El banco de inversión GP Bullhound y Viva Technology han incluído a la compañía española Lingokids en su última clasificación anual. Esta permite observar qué empresas del Viejo Continente pueden constituirse como los próximos unicornios.
NIÑOS DE 2 A 8 AÑOS
Lingokids es una edtech con una aplicación móvil que ofrece enseñanza de inglés para niños de 2 a 8 años. Aunque en un momento dado trataron de virar a otras lenguas, decidieron que lo suyo es que todo se articulara a través de la lengua de Shakespeare para ofrecer la mejor experiencia posible y «cumplir todos los objetivos y temáticas» antes de pensar en pasar al español o el chino.
Previamente a arrancar la compañía, su CEO y co-fundador, Cristobal Viedma, ya había iniciado otro proyecto emprendedor llamado Bluewalks en Estocolmo. Se trataba de un servicio online y móvil para viajeros que quisieran explorar destinos turísticos. Aquello fue de 2008 a 2010, pero el negocio no cuajó demasiado.
Tras un tiempo trabajando en distinas empresas de Suecia por cuenta ajena Viedma cambió de aires y se fue a Singapur. Llegó a Viki, una plataforma de aprendizaje de lenguaje que en 2013 fue adquirida por el gigante nipón Rakuten. La aventura finalizó en 2014.
UN SALÓN COMO UN GARAJE
Finalmente Viedma regresó a España para estar con su familia y «ver qué hacer con mi vida» y su destino se forjó de la manera más casual e inocente. La hermana de Cristobal tenía una hija de dos años y le pidió que le enseñara inglés a su pequeña.
«Jugaba con ella y trataba de ponerle contenido online, pero me di cuenta de que todo era para adultos o niños más mayores. Para un niño de 2 años que no sabe ni leer ni escribir ni controlar el ratón existía una barrera enorme. Lo único que había era contenido pasivo, solo dibujos animados», cuenta el emprendedor.
Este hallazgo a Cristóbal le motivó para comenzar a desarrollar un par de juegos para su sobrina. El salón de casa de sus padres se convirtió en un pequeño laboratorio con un programador y una pequeña beta tester. Tras hacer un par de juegos educativos para el aprendizaje de inglés pensó que quizás habría más gente interesada en estas tecnologías al margen de su familia.
EL EFECTO ‘BOOMERANG’
En un principio se fue a EE.UU y montó la empresa allí gracias a una pequeña recaudación de capital. Pese a que en un principio pensaba que su idea iba a generar rechazo o que le iban a decir que «estaba loco», lo cierto es que rápidamente encontró el apoyo de algunos inversores americanos que había conocido en Singapur. «Lo bueno es que en EE.UU en fases muy tempranas sí que hay una cultura de apostar un poco más por el emprendedor», opina. «Algunas cantidades que allí puedes conseguir en un año en España pueden costarte entre 3 y 5 años de levantar».
Sin embargo, Viedma no tardó mucho tiempo en cambiar de parecer y trasladar el proyecto a España. «Me daba rabia el pensar que no hacíamos cosas un poco más ambiciosas o un poco más globales desde aquí y estaba convencido de que perfectamente podíamos hacerlo. Parece que tenemos complejo de no ser lo suficientemente buenos, pero cuando viajas por el mundo ves que somos igual de buenos que en otros países», cuenta para Merca2.
LINGOKIDS SE ANIMA
Uno de los pasos más importantes en la historia de la compañía fue la diversificación a productora de dibujos animados. A partir de ahí Lingokids evolucionó y pasó a hacer leciones en vídeo, audiolibros, historias auditivas, etc.
«Llegó un momento en el que pensé que podría ayudarnos mucho el tener nuestros propios personajes. Nos daría mayor control, total libertad de reproducción, más márgenes porque no tendríamos que pagar derechos de autor y en el futuro podríamos comercializar esos contenidos hacia fuera», explica el CEO de Lingokids, quien menciona cómo sus producciones ahora están disponibles en Amazon Prime, Spotify, Amazon Music y hasta en algunos vuelos de Iberia.
