Durante el pasado CES de Las Vegas, la mayor feria de electrónica del mundo, se presentaron unos calzoncillos llamados Spartan que supuestamente protegen las joyas de la familia de la “peligrosa” radiación del teléfono móvil. Lo que nos lleva a la pregunta, ¿corren peligro tus testículos y lo que contienen por culpa del móvil?
La respuesta corta es “no”. Si confían en nuestra palabra, salgan a la calle con sus calzoncillos normales y vivan sus vidas sin agobios. No podemos prometer fertilidad porque existen muchas formas de no tenerla que no tienen nada que ver con el móvil. Lo que sí podemos afirmar es que los riesgos que plantea Spartan se basan en información no concluyente y despreciada por los científicos.
Concretamente, Spartan recurre al informe Bioiniciativa 2012, un papel que no sólo afirma que la radiación electrónica es perjudicial para el esperma, dañando algunas de sus características, sino que también sería causa de autismo, de problemas fetales, daños neuronales, daños genéticos, leucemia infantil, alzheimer, de daños en la melatonina, y de cáncer de mama. Utiliza un tono alarmista y pide la reducción de niveles y una actuación urgente de los gobiernos. Lo que sería perfectamente normal, si los dichosos telefonitos nos estuvieran matando.
El problema es que no es así.
Los calzoncillos Spartan, con sus microfibras de plata, no dejan de ser la versión cani de una historia muy anterior. Una que ya fue inventada hace casi un siglo y que tiene su origen en el relato de Julian Huxley The Tissue-Culture King, un relato que cumple este año 90 años y en el que ya se planteaba que un sombrero de papel de aluminio podía bloquear los efectos de la telepatía.
Desde entonces, la idea de este tipo de gorros ha sido asociada a paranoia, a intentos de defenderse de agresiones telepáticas del gobierno y de defensa contra las “malvadas” ondas electromagnéticas. Paranoia, conspiración y cuñadismo.
Es importante señalar que el informe Bioiniciativa no es relevante y tiene muy malas críticas de la comunidad científica.
“Un estudio cuyos resultados no pueden generalizarse a otras situaciones y que no ofrece predicciones que puedan ser probadas por otros con éxito carece de validad externa y es inútil científicamente. Bioiniciativa lo intenta de las dos maneras: Extrapola datos de estudios de laboratorio no confirmados (ni confirmables) para hacer lúgubres predicciones del impacto de las exposiciones a radiofrecuencia en humanos. Incluso asume que se pueden generalizar a la salud humana resultados generalizados de estudios de laboratorio o células de animales. Al mismo tiempo, además, critica la poca disposición de las agencias de salud de considerar informes de efectos biológicos que no pueden ser confirmados de forma independiente”, señalan el experto en bioingeniería Kenneth Foster y el divulgador y empresario Lorne Trottier.
Este último, en la web EMF and Health, destaca un dato curioso adicional. En los últimos 25 años, pese al crecimiento brutal en el uso de teléfonos móviles, no se han producido cambios significativos en el número de casos de tumores cerebrales pese a que el número de móviles se ha multiplicado.
El consejo de salud de Países Bajos concluyó, tras leérselo: “Por la forma en que se recopiló el informe Bioiniciativa, el uso selectivo de datos científicos y el resto de defectos mencionados, el comité concluye que el informe no es objetivo ni supone una reflexión equilibrada sobre el actual estado del conocimiento científico que ofrezca pistas para revisar los riesgos de la exposición a campos electromagnéticos».
Tras anunciarse estos calzoncillos, algunas páginas de internet incluso han intentado consolarse y recordar que quizá estos nuevos «dispositivos» provocan más cáncer que los móviles porque son ajustados y todo el mundo sabe que es mejor para la fertilidad usar boxers que calzoncillos ceñidos. Mentira, el famoso bulo creado en Suecia en 1995 sobre los calzoncillos muy ceñidos y su incidencia fue desmontado ya en 1998.
Otra cosa de los Spartan, supuestos motivos de salud incluidos, es que son monísimos y pueden servirles los fans de la película 300. Pero a los europeos normales que hayan comprado un par les tiene que estar picando… la conciencia.
Porque, ya puestos a aplicar pseudociencias histéricas para protegerse los huevos, no se han tomado ninguna molestia con las mujeres. ¿No hay ninguna empresa que quiera trabajar el sector de las bragas de malla de plata diseñadas para no padecer ninguna enfermedad invisible y engañar a las imbéciles y/o a los usuarios de homeopatía?