La parte que aglomera todos los conocimientos y los elementos que han surgido de las pruebas y teorías que se han evaluado en un trabajo de investigación son las conclusiones.
Ayuda Universitaria aborda este tema y aporta las claves para realizar esta parte del documento final que, muchas veces, tiende a confundir a los estudiantes. Estos académicos destacan la importancia de este elemento dentro de todo Trabajo Final de Grado (TFG), Trabajo Final de Máster (TFM) o Tesis Doctoral (TD). Asimismo, aseguran que las conclusiones deben expresar el resultado de lo investigado desde el punto de vista del propio investigador y vincularse con los objetivos iniciales.
Conclusiones: cómo deben ser abordadas
Ayuda Universitaria recomienda que, para redactar unas conclusiones que cubran las expectativas, se debe comenzar por releer el trabajo realizado. Hay que prestar especial atención al objetivo general y a los objetivos específicos. El objetivo es sacar las ideas más relevantes de cada etapa y exponerlas de forma coherente en el texto. Dentro de esas ideas, se deben incluir elementos clave como el porqué se inició la investigación y el problema que se planteó en un principio.
Por otro lado, en la redacción, es pertinente destacar la metodología utilizada, así como los problemas que se evidenciaron en el trabajo de campo. Todo esto debe concluir con lo nuevo que se ha encontrado y de qué manera este conocimiento puede ser útil.
Finalmente, se deben exponer las nuevas oportunidades que surgen, a partir de la investigación que se ha llevado a cabo. Las puertas que se abren para otros estudios sobre el mismo tema o las recomendaciones para abordar la situación desde otros puntos de vista. El objetivo es recomendar qué se puede hacer en indagaciones futuras.
Qué hay que cuidar dentro del contenido
Los profesionales de Ayuda Universitaria destacan que el investigador debe estar pendiente de no incluir información redundante dentro del texto concluyente. Eso es algo que no debería ocurrir si se jerarquizan y se exponen las ideas de manera coherente. Cada etapa del trabajo tiene sus propios elementos de valor que, al integrarse, ayudan a elaborar un contenido relevante.
Tampoco es recomendable añadir información nueva dentro de las conclusiones. Esto se refiere, según los académicos, a elementos que no hayan sido abordados dentro del cuerpo del trabajo o las distintas fases de la investigación. Resulta contraindicado, porque implicaría contradecir o distanciarse de los objetivos iniciales del proyecto.
Otro punto que recomienda Ayuda Universitaria es que el investigador debe ser completamente honesto en sus conclusiones. Si estas apuntan a que las teorías iniciales no fueron comprobadas, el contenido debe expresarlo de forma coherente y clara.
Por último, los académicos recomiendan revisar la redacción y la ortografía, porque este es uno de los apartados que más detalladamente revisan los evaluadores y en el que suelen basar la mayor parte de las preguntas que formulan durante la defensa de los trabajos.