Todos lo hemos hecho o lo hacemos con asiduidad o incluso a diario. Mascar chicle es tan habitual en casi cualquier edad que se nos hace difícil no dejarlo. Primero porque es algo que nos entretiene, es gustoso por su sabor y ayuda normalmente a calmar nervios. Nos viene a la imagen el típico entrenador mascando sin parar o un músico en pleno concierto. Para muchos es sinónimo de mala educación o chulería, pero está claro que todos hemos sido asiduos al chicle, sobre todo en la infancia, y en muchos casos se ha ido extendiendo durante toda nuestra vida. Si les dices que es mejor dejarlo, igual te miran raro y te dicen que con el tabaco o el alcohol, vale, pero ¿con los chicles? Pues veamos por qué.
1MASCAR CHICLE: UN HÁBITO UNIVERSAL
Pensamos en las sociedades desarrolladas pero igualmente se mastica chicle o lo típico que su cultura utiliza. Da igual también la edad, Oriente u Occidente. La sociedad se ha acostumbrado a llevar a cabo esta práctica en determinadas ocasiones o a veces casi todo el día, convirtiéndose en un vicio como otro cualquiera. Muchas marcas están encantadas con ello y han sacado infinidad de sabores al mercado de esta goma de mascar, con distintas también texturas, formas o tipo de goma. Los más destacados son de menta, clorofila, fresa o frutas variadas, pero hay para todos los gustos.