miércoles, 27 noviembre 2024

Felipe VI lanza un mensaje muy político con referencias al recibo de la luz

El rey Felipe VI, en su tradicional mensaje navideño, ha tenido una gran vocación política, apelando en reiteradas ocasiones al consenso y la unidad. Un mensaje bastante claro a la clase política que, en los últimos años, ha mostrado grandes dosis de crispación que ha calado en la sociedad. De igual modo, el mensaje económico ha hecho referencia a la superación de la crisis -que mantiene una velocidad intermitente-, no sin baches como la crisis energética que vive el conjunto de países europeos, y que en España se está haciendo notar.

No obstante, el trazo grueso del mensaje navideño ha tenido una clara orientación política, y eso que la pandemia provocada por el coronavirus ha vuelto a la máxima actualidad. En concreto, el monarca ha reiterado la necesidad de que todas las instituciones cumplan y respeten la ley y de que sean «ejemplo de integridad pública y moral» en un momento en que todas las miradas están puestas en el posible regreso de su padre, Juan Carlos I, al que no ha hecho mención en ningún momento, algo que por otra parte se esperaba.

Los desafíos que ha traído consigo la pandemia plantean una «auténtica encrucijada» para España pero también «una oportunidad histórica» para «actualizar y modernizar nuestro país», ha sostenido, recalcando -de nuevo con un mensaje muy dirigido a la clase política- que en esta tarea las instituciones tienen una gran «responsabilidad».

Dichas instituciones, además de «tener siempre presente los intereses generales y pensar en los ciudadanos», «de estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas», deben «estar en el lugar que constitucionalmente» corresponde a cada una de ellas, ha subrayado Felipe VI.

También debemos «asumir, cada uno, las obligaciones que tenemos encomendadas; respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral«, ha añadido el monarca, incluyendo a la Casa Real en esta obligación y sin mencionar expresamente a su padre.

Sus palabras van en la línea de su discurso de hace doce meses, el primero desde que el Rey emérito había partido al exilio en Emiratos Árabes Unidos. Entonces recalcó que desde su llegada al trono en 2014 ha defendido que los principios éticos y morales «nos obligan a todos sin excepciones» y «están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares».

EL COVID, EL AGRIO PROTAGONISTA

Un año más, por desgracia, el covid ha sido el protagonista amargo en el dircurso del rey. Felipe VI ha destacado Don Felipe que «la situación es diferente» en gran medida gracias a las vacunas, «al gran número de españoles que se han vacunado, así como al propio proceso de vacunación en nuestro país, del que podemos sentirnos especialmente satisfechos».No obstante, la nueva variante ómicron demuestra que «el virus todavía tiene la capacidad de hacernos daño» y en estos momentos «se vuelve a transmitir muy rápidamente». Así pues, ha incidido, «el riesgo no ha desaparecido».

«Por ello, debemos seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva», ha defendido el Rey, reivindicando que «todos tenemos que hacer lo posible para no dar pasos atrás en esta crisis sanitaria que tanto sufrimiento ha causado».

La pandemia también ha tenido «consecuencias sociales, económicas y emocionales» para los españoles y aunque «la economía ha vuelto a crecer» y «la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo», «ha aumentado el número de personas en situación de vulnerabilidad.

PREOCUPACIÓN POR LOS PRECIOS Y LA ENERGÍA

«Hoy en día existe preocupación en muchos hogares por la subida de los precios, el coste de la energía o por las dificultades para encontrar un empleo estable, especialmente para los jóvenes», ha reconocido.

Por otra parte, el covid ha puesto de manifiesto la mayor dependencia de unos países con otros y la necesidad de «soluciones a nivel mundial para muchos de los desafíos que compartimos», empezando por la salud, «que exige una colaboración internacional más eficaz y más reforzada.

De otro lado, las nuevas tecnologías y el avance de la ciencia están influyendo en los modos de producción y de trabajo y «modificando muchos aspectos de nuestras vidas personales y en comunidad». Al mismo tiempo, ha añadido, «en ocasiones se ponen a prueba nuestras convicciones, nuestros valores o se ven afectados nuestros principios de organización social y de convivencia en libertad».


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