Bodegas Emilio Moro, una de las bodegas más importantes a nivel mundial de la Ribera del Duero, obtuvo una facturación de 32,5 millones de euros en 2021, lo que supone un 34 % de crecimiento sobre el anterior ejercicio. Un dato sobresaliente que marca un nuevo hito en la historia de la compañía y que supone un merecido reconocimiento a muchos años de trabajo en los que la brillante fórmula de su presidente José Moro de aunar tradición, innovación y responsabilidad social con toda una pasión centenaria, sin duda, está dando sus frutos. Y es que la fortaleza de la bodega queda patente en lo que respecta al buen estado de su salud financiera que le permite hacer frente a nuevos retos estratégicos. La compañía, por tanto, está en disposición de afrontar nuevos desafíos impulsada, por su parte, por un flujo operativo (Ebitda) que se incrementó de forma significativa, llegando a situarse en un 44,5 % sobre la facturación.
La bodega vallisoletana se dedica al mundo del vino desde hace más de 100 años en la localidad de Pesquera de Duero, Valladolid, y su buen hacer le ha llevado a ser premiada con numerosos galardones como el Premio Pyme del Año 2020, y a recibir las mejores críticas a nivel nacional e internacional por sus espectaculares vinos. Su constante apuesta por la innovación y la búsqueda de la excelencia han llevado a Bodegas Emilio Moro a ser considerada un referente a nivel mundial. La empresa vallisoletana, anclada a sus raíces para transmitir el amor por la viticultura en cada copa, siempre se ha mantenido fiel a su historia, a sus valores y, a día de hoy, consigue un récord de facturación que, según José Moro, «es la mejor manera de poner en valor el legado recibido por parte de mi padre y mi abuelo y hacerlo brillar a lo grande. Tengo la suerte de trabajar con un equipo comprometido que cree en el proyecto y se empapa de la pasión que trasmitimos en cada vino».
En total, el beneficio neto de la compañía se elevó hasta los 8,98 millones de euros, convirtiéndose así en un resultado histórico, a pesar de la crisis económica y sanitaria que ha traído consigo la COVID-19. «La pandemia nos hizo reflexionar, pero llevábamos una inercia muy positiva por el trabajo realizado en los años anteriores; 2021 ha sido un año de crecimiento imparable. Estamos realmente satisfechos con los resultados obtenidos y sabemos que esto es una carrera de fondo. Trabajamos en todas las áreas para conseguir la mayor eficiencia en nuestros procesos, una comunicación diferenciadora capaz de romper fronteras, una innovación que camina de la mano de nuestra filosofía y tradición, y una sólida red de comercialización que se extiende ya a lo largo de más de 80 países», asegura José Moro.
Los años de duro trabajo han sido reconocidos durante toda la trayectoria de la bodega a través de importantes galardones como el ya citado premio PYME del Año en 2020, Emilio Moro 2016 considerado mejor vino Ribera del Duero según The New York Times, la entrada de José Moro en la lista de los 100 empresarios más creativos por la revista Forbes o el más reciente Premio Ponce de León de la Cámara de Comercio de España-Estados Unidos al Ejecutivo del Año. Premios que fortalecen una marca vitivinícola consolidada ya en todo el mundo que sueña con seguir creciendo. La apuesta por la innovación ha permitido a Bodegas Emilio Moro cosechar estos reconocimientos y albergar una cultura de la innovación entre sus equipos que es ya un factor diferencial en las dinámicas de trabajo a través de su programa de intraemprendimiento y la formación en Design Thinking, en aras de premiar las ideas y fomentar el talento.
DENTRO Y FUERA DE NUESTRAS FRONTERAS
A nivel nacional, la bodega registró un crecimiento en ventas del 33,7 % que se materializó en un impulso generalizado de todos sus canales de venta. Durante la pandemia, Bodegas Emilio Moro reaccionó de forma ágil detectando el cambio en el comportamiento del consumidor. El canal online hizo historia registrando un crecimiento del 145 %. La compañía vallisoletana ha logrado crecimientos sostenidos en cada uno de sus canales: HORECA creció un 58 %, seguido de grandes superficies, con un 35 % de crecimiento.
El arraigo a la tierra y el profundo respeto por una variedad que los ha visto crecer, la tempranillo, son la esencia de sus vinos, que se definen por su calidad alrededor del mundo, y es que a las muy positivas cifras del mercado español les siguen unos datos más que alentadores fuera de nuestras fronteras, gracias a la apuesta de la bodega por la internacionalización.
EL SUEÑO DEL BIERZO: LA GRAN APUESTA
Tras poner en marcha una bodega diferencial en Ribera del Duero bajo el nombre de Bodegas Cepa 21, cuyos vinos están dando la vuelta al mundo, la familia Moro decidió explorar nuevos horizontes y llegó hasta El Bierzo para elaborar vinos blancos con la variedad godello, un proyecto que ha continuado consolidándose durante el pasado ejercicio. Una zona vitivinícola en plena expansión con la que la bodega vallisoletana completa su porfolio y prosigue su senda de innovación y liderazgo en el sector. Actualmente, cuenta con tres referencias: La Revelía y El Zarzal –que se lanzaron al mercado en 2018— y Polvorete, que vio la luz en 2020 y está teniendo un éxito inconmensurable conquistando incluso los exquisitos paladares de la crítica internacional.
Emilio Moro decía que, si sabes escuchar al vino, este te habla. José Moro soñó estos vinos, y no logró emocionarse con ninguna variedad hasta que la godello le habló de tú a tú. «. Y lo han hecho porque son el fiel reflejo de su tierra, de sus gentes, del alma de la variedad godello y de nuestro saber hacer», concluye José Moro.