Ford ahoga a Almussafes en plena batalla con Alemania

La empresa automovilística Ford ha dado un nuevo varapalo a su fábrica española de Almussafes. Los valencianos, que se encuentran en plena guerra con Alemania para conseguir quedarse con la fabricación de los nuevos coches eléctricos del grupo, han recibido la notificación de un nuevo ERTE para el comienzo del próximo año.

Desde que estallase la crisis de semiconductores, las cosas se han ido complicando cada vez más para los trabajadores de la planta de Ford Almussafes. La fábrica ha firmado uno de sus peores años de fabricación de vehículos sacando a mercado únicamente 162.800 unidades. Esto ha hecho que se cancelen múltiples turnos y que se recrudeciera el Expediente de Regulación Temporal de Empleo que están sufriendo numerosos trabajadores.

En esta situación de caos, llega un nuevo golpe para los empleados de Ford Almussafes. La compañía estadounidense ha anunciado que para el primer trimestre de 2022 habrá otro ERTE ante la falta de producción prevista para los tres primeros meses del próximo año.

Esta información fue transmitida hace unos días al sindicato UGT Ford quien, a través de un comunicado, ha explicado que el ERTE tiene ahora que negociarse y no menciona ni los días ni el número de empleados que se verían afectados. Esta decisión hace tambalear todavía más el futuro de la compañía, que ya venía con unos ánimos muy mermados después de pasarse meses peleando por mantener todos y cada uno de los puestos de trabajo.

Las negociaciones entre la planta de Almussafes y Ford se encuentran encalladas

BATALLA ENTRE ALMUSSAFES Y SAARLOUIS

Este aviso llega en medio de una batalla por la supervivencia de la fábrica. Ford Almussafes se encuentra en plena batalla con su homóloga alemana afincada en Saarlouis para quedarse con el monopolio de la fabricación de los nuevos modelos eléctricos que sacará al mercado la multinacional.

Sin embargo, de momento parece que es la planta alemana la que tiene las cosas más de cara. Las propias instituciones alemanas han entrado en la disputa para ayudar a Saarlouis para quedarse con el negocio. Según publican medios alemanes, «la IHK, institución competente a nivel federal de las Cámaras Alemanas de Industria y Comercio, pedía hace unos días una estrategia para la región de Saarland que conllevará una reducción del impuesto empresarial para favorecer la competitividad de las plantas de Ford en el país, donde, además de la de Saarlouis, también tiene en Colonia».

Este movimiento se produce ya que, a ojos de los alemanes, las condiciones de la factoría valenciana serían superiores a las de ellos. Es por eso que buscan encontrar la manera de que su planta sea más suculenta que la de Almussafes. Con estas medidas quieren reducir esa superioridad de la planta valenciana sumando apoyos.

Ford tiene claro el plan a seguir. Su idea es producir y vender en Europa solo vehículos eléctricos a partir de 2030. Para cumplir con este objetivo, necesita adaptar sus fábricas a estos nuevos modelos. Sin embargo, la compañía estadounidense ha hecho cálculos y ha determinado que con la carga de trabajo que espera tener no puede mantener ambas plantas. Dicho de otra manera, solo una sobrevivirá.

FORD PRESIONA A ALMUSSAFES CON LA REBAJA SALARIAL

Para cumplir con estos objetivos, Ford ha dado de margen tanto a Almussafes como a Saarlouis hasta el 27 de enero para que presenten sus propuestas de planes de ahorro de costes. Ambas plantas están trabajando en ello para tenerlo listo lo antes posible y hacerse con la llave de su supervivencia.

A pesar de que la fábrica valenciana tenga mejores condiciones, las negociaciones entre Ford y los sindicatos de Almussafes están muy encalladas.  El apoyo unilateral de Alemania a su planta ha hecho que la compañía automovilística pueda presionar aún más a los valencianos sobre la reducción de sueldo que lleva meses exigiendo.

Según publicó UGT Ford tras acabar la reunión, el grupo volvió a exigir esa bajada en los salarios como condición indispensable para adjudicar la fabricación de los coches eléctricos a la factoría valenciana. Por otro lado, el grupo automovilístico también quiere que los empleados de Almussafes amplíen su jornada laboral para, según la empresa, «no perder competitividad y atraer nuevos proyectos y fabricar nuevos modelos». Una propuesta que rechazan los sindicatos que critican que solo se pidan esfuerzos a la plantilla con el objetivo de «aumentar la productividad», pero sin ninguna contraprestación.

El sindicato, mayoritario en el comité de empresa, reflejó en un comunicado su rechazo a esta presión y le ha transmitido a la dirección que «hay situaciones que se pueden entender o negociar, siempre que se nos garantice una apuesta decidida por la electrificación de Almussafes, adjudicando nuevos modelos».

No obstante, desde Almussafes confían en poder llegar a acuerdos, como en el que han logrado con la aprobación del calendario laboral 2022. «Esperamos que con este pacto se rompa la dinámica de no alcanzar acuerdos y que, a la vuelta de vacaciones, podamos dar un impulso para que haya una apuesta decidida por la electrificación de Almussafes, adjudicando nuevos modelos. Si es necesario nos reuniremos tres o cuatro veces por semana para tenerlo antes de que acabe enero», explican fuentes sindicales a varios medios.  El futuro de la compañía está en el aire y, con él, cientos de puestos de trabajo para una de las plantas automovilísticas más importantes de España.