Blas Ruiz Grau es escritor y divulgador cultural. Ha publicado cuatro novelas y tiene un canal de YouTube. Su último libro ‘Que nadie toque nada’ es superventas en Amazon. Si lo quieres, tienes que darte prisa porque tan sólo quedan cuatro ejemplares en stock. Pero detrás de esta historia de éxito hay una reivindicación sincera contra la piratería.
La lucha de Ruiz Grau contra esta problemática, los derechos de los escritores y la libertad creativa le ha llevado a tomar una curiosa decisión. Esta semana publicó un tuit en el que pedía a los lectores que no se descarguen sus libros de manera ilegal, y él mismo se ofreció a regalarlos.
NUNCA descarguéis una novela mía de una página pirata. Si no queréis, podéis o dudáis en pagar algo mío porque no me conocéis, pedidme la novela que queráis en blasruizgrau@hotmail.com. Pero, por favor, dejemos de enriquecer a los dueños de esos sitios web.
— Blas Ruiz Grau (@BlasRuizGrau) 25 de agosto de 2018
Lo que pretendía este escritor es dar una bofetada a las webs piratas. Páginas que se lucran de las creaciones de los demás y que reciben dinero por la publicidad que sirven. Desde que publicó el tuit ha regalado un centenar de libros: “No me gusta contar a quién regalo mis libros, es algo íntimo”, asegura en declaraciones a MERCA2. Un acto privado que se queda entre él y sus lectores, ya que muchos de ellos no pueden permitirse pagar esos precios para leer.
No es la primera vez que lo hace. Cada 26 de junio, el día de su cumpleaños, regala novelas. En una ocasión llegaron a descargarse 50.000 ejemplares gratuitamente. Sigue un mismo patrón, envía sus creaciones a través de correo electrónico, de manera altruista. “Me piden un libro y les envío cuatro. En muchas ocasiones me escriben para decirme que después de leérselo lo han comprado, para hacer un regalo o para tenerlo ellos mismos”.
El coste de su última novela se fija en 14,95 euros en Amazon, y por cada libro el autor recibe apenas poco más de euro. Si el libro se vende por menos de tres euros, el autor recibe 30 céntimos.
A su causa se han unidos otros escritores que ven en las reivindicaciones del escritor un espejo en el que mirarse. Josefina J. Perdomo anunció, en la misma red social que Ruiz Grau, que se unía a la iniciativa, y se ofreció a regalar su libro, ‘Una bruja en el espejo’, a aquellas personas que no pudieran comprarlo. También Juan Gómez-Jurado ha peleado contra ese gigante, reclamando que se bajen los precios de sus libros en Internet, y sus novelas son Best Sellers internacionales.
Para Ruiz Grau hay una diferencia entre el libro en papel y el libro digital: “Entiendo que para el libro físico interviene mucha gente: correctores, imprenta, maquetación, distribución, etc… pero en el libro digital el proceso es más sencillo y debería ser más accesible. Yo quiero que la gente lea”, señala. De momento no ha recibido ningún tirón de orejas por su cortesía con los lectores porque tiene los derechos sobre todos sus libros.
Las reacciones como siempre vienen por barrios. A las muestras de apoyo también se unen las críticas de aquellos que ven en sus ofrendas una forma de autopromoción y marketing. Lo cierto es que no le hace falta ya que a principios de 2019 va a publicar su próxima novela bajo el paraguas de Penguin Ramdom House, en Ediciones B, en todos los formatos y con una gran apuesta por parte de la editorial.
LA PIRATERIA ENCADENA DOS AÑOS CONSECUTIVOS EN BAJADA
Pese a la bajada de la mayoría de bienes culturales, todavía en 2017 hubo más de 4.000 millones de accesos ilegales a contenidos digitales. Esto supuso unas perdidas casi 1.900 millones de euros. Los contenidos más descargados ilícitamente son películas y series, seguido de libros, música, videojuegos y fútbol.
Si no se produjeran estas descargas se generarían unas ganancias de aproximadamente 203 millones de euros en venta de libros, 96 millones online y 107 millones en libros físicos.
Las industrias de contenidos digitales emplean actualmente a 69.861 trabajadores directos, de un total de 99.095 trabajadores que emplea la totalidad del sector cultural digital, según datos del Gobierno. Un escenario sin piratería permitiría crear 20.375 nuevos puestos de trabajo directos, lo que supondría un incremento del 29 % y 122.250 empleos indirectos.