Carlos Sainz cumplirá 60 años en menos de un mes, pero no tiene intención alguna de retirarse. El problema para el bicampeón del mundo de Rally es que con el Dakar es incapaz de generar las desorbitadas cifras que otros pilotos como su hijo (8,5 millones de euros), sin ir más lejos, reciben cada año. Por ello, el piloto madrileño hace tiempo que decidió embarcarse en el mundo empresarial para garantizar su futuro económico. Sin embargo, sus dos negocios fetiches han sufrido un fuerte revés recientemente.
El golpe más duro se lo ha llevado con los dos gimnasios de lujo que tiene ubicados en La Finca y en el centro de Madrid (calle Serrano). Tras dos décadas de gestión, a finales de 2018, de la mano de su hermano, adquirió el 50% del capital que poseía Bruno Entrecanales para hacerse con el control total. Desde ese año, precisamente, el rumbo de Reebok Sports Club, en el que han invertido más de 45 M€, no ha sido el esperado.
Pérdidas de más de 0,5 M€ en 2020
En 2019 la facturación superó los siete millones de euros, pero el beneficio neto apenas alcanzó los 20.000 euros, tras descontar los casi tres millones de euros que supone el pago a sus más de 100 empleados y otros gastos de explotación. La situación, que no era del todo alarmante (casi 350.000 euros de gasto en aprovisionamientos) se agravó en 2020, el año en el que inició la pandemia.
El cierre obligatorio de los gimnasios llevó a Reebok Sports Club a facturar la mitad (algo menos de 3,5 M€), con unas pérdidas que rozaron los 600.000 euros. El total activo de la compañía también ha sufrido un ligero descenso de casi 300.000 euros en un solo año.
Las cifras de 2021 aún no han trascendido, pero con las restricciones impuestas por el covid será complicado que pueda alcanzar la cifra de facturación de 2019. Sin embargo, Carlos Sainz y su hermano tienen clara la rentabilidad de su negocio. En solo un año han triplicado el personal (120 empleados) y el número de socios (por encima de 6.000 hace dos años) hace pensar que tras este bache su negocio podrá retomar el rumbo habitual y empezar a ser rentable, como lo había sido hasta ahora.
Los karts de Carlos Sainz, afectados por la pandemia
Carlos Sainz ha experimentado una situación muy similar en su otro gran negocio: los dos circuitos de karts, ubicados en Las Rozas y en Madrid capital. Esta empresa, denominada Driver karting S.L., ingresó 1,6 millones de euros en 2020, la mitad que en el año anterior. Un dinero insuficiente para afrontar los más de 700.000 euros de gasto en personal o los 300.000 euros por deterioro del material.
Los problemas de esta empresa, sin embargo, van más allá. Desde 2008 casi siempre ha registrado pérdidas hasta tocar fondo en 2020 (-331.000 euros). El patrimonio neto y el activo de la empresa se ha reducido a la mitad (2,5 M€ aproximadamente) en los últimos años. Y eso que los precios que oferta (desde 17 euros por una tanda hasta los 34 por tres) no son nada desorbitados.
La apuesta de Carlos Sainz, como sucede con los gimnasios, es ambiciosa. No solo abre sus circuitos para tandas de 10 minutos, sino que en la página oficial deja claro que se pueden realizar otras actividades como campeonatos, cursos o campamentos (donde además ofrecen golf, cocina, tiro con arco…). También, fuera del motor, sus instalaciones están disponibles para eventos, reuniones de empresas o presentaciones de todo tipo de productos.
Gracias a sus éxitos deportivos Carlos Sainz se ha garantizado un futuro económico estable, pero los negocios, por el momento, no le han dado la rentabilidad esperada. El año 2020 ha sido nefasto, como le ha sucedido a otros empresarios, con casi un millón de euros de pérdidas. El fin de las restricciones por el covid debería servirle al piloto para ‘resucitar’ las cuentas de sus gimnasios. El caso de los karts parece más complicado, aunque el fervor por la Fórmula 1 vuelve a crecer 17 años después de que Fernando Alonso ganara su primer Mundial.