Una vez más el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha revuelto los ánimos de los agricultores y ganaderos al reiterar su opinión, como ya hizo hace unos meses, de que España debe reducir su consumo de carne y que el sector de la agricultura es culpable de parte de la contaminación medioambiental.
Igual que hiciera en verano, Garzón ha vuelto a revolucionar al sector del campo con unas polémicas declaraciones donde vuelve a poner el foco de la crisis climática en el sector agrícola y ganadero. «La gente aquí sabe sobre el papel que juegan los gases de efecto invernadero en el cambio climático, pero tienden a vincularlo con los automóviles y el transporte. Fue recientemente cuando comenzaron a observar el impacto de la cadena de consumo animal y, especialmente, el impacto de la carne de res. Otros países estaban bastante avanzados en eso, pero en España ha sido un tabú», afirma el ministro en una entrevista concedida al medio británico The Guardian.
Una de las regiones que ha estallado contra el responsable de Consumo ha sido Castilla y León. Su todavía presidente, Alfonso Fernández Mañueco, ha mostrado a través de sus redes sociales su rechazo hacia las afirmaciones de Garzón. Para el líder popular castellanoleonés, esta afrenta le sirve como campaña política a la vez que defiende el papel del campo, clave en la región.
Hay que tener en cuenta que la agricultura y la ganadería es un sector fundamental en Castilla y León y, actualmente, está atravesando una situación delicada. Las personas que se dedican a estas actividades se están acercando a la edad de jubilación y no existe un relevo generacional. Además, las ayudas no son suficientes.
«En diez años nos tendremos que jubilar 200.000 agricultores que estamos dados de alta»
NO HAY RELEVO GENERACIONAL
Según datos proporcionados desde la Junta de Castilla y León, el sector ganadero es uno de los más importantes para la comunidad, superando, incluso, al agrícola ya que no interfiere el clima. En 2020, la producción animal alcanzó un valor de producción de 3.126 millones de euros. «La renta agraria de Castilla y León en 2020 se estima en 2.833 millones de euros, lo que supone un incremento del 25,8% respecto al 2019, seis veces por encima del aumento de la renta agraria nacional, que se prevé del 4,4%». Además, destacan que, gracias a este sector, se amortiguó la caída del PIB durante la pandemia.
Sin embargo, a pesar de su importancia, el futuro del campo es cada vez más negro. En Castilla y León un tercio de los agricultores tiene más de 64 años y solamente el 11% tiene menos de 41. Es por eso que el gobierno presidido por Mañueco puso en marcha un plan para atraer a 3.500 jóvenes al sector primario.
Esta es la solución que esperan que den frutos desde el sector. Algunos de los responsables de la ganadería y agricultura de las diversas provincias de Castilla y León han afirmado que, de no cambiar las cosas, al sector le queda tan solo una década de vida. «Llevamos arrastrando un problema estructural desde hace tiempo. En los próximos diez años nos tendremos que jubilar 200.000 de los 300.000 agricultores y ganaderos que estamos dados de alta actualmente en España. Se están incorporando unos 8.500 jóvenes al año. El déficit será de 11.000 o 12.000 ganaderos por año. Esto es muy grave. En ningún otro país hay una situación parecida. Debemos atraer a la gente joven al campo», nos explica a MERCA2 Lorenzo Rivera, coordinador regional de CAOG Castilla y León.
AYUDAS AL SECTOR DE LA AGRICULTURA
Para solucionar este problema, tanto la propia Junta de Castilla y León como el Gobierno, están dando una serie de ayudas económicas para atraer a los más jóvenes al campo. Además, también están apostando por la modernización del sector, para hacerlo más atractivo.
Por un lado, desde Castilla y León lo hacen con el programa puesto en marcha el año pasado denominado ‘Plan Agricultura y Ganadería Joven 2021-2023’. En concreto, en este periodo de tiempo, la idea es destinar una partida de 300 millones de euros para personas entre 18 y 40 años que decidan introducirse en el sector.
