Tras un caótico día en el seno de Merlin, parece que las aguas vuelven a su cauce. Las tensiones que se han vivido en los últimos meses entre las dos principales figuras de la compañía inmobiliaria, Javier García-Carranza, presidente de la socimi, e Ismael Clemente, CEO de la misma, han acabado con una extraña paz en la que los dos han expresado su «respeto mutuo y su expresa decisión de poner en marcha mecanismos precisos y medidas concretas para la gestión acorde con la mejor gobernanza de la Sociedad».
Una de las causas de esta repentina paz ha sido la defensa a ultranza que ha hecho el equipo directivo de la compañía y 185 empleados. En una carta hecha pública antes de la reunión extraordinaria del consejo de administración, estos respaldaron a Clemente para que revalidara su posición al frente de la socimi. Por otro lado, cabe destacar que el fuerte batacazo que se dio la compañía en bolsa en el día de ayer, perdiendo un 6,3% en una sola sesión, también ha hecho reflexionar a las dos partes implicadas en la lucha por el control de la compañía.
Igualmente, esta situación de incertidumbre dentro de la compañía podría interferir en los rumores que ha habido en el mercado desde hace algunos meses sobre una posible venta u opa de la compañía. Así, la calma pactada entre ambas partes viene a proteger a Merlin ante la posibilidad de que un fondo internacional adquiera parte o toda la compañía. De hecho, Clemente siempre ha insistido en que no aceptará una oferta de compra por un valor inferior al que se pagaría por sus activos.
De hecho, si se hubiera consumado la salida de Ismael Clemente de la empresa perteneciente al Ibex, Santander se habría quedado sola. Tanto el equipo directivo como los empleados se habrían marchado. Y encima se hubiera abierto un gran agujero en sus cuentas, como demostró la pérdida de ayer en bolsa. En el caso de que Santander pusiera a la venta toda su participación de la compañía, el mercado no lo aceptaría tan a la ligera, ya que sería una colocación de gran tamaño. Esto dejaría a Santander en una pésima posición para negociar su participación, además de tener que malvender su parte con un descuento del 40%.
Clemente ha insistido en que no aceptará una oferta de compra inferior al valor real
APETITO INVERSOR DE GRANDES FONDOS
Últimamente, el sector inmobiliario español está siendo objetivo de grandes adquisiciones y compras. En este año se han consumado varias compras de compañías, debido sobre todo a que se trata de un sector muy atomizado en el que las grandes compañías quieren agrandar su parte del pastel. Esto hace que se hayan visto algunas compras como la que Neinor –participada por el fondo estadounidense Cohen & Steers– hizo con Quabit. O más recientemente, el intento de compra por parte también de Neinor sobre Vía Célere, controlada por el fondo Värde.
De hecho, esta fallida compra ha abierto la puerta a que los fondos internacionales con implantación en nuestro país puedan adquirir la cartera de una de las mayores inmobiliarias del mercado, Vía Célere. Estos mismos fondos ya tantearon a Merlin una vez, como fue el caso de Brookfield, el grupo inversor canadiense. El apetito inversor está sobrevolando al sector en un año en el que la recuperación y los buenos números han sido la tónica general. Por eso, no es de extrañar que la compañía esté en todas las quinielas. Y, sobre todo, debido a que su precio de cotización es muy bajo en comparación con el valor real de sus activos.
INCIERTO FUTURO PARA MERLIN
Aunque el hacha de guerra ha sido enterrada, todavía hay cierto resquemor entre ambas partes. García-Carranza ha ido mermando las competencias de Clemente desde principios de este año. Han sido varias las ocasiones en las que el directivo de Santander ha llevado la contraria a su homólogo en Merlin. Y todo estalló el pasado miércoles, cuando García-Carranza planteó la posibilidad de un cese de Clemente.
Ahora, la compañía tiene que hacer frente a su futuro con ambos de la mano. Una de las grandes operaciones que hay ahora mismo sobre la mesa es la de Distrito Castellana Norte, donde la compañía cuenta con una pequeña participación, de un 14,46%, pero que Clemente ha apuntado que quiere aumentarla. Igualmente, para este proyecto tiene que hacer hueco dentro de su porfolio, para lo que ya ha comenzado a deshacerse de activos no esenciales.