El presentador de Fox News Bill O´Reilly se puso a él mismo y a su cadena en ridículo al hablar de cómo las principales celebridades del país se niegan a participar en la ceremonia de inauguración de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, recurriendo al término de ‘Macartismo inverso’.
El pasado martes, el presentador de ‘The O’Reilly Factor’ se acordó del senador republicano Joseph McCarthy y de su caza de brujas anticomunista, que terminó con la carrera de numerosos integrantes de la industria del entretenimiento.
O´Reilly, concretamente, se refirió a la lista negra que surgió en Hollywood y que hizo que muchos estudios cerrasen la puerta a aquellos trabajadores señalados de alguna forma en los manejos del senador o que no estaban dispuestos a colaborar denunciando a sus compañeros.
Para O’Reilly, está pasando algo similar con la negativa de todo tipo de representantes del mundo de la farándula a participar en los actos de loor a Trump.
Por supuesto, comparar un ataque sistemático contra la libertad de pensamiento y reunión con la decisión de individuos particulares de no participar en la aclamación de un individuo cuyas políticas o forma de actuar o pensar no se comparten es un dislate.
El magnate inmobiliario ni siquiera ha conseguido que participe en la celebración uno de los pocos cantantes que le ha apoyado, Kanye West –que se reunió con él y se hizo una foto a su lado, si bien reconoció no haberle votado. Trump, por su parte, hace de la necesidad virtud y dice preferir una inauguración sin estrellas. De la misma manera, me niego a aceptar que Beyonce venga a cantar la celebración de mi próximo cumpleaños, que prefiero que sea íntima.
Las actuaciones que se esperan serán de medio pelo, con la participación de Jackie Evancho, del concurso America´s Gots Talent, de la banda del Talladega College –después de mucho debate interno–, o el Coro del Tabernáculo Mormón –si bien la comunidad mormona ha lanzado una campaña en Change.org que ya suma más de 35.000 firmas intentando evitar que los mormones se vean implicados con el magnate.
Randall Thacker, que inició el movimiento, subrayaba: “La idea de que este coro y que los mormones queden para siempre asociados con un hombre que desprecia a las minorías, alardea sobre sus manejos sexuales con las mujeres, fomente la intolerancia y trafique en un discurso de odio e intimidación era inaceptable”. Una de las cantantes del coro llegó a dimitir en protesta por su participación. “Sólo sé que no podría lanzarle rosas a Hitler y que nunca podría cantar para él”, subrayó.
Los Beach Boys, que han sido invitados al evento, no han anunciado todavía una decisión al respecto.
Las Rockettes ‘tolerarán la intolerancia’
Las Rockettes, que sí participarán en el espectáculo, han estado en el objetivo de todas las miradas por hacerlo, ante la negativa a participar de muchas de sus integrantes. La revista Marie Claire llegó a publicar extractos de una reunión entre el presidente ejecutivo de la sociedad que controla al grupo de coristas, la Madison Square Garden Company, James Dolan, en la que el directivo básicamente las animaba a “tolerar la intolerancia”, y les recordaba que si en el futuro cuentan para sus espectáculos sólo con los fans de Trump, les irá muy bien.
En el marco de esta situación, O’Reilly llegó a afirmar que hay un “Macartismo inverso en la industria del entretenimiento”. “Algunos artistas creen que sus carreras se verán perjudicadas si se les asocia con la nueva administración Trump”, afirmó el presentador, que exigió terminar con el movimiento antiTrump. “Ganó las elecciones. Dadle una oportunidad. Respetad el proceso y dejaos de tonterías”.
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En el mismo programa, el analista de Fox News Charles Krauthammer se negó a aceptar las tesis de O`Reilly sobre Macartismo inverso y subrayó la obviedad de que Hollywood es básicamente liberal y no se han negado a participar por miedo sino “por sus propias razones políticas”.
“Es una república, no se nos obliga a actuar frente a un rey o un dictador. En algunos lugares, si Kim Jong Un te invita a cantar más vez que vayas”, afirmó Krauthammer. “No conoces a la industria del entretenimiento, actuarían para Josef Stalin si pensasen que iba a apoyar a sus carreras”, lamentó O´Reilly.