En los mentideros audiovisuales de la Villa y Corte se asegura que la renovación que se barrunta en la cúpula de Mediaset podría afectar al mismísimo Paolo Vasile, que ya ha sobrevivido a innumerables profecías que predecían su fallecimiento profesional.
El CEO italiano de 68 años, «always on», tiene ante sí los retos de encauzar Telecinco, mantener beneficios contra la deriva negativa de la inversión publicitaria en televisión y diseñar la Mediaset del futuro antes de activar un plan de sucesión que dará por cerrada una etapa de más de dos décadas de éxitos en la industria televisiva española.
1999
Vasile asiste atónito a los desafortunados alegatos de Paz Padilla sobre las vacunas y «el amor» mientras prepara un golpe de mano a los realities que incluirá el regreso de concursantes anónimos y el descanso para el eterno Jorge Javier Vázquez.
La telerrealidad ha sido clave en los éxitos de Vasile, que aterrizó en España en 1999 por orden de su patrón Silvio Berlusconi y cubrió con éxito la marcha de Maurizio Carlotti: Telecinco ha sido la cadena favorita en 16 de los últimos 22 años.
Es cierto que en Fuencarral no han descorchado demasiado champán por este último triunfo de 2021 ya que la dinámica que sufre Telecinco es desalentadora: Antena 3, subida a la ola de las telenovelas turcas y ‘Pasapalabra’, ha ganado 4 de los últimos 5 meses en liza.
RESULTADISMO
El antropólogo Paolo Vasile aparcó hace demasiados años el romanticismo profesional. Lejos quedan sus desayunos de infancia en los estudios romanos de Cinecittà frente a su padre, el escritor, guionista y productor Turi Vasile, que marcaría inconscientemente la deriva resultadista de Mediaset España porque se arruinó con films tan elogiables como deficitarios.
Su hijo apretó el acelerador en Telecinco para dejar de ser considerado un CEO de transición y amarilleó una parrilla que había modernizado Carlotti. Su antecesor ‘mató’ a las Mama Chicho y sentó las bases de la cadena amiga: María Teresa Campos por las mañanas, Xavier Sardà a falta de Pepe Navarro en las medianoches y Globomedia firmando series (‘Médico de familia’) y espacios humorísticos.
Telecinco marcó en el año transicional 1999 un 21% y durante el primer semestre de 2000, ya con Vasile como piloto en solitario, rebasó el 26% a caballo de ‘Gran Hermano’, emblema durante dos décadas (y ahora ajado por el juicio sobre un presunto caso de abuso sexual que se dirimirá el próximo mes).
Al estreno de ‘GH’, que mediante sinergias inundó toda la parrilla de Telecinco, le siguieron la llegada de espacios rosas estilo ‘Tómbola’ (‘Salsa rosa’ y ‘A tu lado’ se estrenarían en 2002) y espacios inquisitoriales o agresivos (‘Aquí hay tomate’ y ‘Hotel Glam’ nacieron en 2003).
Y en 2004 Telecinco, convertida en la televisión más rentable de Europa, saltó a bolsa antes de ordeñar la industria audiovisual con una sucesión de beneficios que triplicaban a los de los tiempos de Carlotti: 290 millones en 2005, 314 en 2006, 353 en 2007 y 282 en 2008.
Esta colección de extraordinarios resultados posibilitó que en plena crisis, 2010, Mediaset se hiciese con Cuatro y un 22% de Digital+ por 1.050 millones.
AMARÁS LA RENTABILIDAD POR ENCIMA DE TODAS LAS COSAS
Mediaset funciona por mando único: Vasile manda y el resto de directivos (Manolo Villanueva, Mario Rodríguez, Massimo Musolino o Alejandro Echevarría), obedecen. El CEO italiano acabó con la bicefalia que reinó en los primeros compases de Telecinco (que estaba dividida entre la propia cadena y su área publicitaria) y selló un único mandamiento: amarás la rentabilidad por encima de todas las cosas.
Esta teoría explica que Mediaset haya dejado ir en la última década a espacios que han nutrido a la competencia (Karlos Arguiñano, ‘El hormiguero’, ‘La Voz’ o ‘Pasapalabra) porque los consideraba difíciles de amortizar.
APOLÍTICO, POR OBLIGACIÓN
El costado de Vasile está cosido por varias cornadas cual Juan José Padilla. El CEO italiano, en este caso, ha sufrido unos pitones políticos que le llevaron a echar a Luis Fernández de ‘Informativos Telecinco’ para no enfadar a José María Aznar, a cancelar ‘Pecado Original’ para no soliviantar a Zarzuela, a callarse contra Zapatero a pesar de su odio a los ‘brujos visitadores’ por La Sexta (que practicó guerra sucia contra Vasile) y a Jesús Cintora para alegría de Soraya Sáenz de Santamaría.
Vasile, con un ojo al público y otro a los accionistas, sabe que en España le dejan hacer dinero si no se mete en temas autóctonos y es por ello hayamos pasado de la Telecinco del «No a la guerra», las Campanadas en Muxía entre chapapote o los informativos de Àngels Barceló al ayusismo de Ana Rosa o la campechanía del ‘hispanoluxemburgués’ Bertín.
Jorge Javier Vázquez asegura que Telecinco hace una televisión de «rojos y maricones», véase el alegato feminista de Rocío Carrasco, pero lo cierto es que la línea editorial de la cadena ha ido virando hacia la ideología de Vasile, que odia a los «aristócratas de la intelectualidad» que le afean las fechorías desde las tribunas periodísticas.
El capo italiano los soslaya y ahora anda centrado en contribuir a hacer la Mediaset del futuro, el grupo sigue comprando acciones de la alemana ProSieben para armar una plataforma paneuropea completada por su matriz italiana, que es su gran reto antes de activar su plan de sucesión.