De momento no va a dar un paso adelante, mientras se atiendan sus exigencias, pero no va a dar ni un solo paso atrás. Cuando Putin habla tiembla el misterio y en las últimas semanas el líder ruso está dejando muy clara su postura ante todos. Tiene trazada una línea roja que no consentirá que nadie traspase: Ucrania no puede integrarse en la OTAN. Mientras tanto, presiona con el acercamiento de 150.000 soldados a la frontera con su vecino, y recorta el flujo de gas hacia Europa en clara advertencia a la UE por su apoyo a los ucranianos.
De todos es sabido el extraordinario interés que tiene el exdirectivo de la KGB por Ucrania. Si por él fuera, su vecino ya estaría anexionado desde tiempo, y eso lo saben perfectamente los ucranianos que buscan ayuda por todos los lados, para evitar lo que ya pasó en 2014 con Crimea. Entonces, la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol fueron escindidas de Ucrania por una serie de procesos político-militares (invasión en toda regla) e integradas a la Federación de Rusia.
«Nuestras acciones no dependerán del curso de las negociaciones, sino de la garantía incondicional de la seguridad de Rusia. Hoy y por la perspectiva histórica. Hemos dejado claro que es inaceptable un mayor desplazamiento de la OTAN hacia el Este». Así de rotundo se mostraba Vladimir Putin hace unos días en una rueda de prensa anterior a su encuentro con Biden y a las negociaciones entre EEUU y Rusia y entre la OTAN el país exsoviético.
«¿Qué es lo que hay que entender aquí? ¿Estamos poniendo misiles junto a las fronteras de EEUU? Es EEUU, con sus misiles, el que ha venido a nuestra casa. Están en nuestra puerta», prosiguió explicando Putin, que se preguntaba sobre qué pensarían los americanos si la situación fuese al revés. «¿Cómo se sentirían los estadounidenses si pusiéramos nuestros misiles en la frontera entre Canadá y EEUU o en la frontera entre México y EEUU?».
Desde EEUU se informa de que sus terminales de exportación de GNL están operando al máximo de su capacidad e incluso por encima de ella
Lo que se desprende de todo esto es que nadie se fía de nadie. Rusia no se fía de la OTAN ni de Estados Unidos, Ucrania no se fía de Rusia, Estados Unidos tampoco, y mientras la UE, en tierra de nadie, amenaza con la boca pequeña con sanciones, intentando contentar a Ucrania, mientras ya sufre las consecuencias con una menor llegada de gas ruso.
BIROL CULPA A GAZPROM
El director de la Agencia Internacional de la Energía ha echado la culpa a Rusia de empeorar la crisis del gas natural en Europa. Fatih Birol señalaba este miércoles que los elevados precios que se sufren en el viejo continente y los bajos niveles de almacenamiento se deben en gran medida al comportamiento del proveedor de gas estatal Gazprom.
Putin podría enviar hasta un tercio más de gas a través de los gasoductos existentes, asegura Birol, lo que equivaldría a un 10% del consumo diario de Europa. Con esa cantidad se alejaría el peligro de escasez de gas en el caso de que el invierno se recrudezca más de lo esperado en un principio.
«Si bien entendemos que Gazprom está cumpliendo con sus compromisos contractuales a largo plazo, ha reducido las ventas al contado a Europa, a pesar de que el precio de los contratos a largo plazo está muy por debajo de los niveles actuales de precios al contado», dijo Birol, que no se explica que los rusos desaprovechen la oportunidad de vender el gas al alto precio actual, si no es por la presión que ejercen de esta forma sobre la UE para que no apoye el proceso de integración de Ucrania en la OTAN.
«Creemos que hay fuertes elementos de tensión en los mercados europeos de gas debido al comportamiento de Rusia», sentenciaba Birol.
EL GAS AMERICANO DA UNA TREGUA A EUROPA
Mientras el gasoducto Yamal-Europa, el que hace llegar el gas ruso a Alemania, lleva tres semanas sufriendo flujos anómalos, y otros grandes gasoductos hacia Europa han registrado flujos inferiores a la media, está siendo el gas americano el que consigue rebajar los precios y dar una pequeña tregua al precio de la electricidad en el viejo continente y, por ende, en España.
Desde mediados del mes de diciembre, los precios europeos del gas se han reducido a la mitad. Eso se está notando en los precios de la electricidad. En España el MWh marcaba su registro histórico el 23 de diciembre de 2021 con más 380 euros de precio, cuando estos días se está pagando a algo más de 200 euros.
Sin lugar a dudas, la inyección de gas natural desde el otro lado del Atlántico está ayudando a compensar el descenso de los envíos rusos. Los nuevos suministros de gas natural licuado que llegan a Europa en barcos metaneros están siendo fundamentales para aliviar los problemas de suministro, pero no son la solución a la crisis energética.
Desde EEUU se informa de que sus terminales de exportación de GNL están operando al máximo de su capacidad e incluso por encima de ella, en un intento de menguar el poder de influencia de Putin en Europa a través de la energía.
POSTURAS CLARAMENTE ENFRENTADAS
«Las cosas que no hicimos en 2014 estamos preparados para hacerlas ahora», le dijo en su encuentro virtual Biden a Putin, según afirma el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
A pesar de que a comienzos de semana el viceministro de Asuntos Exteriores ruso Sergei Riabkov declaraba que «no hay motivo para temer ningún tipo de escalada», desde el Kremlin han llegado a avisar de la posibilidad de desplegar tropas rusas y dotaciones armamentísticas en Venezuela y en Cuba, si la OTAN se expande hacia el Este de Europa, es decir, si permite que Ucrania se incorpore a su organización.
Por su parte, la vicesecretaria de Estado norteamericana Wendy Sherman, máxima responsable de la delegación estadounidense que negocia desde principios de semana con la delegación rusa una rebaja de la tensión en la zona, ha contestado a las palabras de Riabkov con contundencia, «lo pueden demostrar. Si no tienen intención (de invadir Ucrania) que reduzcan la tensión y devuelvan las tropas a sus cuarteles».
Si hay algo claro, es que eso no va a ocurrir, y la escalada de tensión se mantiene a pesar de las conversaciones. Lo tiene difícil la OTAN si piensa convencer a Putin de que no pasa nada porque sus tentáculos lleguen hasta su misma frontera. Ucrania es el balcón de Rusia hacia Europa y el ex de la KGB no quiere que le quiten las vistas. El patio interior, por el lado que limita con Asia, lo tiene ya bien controlado, no atisba peligro, pero de lo que venga por el oeste el líder ruso no se fía ni un pelo. Parece que la crisis energética seguirá siendo noticia durante bastante tiempo más.