Aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, diga estar tranquilo ante la última advertencia de Bruselas, la realidad es mucho más compleja de lo que parece. La Unión Europea asegura que nuestro déficit en 2017 será del 3,3% y no del 3,1% acordado, por lo que hay que recortar esas dos décimas. Es decir, toca apretarse otros 2.000 millones el cinturón. ¿Y cómo lo va a hacer el Gobierno? Pues lo tiene francamente complicado, porque la debilidad del Ejecutivo, unido a sus compromisos electorales más la paliza fiscal que ha dado a ciudadanos y empresas en los últimos cuatro años le ponen en una situación complicada.
Tocaría, por tanto, recortar el gasto público. Sin embargo, esto parece poco probable que vaya a producirse. Habría que recortar en empleados públicos, gastos social y, sobre todo, en gasto político. Pero no parece que por esta vía vaya a encontrar respaldo el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Ni siquiera parece que su propio partido tenga interés en abrir una espita que podría hacerles mucho daño.
Sociedades, la vía imposible
Tanto Europa como el Fondo Monetario Internacional le han pedido al Gobierno que tome medidas drásticas en torno a la recaudación. Algo que ha ido desarrollando -aunque a duras penas- durante el último curso. Que le pregunten sino a las empresas, que con los últimos cambios fiscales adoptados han tenido que pagar cerca de 16.000 millones de euros más. Parece, por tanto, que la vía del impuesto de sociedades queda agotada durante una larga temporada si Montoro y Guindos no quieren tener que verse las caras con la patronal CEOE.
Es una lástima, porque -a buen seguro- elevar la fiscalicadad en sociedades, encontraría respaldo parlamentario con el Partido Socialista a la cabeza. Pero los tiros van a ir por otro lado. Parece que todo apunta -una vez más- a la fiscalidad medioambiental. Un ‘saco’ roto del que podrían salir cerca de 500 millones de euros, y que conllevaría también aparejada un cambio de en otros impuestos especiales como el del alcohol o el tabaco.
La recaudación medioambiental sólo aportará 500 millones de euros a la caja
Sobre la mesa está también, una vez más, una de las grandes obsesiones de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional: el IVA. No se entiende que existan tres tipos: superreducido (4%), reducido (10%) y general (21%). Para los organismos extranjeros el ideal sería lograr que se quedara sólo en dos, mientras que la opción que se barajaría en España es la de mover productos de uno a otro lado, dejando en la escala más baja sólo los productos que se consideren de primera necesidad.
El IVA es caballo de batalla para la UE y el FMI, pero también para FEDEA. De hecho, es considerado como uno de los que peor comportamiento tienen -precisamente- por la distribución que hay. Somos el tercer país que menos ingresa de la Eurozona, y uno de los grandes coladeros por las que España deja de ingresar cada año más de 38.000 millones de euros.
De hecho, esos coladeros -en forma de exenciones y bonificaciones fiscales- es otra de las cosas que el Gobierno tendrá que ‘tocar’ en los próximos meses si quiere lograr ajustar el déficit a la cantidad exigida por Bruselas. Ahora sólo queda esperar, aunque Luis de Guindos insista una y otra vez que las previsiones europeas se equivocan y las suyas son las buenas. Al final, queramos o no, veremos cómo tenemos que ajustarnos el cinturón un poquito más.