Las grandes firmas de ropa y complementos de lujo, como Louis Vuitton, prefiere mantener la exclusividad antes que donar la mercancía defectuosa. Si los productos fabricados no pasan sus estrictos controles de calidad son «triturados», según ha podido conocer MERCA2. Al menos, en sus plantas catalanas. «Nos obligan a separar las prendas, triturarlas y depositarlas en los contenedores específicos«, según corroboran las fuentes consultadas.
Otras fuentes apuntan que los productos en venta y pasados de temporada tienen el mismo destino: la trituradora e incluso la quema de los productos. De esta forma, Louis Vuitton, entre otras compañías, evitan así las donaciones a onegés, como Cáritas o enviar su mercancía a los más vulnerables. Todo para evitar que sus prendas puedan pasearse por las zonas más humildes o entre los menos favorecidos.
Hacía unos años, Louis Vuitton ofrecía a los trabajadores la posibilidad de comprar su mercancía defectuosa con un descuento del 30%. Un precio rebajado por un mal despunte o una unión imperfecta. Monederos, carteras o cinturones a precios más asequibles para una media en la plantilla que sobrepasa por poco los 1.000 euros mensuales.
SALARIOS MÍNIMOS EN LOUIS VUITTON
Los nuevos empleados recién contratados en la fábrica ganan el salario mínimo, una nómina que puede ascender después por antigüedad en la empresa o bien por los ascensos internos, pese a que la primera responsabilidad que tienen es realizar los carísimos productos que después luce la ‘jet set’ en sus desfiles o en la calle.
Esta política, en cambio, ha cambiado totalmente en los últimos años. Los descuentos para los trabajadores continúan, pero no son tan significativos. Si una prenda cuesta 2.000 euros en tienda, el trabajador puede optar a ella por 1.800, siempre y cuando sea defectuosa. En caso contrario, tendría que abonar su totalidad. «Si el defecto es muy visible, hay que triturarla«, han asegurado las mismas fuentes.
Este asunto ha saltado a la palestra en la conferencia del clima de Glasgow, pero no ha habido ninguna medida para atajar esta problemática. Sin acuerdo, la industria textil está supeditada a la normativa de cada país. Todo pese a que los principales actores y dirigentes políticos habían puesto el foco en el sector, uno de los más contaminantes del planeta. Algunas empresas, como Mango, se han tomado muy en serio la economía circular, llegando a donar su excedente, independientemente del tipo de cliente al que iban dirigidos.
MANGO, VENTA EN OUTLET O DONACIONES A CÁRITAS
«Con la intención de gestionar nuestro excedente de stock, en Mango alargamos la vida de las prendas bien poniéndolas a la venta a través de nuestra red de outlets, o bien donándolas al proyecto Moda Re de Cáritas», han afirmado fuentes de Mango a MERCA2. Estas prendas pueden reutilizarse o bien reciclarse. «En lo que llevamos de 2021, ya hemos donado a Moda Re más de 385.000 prendas y accesorios de nuestro stock», han apuntado las mismas fuentes.
Pese a ser una industria que utiliza químicos, agua y motores en su maquinaria, no hay aún una regulación u obligaciones ecológicas como se han impuesto a otros sectores, como el automóvil. Si bien es cierto, el sector textil está en plena transformación, con cambios importantes para tratar de ser más amigable con el medioambiente. «La concienciación con el cambio climático es una de las premisas del sector«, según han asegurado a este medio fuentes empresariales.
Otras firmas de lujo llegan a quemar y destruir su propia mercancía para mantener su exclusividad y valor en el tiempo. No sólo Burberry, Hermès, Cartier o Chanel son las únicas responsables de destruir cerca de 600.000 toneladas de prendas o accesorios perfectamente utilizables. Por esta razón, Francia estudia aplicar la misma ley que en España, una normativa que aún está en trámite parlamentario y que se aprobaría para los primeros meses de 2022.
DESDE 2022, LOUIS VUITTON NO PODRÁ DESTRUIR SUS PRENDAS EN ESPAÑA
Con la nueva legislación, la industria no podrá destruir el producto a la venta y tendrá que costearse su propio sistema de reciclado. En España, Louis Vuitton lo tiene instalado en sus tres fábricas de Bàrbera del Vallès (Barcelona), con contenedores propios para almacenar los restos de sus prendas defectuosas.
Sin embargo, este sistema conllevaría un incremento de los precios, que está sucediendo por la temida inflación. La ropa de lujo será más cara y con esta subida se sufragarían los costes. El consumidor que se puede permitir esta compra asumiría el coste íntegro del sistema de reciclaje. Esta exigencia proviene directamente de la normativa europea, y tendría que entrar en vigor a partir de 2025. Por este motivo, los estados de la UE tendrían hasta entonces para incluirla.
Por otro lado, la industria textil más responsable está utilizando fibras recicladas y evitar tener que usar nuevas para luchar contra el cambio climático. Además, también lo hacen por un problema de costes. Las materias primas se han disparado a máximos de hace una década, como el algodón, y según las previsiones, continuará su crecimiento debido a la demanda de China, según la OCDE.
Para la industria textil catalana, la economía circular es uno de los principales objetivos. En plena era de costes disparados, las grandes firmas vuelven a apostar por la economía de proximidad, con una producción cercana y poder acortar las emisiones, evitando así traer los productos desde Asia. Los cuellos de botella en el transporte marítimo ha acelerado este proceso. Mango, por ejemplo, ha llegado a nuevos acuerdos con fabricantes en el Norte de África y la costa mediterránea de Europa, mientras se mantenga la situación. Está por ver si una vez evitados los riesgos de producir al otro lado del globo se mantendrán en el tiempo.