados por Fundación Naturgy recientemente. En uno de ellos, ‘Mecanismos de apoyo a la generación de electricidad renovable’, analizan su eficacia para impulsar el desarrollo de las tecnologías y su eficiencia en relación a los costes para la sociedad en cinco países: Gran Bretaña, Australia, España, Italia y Alemania.
El informe detalla mecanismos que van desde los pagos por kWh producido independientemente del coste de generación (feed in tariff), hasta los certificados verdes negociables, las primas o las subastas. Según los expertos, una combinación de mecanismos es habitualmente lo más efectivo, así como buscar mecanismos que se complementen en lugar de que compitan entre ellos.
En Alemania, donde la eólica terrestre es la principal tecnología renovable, su crecimiento se atribuye especialmente a un plan basado en las feed in tariff; y actualmente las subastas son el mecanismo principal de apoyo. En el Reino Unido, los certificados de obligación de renovables permitieron promover el despliegue de renovables de manera competitiva, y la combinación de certificados y de apoyos en forma de primas ha llevado a UK a ser líderes en renovables offshore.
En Italia, sin embargo, el desarrollo de eólica terrestre a través de feed in tariff ha tenido poco éxito, igual que las subastas, por la escasez de las mismas. En Australia, se ha apostado por planes específicos estatales y regionales para la fotovoltaica en edificios. Y en España, las feed in tariff contribuyeron al desarrollo de las renovables, pero a un coste elevado, mientras las subastas actuales controlan costes, pero se consideran demasiado complejas y poco regulares.
La Fundación también ha publicado recientemente el informe ‘Una descarbonización eficiente en costes. Estudio 2022’, que es la actualización del elaborado por la FSR en 2021 en el marco de la evolución de la política energética de la UE en el último año.
Según el documento, el hidrógeno azul (generado a partir del gas) es el más competitivo con precios previos a la crisis actual, por lo que su evolución dependerá de los precios futuros del gas. En este sentido, los expertos destacan que se puede potenciar el uso del biometano para su producción.
En cuanto al hidrógeno verde, los expertos de la FSR consideran que para que sea competitivo hará falta mucha energía renovable disponible a precio de coste, no de mercado, y que los factores clave para su desarrollo son la madurez tecnológica; los costes y la disponibilidad de energía; los límites y retos físicos (disponibilidad de agua, condiciones climáticas, condiciones geológicas para el almacenamiento de CO2), así como la competencia por el uso del suelo; y la inercia del cliente y tendencias de la demanda.