Telefónica afronta un año vital. Puede resultar un tópico, pero cuando el presidente José María Álvarez-Pallete dijo hace unos años que estaban construyendo la compañía para el próximo siglo, precisamente se refería a esto: los pasos que darán en este primer lustro de la década sentenciarán el futuro. Y lo hacen con una guerra de precios en el mercado español que está quemando los márgenes; la salida de Latam más lenta de lo esperado; su nueva posición en Reino Unido y, de nuevo en España, la potencial venta de su red de fibra. Algo que ya está en marcha.
Sobre este punto concreto, la venta -parcial o total- de su infraestructura fija en España, el presidente ya ha empezado a mover las cartas. Primero fue un runrún de la prensa, posteriormente el CEO Ángel Vilá dejaba todas las puertas abiertas; y finalmente los medios de comunicación voceaban lo que ya es un secreto a cantado: Telefónica estudia todas las opciones que tiene sobre la mesa para su red de fibra.
Y aquí es donde Álvarez-Pallete empieza el juego. El sector telecos, fijo y móvil, ha despertado el ansia de los fondos de inversión y otros ‘players’ de la industria. El operador azul lo ha vivido en sus propias carnes con Telxius y un múltiplo de venta histórico. También ha pasado en el segmento fijo con el negocio de fibra oscura de Red Eléctrica. En definitiva, el presidente de Telefónica sabe que puede sacar buena tajada, por eso ha sido él mismo en persona el que ha manifestado hace unos días que, en realidad, nada urge con respecto al FTTH español. La deuda está controlada, y por lo tanto la caja respira. Aunque esto no se trata de una cuestión económica.
La cuestión es que Telefónica no necesita gestionar 27 millones de unidades inmobiliarias pasadas con fibra en España. No le otorga ninguna ventaja competitiva, debe abrir su acceso mayorista y el mantenimiento (Opex) es caro. Por eso la mejor opción es la venta parcial, dejar que un socio industrial entre en la gestión e inversión de la red, y ellos se dediquen a los servicios. Básicamente la tendencia del sector, tanto en el negocio fijo como móvil.
Telefónica se enfrenta a otro año marcado por retos muy concretos en todos los mercados
Y el camino se hace. Telefónica Tech se ha convertido en el elemento dinamizador de la compañía. Segmentos como la ciberseguridad o la inteligencia artificial (IA) son una nueva preocupación dentro de la compañía. Se alcanzan acuerdos, se invierte… el objetivo, efectivamente, es construir esa nueva compañía. Aunque todavía tenga algunas losas del pasado, como esa inversión millonaria en fútbol de la cual no se sabe si saldrá victorioso o trasquilado. Dentro de cinco años se podrá valorar.
EL PROBLEMA ESPAÑOL DE TELEFÓNICA
El mercado español sigue siendo clave para Telefónica. En lo espiritual (siempre será el antiguo incumbente) y en lo económico. En este segundo apartado, precisamente, se enfrenta a la región más compleja, donde la competencia se ha disparado a niveles problemáticos y donde las soluciones para resolver el puzle son complejas.
La negación de la guerra de tarifas desde que MásMóvil ha tenido peso relevante ha sido la tónica pública en todos los operadores. Aunque poco a poco han sido las propias compañías las que han entrado en razón. Digi, la última en entrar en liza, fue la más clara al llevar a cabo una promoción donde públicamente reconocía dicha guerra de precios. Lógicamente ellos decían que eran los demás. Pero ha sido hasta la propia Telefónica, con su marca O2, la que han empujado esta pelea que daña los márgenes. Han sido todos.
Y ahora no hay vuelta atrás. ¿La solución? Todos hablan de una consolidación del mercado. Pero no será nada sencillo. Los operadores de telefonía están en una difícil encrucijada. Desde hace un buen puñado de trimestres los ingresos marcan una línea descendente. La guerra de precios, que ya todos reconocen abiertamente, ha laminado gran parte de los márgenes. Otro reconocimiento público es que el sector en su conjunto deberá abordar una nueva consolidación; es decir, fusiones y compras. Donde surgen las discrepancias, sobre todo entre MásMóvil, Orange y Vodafone, es en qué empresas se verán envueltas en dicho proceso. Y no solo eso. A nivel regulatorio la problemática es mayor.
LOS AZULES POR EL MUNDO
En el resto del mundo, José María Álvarez-Pallete parece tener todo en relativo orden. Quizá no el que había prometido exactamente, pero muy ajustado a los planes de la empresa. En los dos últimos años se han ejecutado movimientos en Latam. Ventas parciales de por medio, la desinversión programada por la compañía se ha reflejado.
Mientras, en Reino Unido y tras la unión con Liberty, su rol ha cambiado. Se esperan recoger muchos frutos de la nueva compañía y, lo más importante, hay mucho más músculo para ganar terreno en otra región donde también existe gran competencia. Y, demás, donde las normas de juego el negocio de la banda ancha fija son distintas a otras regiones.
Por último, y también en suelo español, Telefónica encara 2022 con un importante ajuste de plantilla en España. Ha conseguido que la paz social con los trabajadores no se rompa, pero también supone ese cambio de ciclo, puesto que se ha tratado de prejubilaciones por motivos de edad. La nueva compañía espera, y la agilidad que necesita el famoso elefante cada vez es mayor.