El siguiente paso natural ha sido comenzar también a comercializar merchandising. Desde hace unas semanas han empezado a vender también juegos de mesa y puzles con sus personajes como protagonistas. «Tener todo esto iba a hacer que fuera más difícil copiarnos. En realidad al final lo hace todo el mundo. Si te das cuenta Netflix empezó con Disney, pero luego pasó a invertir en contenido original suyo», menciona.
También han ido evolucionado en el sentido de que el inglés no solo es el objetivo, sino un vehículo para enseñar otras cosas. Han pasado a hacer «educación en inglés», enseñando matemáticas, lectura, escritura, trabajo en equipo, empatía, pensamiento crítico, creatividad…
UN RIVAL NADA PEQUEÑO
El gran competidor que identifica Lingokids es YouTube Kids, la plataforma audiovisual de Google enfocada en los niños. Viedma destaca que su herramienta cuenta con la certificación kidSAFE y está libre de anuncios. Además, todos sus juegos han sido aprobados por educadores. «Nos diferenciamos de ellos en ofrecer contenido interactivo, no solo pasivo». No obstante, algunos de sus contenidos en vídeo también se han comenzado a ofrecer en YouTube, más allá de las otras platafomas ya citadas. «Tenemos 2 millones de suscriptores», asegura.
A la hora de crear contenido para niños tan pequeños Lingokids tiene muy en cuenta los distintos rangos de edad, pero también el ‘momento cultural’ y el estado de ánimo de sus pequeños usuarios. «A veces los padres a determinada hora del día buscan contenido que sea más calmado y relajado y que les ayuda a llevar a los niños a dormir, por ejemplo», señala el fundador de la startup. «Pero si lo hacen después de comer quizás quieran contenido más animado e interactivo».
La plataforma trata de personalizar la experiencia al máximo para cada usuario, tenga la edad que tenga. Según cuenta, Cristobal no es lo mismo un juego o vídeo para un infante de 2 años que para uno de 8 y no solo por los gustos, sino por su percepción y etapa educativa. «Cuando a un niño muy pequeño le pones un lápiz detrás de la mano no sabe que está ahí, sino que piensa que ha desaparecido. Eso hay que tenerlo en cuenta para crear los contenidos, porque tienes que ponerte en su piel, sentarte con ellos y jugar con ellos», aclara el emprendedor.
SIN ESPEJO EN EL QUE MIRARSE
El CEO de Lingokids comenta que una de las grandes dificultades que han tenido es que no han encontrado un referente claro en el que inspirarse por la inexistencia de tal, así que se han visto obligados a construir desde cero.
Lingokids recaudó a mediados de 2021 unos 40 millones de dólares, aunque esta operación se debió más a «que queríamos que entrara gente, porque ya éramos rentables». No obstante, Viedma afirma que no le preocupan tanto las rondas como hacer las cosas bien día a día ni le va a suponer una gran diferencia si en algún momento pasan a ser considerados como unicornios. «Tampoco miramos la competencia. Lo que miramos es que los usuarios estén contentos y seguir mejorando eso. Las cosas suben y bajan. Si tienes un millón menos o un millón más no va a cambiar nada», opina Viedma.
Para el CEO de la startup y su equipo su proyecto es «una misión». En este momento este consta de unas 150 personas en plantilla más freelancers que trabajan para la creación de los contenidos audiovisuales. 40 millones de familias han consumido los productos de Lingokids hasta la fecha.
El futuro del proyecto a corto plazo pasa por expandirse aun más ‘fuera de la pantalla’ con juegos educativos de mesa y otras cosas para que los niños interactúen de otra manera mientras aprenden inglés y otras cosas o estimulen su imaginación con contenido auditivo.
Pero ¿qué opina la verdadera jefa de la empresa? ¿Cómo lo ve todo la co-founder en la sombra? Hoy en día la auténtica artífice de la startup, la sobrina de Cristobal, tiene ya nueve años y cuando ve Lingokids «me dice que esto es para bebés».