Portugal es conocida como la nación de las tres «efes». Fado, Fátima y Fútbol. Sus gentes entienden casi por igual los tres conceptos. Y los tres son vitales para la economía local. Uno de ellos, el balompié, también lo era para Vodafone. Al menos hasta que la compañía decidió prescindir de él. Ahora, su CEO, Antonio Coimbra, debe dar muchas explicaciones.
Nacido en la década de los 60′, Coimbra lleva más de 20 años en Vodafone. Las ha visto de todos los colores. A inicios de los 90′ entra en la compañía en su Portugal natal, y en 2009 se pone al frente.
Atrás quedaba el mejorable legado en el país luso de Antonio Carrapatoso, que pasaría a ser presidente no ejecutivo. Así, con Coimbra al frente de la filial portuguesa, llega el gran salto para esa región. El ingeniero Coimbra, titulado en el Instituto Técnico de Lisboa, el mejor del país, dejaba los deberes hechos de manera muy solvente en un mercado relativamente pequeño. Tocaba subir a la primera división. El objetivo no era fácil: competir con Telefónica y convertirse en una alternativa.
En septiembre de 2012 Coimbra se convierte en CEO de Vodafone España. Un año después, con el grupo metiendo presión, el portugués aseguraba que existía un plan de tres años para que el operador rojo volviera a crecer en España. Así lo hizo. Los ingresos volvieron a repuntar año tras año hasta que llegó la hora de pagar la fiesta del fútbol.
La situación se había estado gestando desde hacía tiempo. En concreto, desde que Telefónica decidió comprar DTS (Canal+) y se convertía en operador de telefonía y televisión. Eso, de inmediato, trasladaba la presión a sus competidores.
ANTONIO COIMBRA PASÓ POR EL ARO
En las primeras recompras de derecho, Vodafone entró al trapo. Pero desde el minuto cero el propio Antonio Coimbra se quejaba de que el fútbol no era rentable, los costes estaban disparados y, lo peor de todo, se iba a entrar en una espiral inflacionista en las siguientes subastas trianuales.
Todo se cumplió. Por ello, Coimbra, al que sus allegados tildan de afable y metódico, decidió que este año no pasaba por el aro de Telefónica. Teniendo todavía en su poder parte de los derechos de LaLiga (8 partidos), Vodafone se aventuró a una vida sin fútbol.
El resultado ha sido la marcha de 66.000 clientes de televisión solo en el último trimestre. Además, la sangría de clientes de banda ancha ha sido continua. No obstante, la decisión habrá sido tomada con el beneplácito de Reino Unido, por lo que la responsabilidad pudiera ser compartida.
EJERCICIO DE TRANSPARENCIA
Bajo este contexto, Antonio Coimbra y Vodafone han decidido tirar de transparencia. La justa, eso sí, para demostrar que lo peor ha pasado. Y que la vida sin fútbol puede ser posible.
Para ello, el CEO portugués ha mostrado a la prensa unos datos sobre las peticiones de portabilidad de la competencia, algo que nunca se había hecho público hasta hoy, donde se comprueba que hubo un repunte salvaje en los días duros de la guerra del fútbol (agosto-septiembre), pero que ya había pasado. Tanto por parte de Telefónica, como Orange, donde dichas peticiones de portabilidad, es decir usuarios que quieren cambiarse a ese operador, no han sido muy elevadas.
Estas son las cartas de Coimbra. Portugués que puede recurrir al fado para lamentar la ausencia del fútbol. O no, los números lo dirán, aunque de momento el castigo está siendo importante, y los precios seguirán siendo una «loucura»…