Si hubiera que señalar a alguien que haya aportado a la capital española parte de su identidad a finales del siglo XIX y principios de este, podría ser el Estudio Lamela. En sus ya casi 70 años de existencia han firmado más de 2.000 proyectos, y muchos de ellos han conformado el paisaje madrileño y transformado su fisionomía. Fundado en 1954 por Antonio Lamela, el estudio está dirigido desde hace una década por su hijo, Carlos, que tiene bajo su liderazgo a 80 arquitectos, repartidos entre Madrid, México, Polonia y Catar.
El primero de los proyectos que desarrolló el estudio fue un edificio de viviendas en la calle O’Donnell, 33, de la capital. Desde el principio, la obra se caracterizó por un enfoque funcional que vertebrar todo su legado, ya que ellos, dicen, construyen edificios, no ofrecen experiencias. Posteriormente, las Torres de Colón fueron las que le dieron el impulso definitivo al estudio. Si bien estuvieron en constante problemática con el Ayuntamiento de aquel entonces, al final las torres supusieron un cambio en la arteria principal de la capital.
Pero también supusieron un gran avance en cuanto a la arquitectura española. Las Torres fueron el primer ejemplo de arquitectura suspendida, ya que están proyectadas como un volumen suspendido desde arriba. En un principio estaban diseñadas para un uso residencial, pero el análisis para adecuarlo a la parcela existente constató la contradicción entre el uso para el que estaba destinada y las estructuras convencionales. De aquí surgió la idea de «colgar» las Torres. Además, en un primer momento se pensó en construir una sola torre, pero se decidió hacer dos por el alto impacto que tendría en la imagen urbana.
Otro de los grandes proyectos que ha hecho el estudio ha sido la reforma del estadio Santiago Bernabéu con motivo de la celebración del mundial de España en el año 1982. El Real Madrid planteó al estudio la necesidad de aumentar en 20.000 nuevos asientos la capacidad total del estadio para llegar a albergar 106.000 espectadores. Para ello se creó un nuevo anillo superior, con sus correspondientes accesos y servicios complementarios, y que afectaba a tres de los cuatro lados, que conservaban la altura del proyecto original.
Uno de los grandes proyectos fue la reforma del estadio Santiago Bernabéu
SALTO INTERNACIONAL DEL ESTUDIO LAMELA
Pero el proyecto que les permitió dar el salto internacional fue la terminal T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barjas. El estudio realizó la nueva terminal, ubicada a tres kilómetros al norte del antiguo Barajas (terminales T1, T2 y T3). Para ello, la dividieron en tres edificios: el aparcamiento, la terminal y el satélite. Este proyecto fue declarado por ‘The Guardian’ uno de los proyectos icónicos y una de las 25 mejores obras del siglo XXI. Actualmente, la presencia internacional supone actualmente el 70% de los ingresos de la empresa, que factura alrededor de ocho millones de euros al año.
Tras este proyecto le siguió uno de sus primeros proyectos internacionales, la ampliación del Aeropuerto de Varsovia, en el año 2000. Debido a esta obra, en la que el estudio madrileño se presentó junto a Ferrovial-Budimex, en 2002, Lamela abrió oficina en Varsovia. Desde estas oficinas, el equipo polaco del arquitecto español ha desarrollado el Estadio de Cracovia, el Estadio Municipal de Lublin, la remodelación de la Terminal A (antes T1 y T2) del aeropuerto Chopin de Varsovia. Además, también ha construido proyectos residenciales y oficinas, entre los que destaca el edificio Pacific, sede de Nestlé Polonia, en la capital del país.
RESIDENCIAL
Por otro lado, estudio Lamela también se ha distinguido por sus proyectos residenciales para las principales compañías inmobiliarias. Además, la compañía se encuentra en los principales desarrollos urbanos tanto en la capital como en las ciudades que la rodean. Uno de estos es el proyecto Qian, con Aedas Homes, en Majadahonda.
Igualmente, se han posicionado también en el segmento del lujo en cuanto a residencial. Uno de los ejemplos es la rehabilitación de un edificio singular en el barrio de Chamberí (Madrid), en la calle Modesto Lafunete, 26. Cuentan con 12 viviendas familiares que se benefician de una fachada traslúcida que incorpora el paisaje verde al interior, con un precio que llega a los 2 millones de euros. El inmueble está promovido por el grupo británico Grosvenor.