sábado, 14 diciembre 2024

2021 ha sido un año de cifras récord para Bodegas Emilio Moro

Ligado al mundo del vino desde la infancia, José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro y Bodegas Cepa 21, destaca hoy como uno de los grandes referentes del sector, lo que le ha llevado a recibir, entre otras distinciones, el Premio Ponce de León 2020 “Ejecutivo del año”, concedido por la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos; la Imposición de la Medalla Europea al Mérito en el Trabajo; o el Premio CEO más influyente del año 2020 por el Club CEO España.

Tras dos años de pandemia, repasamos con él cómo las bodegas que preside han sabido adaptarse a esta nueva realidad, no solo sorteado los nuevos desafíos, sino también creciendo y saliendo reforzadas.

Casi dos años ya del comienzo de la pandemia, ¿cómo han ido sorteando los retos planteados por la misma?

Como tantas otras empresas, hemos tenido que afrontar esta difícil etapa recurriendo a nuestra pasión, a nuestra experiencia y a la innovación para adaptarnos a la nueva realidad.

El mayor reto ha sido, sin duda, adaptarnos a los nuevos hábitos de consumo durante el confinamiento y los que llegaron para quedarse. Buscamos la manera de llegar al consumidor teniendo, durante mucho tiempo, la hostelería cerrada o con restricciones. Y, como bien dices, después de casi dos años, echamos la vista atrás y vemos que hemos superado ese reto. Supimos apostar por un canal que ya teníamos en desarrollo, el ecommerce, y potenciarlo. Conseguimos resultados históricos gracias a un crecimiento exponencial. Además, reforzamos nuestro canal de grandes superficies y, por supuesto, contamos con una red de distribución que es gran parte del nuestro éxito.

¿Cuál ha sido el reto más difícil que han tenido que enfrentar?

Creo que el mayor reto a la vez ha sido una de las mayores satisfacciones, y no es otro que adaptarse a lo largo de los años. El sector del vino es muy tradicional y en nuestro caso siempre hemos optado por la diferenciación. Desde mis inicios he tenido claro que la clave para diferenciarse es, además, nunca olvidarse de la esencia, nunca perder de vista nuestros orígenes y nuestra filosofía. Y creo que, a día de hoy, puedo decir que lo hemos conseguido. Pero el camino siempre te propone retos, aunque cada día tengo más claro que teniendo los pies en la tierra, puedes tocar el cielo.

¿Qué características tiene el consumidor de vino en esta nueva era y qué trabajo están haciendo para fidelizarle?

Ahora mismo, el perfil del consumidor de vino está cambiando. Es cierto que los amantes del vino de toda la vida se mantienen, pero también es cierto que están surgiendo nuevos perfiles muy interesantes.

Ahora no solo existe el consumidor que disfruta del vino en un restaurante o que va a comprarlo a una tienda especializada. También existe el consumidor digital y ese es el que, en buena medida, ha supuesto un reto y hemos conseguido fidelizar en estos últimos años.

Ese nuevo consumidor es igual de exigente que el consumidor tradicional. Es un tipo de consumidor que busca la excelencia y que valora mucho el valor que solo puede dar la tradición, la experiencia, el saber hacer y el respeto por la tierra.

Bodegas Emilio Moro presume de una plantilla de más de 100 trabajadores, ¿ha sido complicado poder contar con todos ellos en los momentos más álgidos de esta crisis provocada por el coronavirus?

Adentrarse en una crisis como la del coronavirus y no encontrarse grandes piedras por el camino es más sencillo si has trabajado duro previamente a ella. Está claro que fue una crisis que no nos esperábamos, pero creo que la estructura con la que nos enfrentamos a esta nueva situación fue clave para salir airosos. Teníamos un equipo sólido, unos procesos perfectamente estructurados y planificados y la habilidad de adaptarnos al cambio con agilidad. Adoptamos medidas desde el primer instante para, sobre todo, garantizar la seguridad de todos los equipos y reestructuramos el trabajo para que pudiera seguir adelante. Optamos por el teletrabajo y, con el tiempo, hemos integrado una cultura en la que el trabajo en remoto ha estado muy presente, amoldándonos a las diferentes olas y a las situaciones personales de nuestra plantilla.

Por delante todo el año 2022, ¿qué desafíos afronta el sector vitivinícola?

Creo que el desafío es doble, por una parte, seguir siendo fieles a nuestra esencia y confiar más que nunca en la enorme calidad del vino español. Y por otra, conjugar este primer reto con la conquista de las nuevas generaciones que van a garantizar el éxito del sector de aquí en unos años. Es importante que sean conscientes de la cultura del vino, que la abracen y la disfruten. Que descubran el enorme valor del buen vino, de todo el proceso de elaboración y que conecten, a través de él, con la tierra. 

Bodegas Emilio Moro ha cerrado el año con una facturación superior a los 30 millones de euros, mientras que en 2020 la cifra rondaba los 26 millones, ¿se espera que continúe esta tendencia al alza en 2022?

Desde luego, es lo que esperamos y para lo que trabajamos. Sin duda, 2021 ha sido un año de cifras récord para Bodegas Emilio Moro, pero no nos olvidamos de que ha sido posible gracias al trabajo llevado a cabo en años anteriores. Siempre hemos sido conscientes de que, para crecer, hay que ser fieles a nuestra historia, mirar hacia delante sin olvidarnos de lo que nos impulsó al principio de nuestro camino.  Pero tenemos mucho que conquistar y, por supuesto, siempre soñamos en grande.

Y, en el caso de Bodegas Cepa 21, ¿cuáles son las previsiones?

Cepa 21 es una bodega llamada a conquistar el mundo, porque es un concepto de bodega poco común en la zona, para nosotros es una especie de templo consagrado a los aromas, del alma de la Ribera del Duero, del profundo respeto por la variedad reina: la tempranillo.

Siento una enorme satisfacción por todo lo conseguido hasta ahora. Poco a poco hemos conformado una gama de cinco referencias que son un fiel reflejo de lo que queríamos, vinos soñados desde la tierra. Y sé que están conquistando el mundo porque, además, ya lo dicen los grandes críticos y, por supuesto, nuestros clientes, que cada vez son más y están más convencidos de que nuestros vinos ya son sus vinos favoritos.

Me siento muy orgulloso de estar trabajando la marca como lo estamos haciendo, de abrir nuevos canales de comercialización, hemos crecido de manera exponencial en el canal online durante la cuarentena y tras ella. Nos hemos adaptado a las necesidades y gustos del consumidor, conquistándoles con cada copa. Tenemos una cadena de distribución muy potente en España y fuera de nuestras fronteras.

Contamos con distribuidores e importadores convencidos de la calidad de nuestros vinos en Cepa 21, y ellos mismos son embajadores de esta marca que tiene un reto por delante, estar en boca de todos, pero sé que lo vamos a conseguir. Cepa 21 tiene un presente y futuro brillante.


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