Po otro lado, a través de las retribuciones de la Política Agraria Común, el Gobierno y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación también quieren potenciar este relevo generacional. Este es uno de los objetivos de la PAC que busca no solo parar con el cierre de granjas, sino crear nuevas e impulsar el sector. A pesar de esta ayuda estatal, Rivera cree que es insuficiente. «La PAC no defiende a los pequeños y medianos agricultores. Favorece a los fondos de inversión, que están ‘uberizando’ el sector», argumenta.
Sin embargo, desde COAG Castilla y León afirman que, aunque las ayudas son suficientes, hay otros problemas. «Las ayudas recortan entre un 50 y un 60% la inversión inicial que tiene que hacer un joven cuando se inicia. Pero, hay que tener en cuenta el espacio. Si los 200.000 que nos jubilamos seguimos explotando nuestras tierras, los jóvenes no pueden ejercer. Debemos cederles esos espacios».
Los ganaderos también le quieren lanzar un mensaje al ministro de Consumo. «Las afirmaciones no son ciertas y hace flaco favor a las exportaciones que hacemos. Esperamos que comience a medir sus palabras y que empiece a tener en cuenta la calidad de la carne que importamos de otros países. A ellos no se les exige nada. En ese campo tiene mucho terreno para explayarse», concluye el coordinador de COAG CyL.
EL PAPEL DE LA MUJER
Otro de los problemas a los que se enfrenta el campo es a la falta de igualdad. A esta lucha por el relevo generacional habría que sumarle una batalla por la que las mujeres llevan peleando muchos años: aumentar su presencia. «La situación de las mujeres en nuestro medio rural castellanoleonés no está para tirar cohetes, es verdad. Como no lo está el medio rural en su conjunto. En los 2248 municipios de Castilla y León residen un 40% de mujeres y de éstas, un 30% tiene más de 65 años. Claro que ellas son las que en una inmensa mayoría hacen que funcione el tejido asociativo, que los pueblos sigan teniendo vida y resistencia, son las que siguen trabajando y luchando por revertir los, a veces, graves desequilibrios de desigualdad entre personas (hombres y mujeres), entre territorios, entre sectores y entre el ámbito urbano y rural», «Lo que tenemos que seguir reivindicando es seguir trabajando por una visibilización. Somos protagonistas de una parte muy importante de nuestros pueblos y motor de la economía y hay una parte que sigue siendo injusta y hay unos desequilibrios que seguimos asumiendo como normal», afirma Rosa Arranz, presidenta de La Unión de Mujeres, Agricultoras y Ganaderas.
Además, añade que «lo que tenemos que seguir reivindicando es seguir trabajando por una visibilización. Somos protagonistas de una parte muy importante de nuestros pueblos y motor de la economía y hay una parte que sigue siendo injusta y hay unos desequilibrios que seguimos asumiendo como normal».
Según los últimos datos, solo 41 explotaciones de toda Castilla y León están como titulares mujeres. «El número de explotaciones de titularidad compartida es muy escaso, 118 solamente», destaca Rosa. A pesar de que existe una ley para impulsar esta cotitularidad, no ha sido suficiente para atraer todo este talento al campo.
«En el campo de Castilla y León las mujeres siguen estando infrarrepresentadas, con escasas posibilidades de ser acreedoras y dueñas de las decisiones que les afectan cada día en materia de precios en sus productos, de condiciones laborales y salariales, en seguridad alimentaria, en acceso a tierras, a puestos de responsabilidad en las Organizaciones agrarias o en los Consejos rectores de las cooperativas… Y en algunos casos, no porque se les niegue directamente ese acceso, sino porque son tantos los obstáculos y trabajos que deberían ser compartidos y no lo son en su día a día, que muchas mujeres deben decidir entre esa visibilidad a costa de un grandísimo esfuerzo personal o la invisibilidad que les deja algún rato más para poder «vivir sin perecer», concluye.