Este pasado 12 de octubre la derechona hizo su agosto. Primero con una pretendida pero inexistente“paletada” de los Sánchez al situarse en la recepción del Palacio Real junto a los Reyes, tras saludarles. Lo hicieron a requerimiento de los servicios de protocolo zarzuelinos hasta que llegaran los siguientes invitados para que la fila del “besamanos” fluyesecon continuidad.
Estos servicios no estuvieron atentos para indicar al presidente del Gobierno, y a su esposa, que ya podían proceder al siguiente salón. La llegada, para ello, de un funcionario apresurado y brusco lo evidenció. Honra a la Casa Real haberlo puntualizado cortando las alas a críticas de remilgados, ignorantes y malintencionados que tienen a la madrasta de Cenicienta por patrona, parapetándose en un pretendido sentido del humor.
No deja de sorprender que haya quien siga creyendo en la ciencia infusa. Mejor no dejarse llevar por instintos ruines y preguntar antes a los especialistas que “saben de qué va la cosa”. Pedro Sánchez ha sabido hacerlo en política exterior, rodeándose de diplomáticos competentes en la Moncloa. En otros campos el panorama no es tan brillante y así van ciertas cosas con, entre otras,responsables gubernamentales afectados por Hacienda, alguna universidad, un órgano de vigilancia o mostrando un lenguaje ordinario, incluso, quizás, homófobo.
Mariano Rajoy afirmó, con razón, en un curioso desplazamiento a Ecuador que la extrema izquierda y los independentistas le echaron de La Moncloa. Culpó a Sánchez de aliarse tristemente con ellos para llegar al poder, aunque la puñalada trapera se la asestó el PNVcensurándoleuna semana después de aprobarlesus presupuestos. Posiblemente, malos compañeros de viaje. ¿Pero, son solo indeseables cuando pactan con la izquierda?
Otro motivo de satisfacción para la derechona fueron los pitos, abucheos e insultos de unos exaltados a Sánchez aprovechando el desfile militar con ocasión de nuestra fiesta nacional. Esos acalorados, con su público complaciente, se produjeron sin respeto por la efeméride, la presencia de los Reyes y las Fuerzas Armadas. Eso sí, deben de ser, como sus palmeros (diría Gabriel Rufian), “muy españoles”, siendo su gesta amplificada con satisfacción por los medios más conservadores.
Causan pesar aquellos que aplauden cualquier cosa que denigre a quienes les disgustan sin considerar como ello afecta institucionalmente a la imagen de España,esa con la que dicen enjuagarse todos los días la boca. ¿Alguna diferencia con los separatistas que reprueban al Rey?
La mentira no les incomoda tampoco. Sánchez es para esos críticos, ignorandouna Constitución que no quieren adecuar a los tiempos, un Presidente ilegítimo al no estar en la Moncloa uno de los suyos y le acusan de querer pactar un referéndum de autodeterminación en Cataluña, algo imposible sin un consenso nacional.Pablo Casado afirma, por su parte, que Andalucía es una “anomalía democrática” (porque allí aún no ha gobernado su partido) y que, si Bruselas no tumba los presupuestos de Sánchez, estos tumbarán a España.
Estos (más que) presupuestos socio-podemitas son discutibles, pero si Bruselas los visa, es que no deberían tumbar a España. Mientras tanto, desde la capital europea piden aclaraciones y Pablo Iglesias, factótum extra gubernamental, visita a Oriol Junqueras en la cárcel, no sin cierto comprensible malestar entre varios ministros, para extraer el asentimiento de ERC a esos presupuestos tan modelados por él mismo.
El pasado 12 de octubre era nuestra fiesta nacional. En lugar de celébralo dignamente, algunos prefirieron repartir basura que, finalmente, les ensució más a ellos. Luego dicen que España es ingobernable. No será porque ellos no lo intenten. “Destruir” (lo que sea), podría ser su lema.
Carlos Miranda es Embajador de España