miércoles, 11 diciembre 2024

Navarro (DGT), partidario de reformar la Ley de Tráfico cada cuatro años: «Todo cambia muy deprisa»

El director general de Tráfico, Pere Navarro, se ha mostrado partidario de renovar la Ley de Tráfico cada cuatro años, que es el tiempo que de «seguro» va tener validez la última reforma, cuyo proyecto aprobó ayer el Congreso de los Diputados y que empezará a aplicarse dentro de tres meses, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado.

Así, a su juicio, es «una buena práctica» cada legislatura «abrir» la norma para que los partidos hagan sugerencias y aportaciones y esté así en un «proceso continúo de actualización» en un contexto como el actual, en el que «todo cambia muy deprisa».

Navarro ha respondido así este viernes a preguntas sobre el texto que acaba de recibir luz verde en la Cámara Baja durante su intervención en el Foro Ser Cantabria, en el que ha pronunciado la conferencia ‘De la Seguridad Vial a la Movilidad Segura y Sostenible’, y en el que ha manifestado que «hoy es un gran día para la familia de la seguridad vial».

El responsable de Tráfico se ha referido a las modificaciones introducidas sobre el documento anterior, a raíz de las 150 enmiendas presentadas por los grupos -la mayoría de las cuales fueron aceptadas- y que a su juicio son «muchas», algo que ha achacado a que había «ganas» de cambiar la ley.

En este punto, ha considerado sacarla adelante y hacerlo «bien» además tiene un «especial mérito», «tal y como está el rifirrafe» político, por lo que ha manifestado «cierto reconocimiento» a los partidos.

Al hilo de esto último, y tras comparar que el permiso de conducir por puntos se aprobó hace quince años «sin ningún voto en contra», Navarro ve «imposible» esa unanimidad en la actualidad, debido a que hay «posiciones aprioristas», y las formaciones reconocen algo como «bueno» pero no lo apoyan pues tienen «instrucciones de arriba» de no dar «ni agua».

Sin embargo, «no hay seguridad vial ni de derechas ni de izquierdas», ha recordado el director general, para llamar a «evitar la ideologización» en una materia en la que «hay que hacer lo que hay que hacer. Y punto».


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