Hay un montón de objetos que usamos cada día y que nos hacen la vida más fácil, de hecho todos ellos se inventaron para resolver problemas cotidianos y hacernos la jornada más cómoda y agradable. Pero muchos de estos objetos, tienen un uso extra que hasta ahora nos ha pasado desapercibido, por lo que no estaríamos aprovechando al máximo su potencial.
¿Alguna vez te has preguntado, ‘para qué sirve esto’? Nada es casual en el diseño de las cosas, ni esa muesca, ni ese agujero que aparentemente no sirven para nada. Incluso la forma de los botellines de cerveza tiene un propósito muy práctico. A continuación te desvelamos algunos de estos secretos para que comiences a aprovechar al máximo las funcionalidades ocultas de los objetos cotidianos.
1BOTELLINES DE CERVEZA
Los botellines de cerveza tienen una forma particular, con un cuello especialmente alargado. Están pensadas para que la bebida se consuma directamente de la propia botella, por lo que su diseño es perfectamente ergonómico. Además, este cuello tan largo, es para que sujetemos precisamente por ahí el botellín, y así evitar que la cerveza, que nos encanta bien fría, se caliente antes de tiempo por el calor de nuestra mano. Al evitar tocar la base o el cuerpo de la botella, esta permanece fresca por más tiempo.