El lanzamiento de su oferta de paneles solares es una parte importante de la estrategia global de sostenibilidad de Ikea, pero no la única. Con apuesta por la autonomía energética y las fuentes renovables la compañía pretende hacer del autoconsumo y la energía limpia una opción más accesible y asequible para todos. Al mismo tiempo, el gigante sueco continúa avanzando en sus propios compromisos sostenibles para reducir la huella de carbono de su actividad.
Desde 2010, Ikea registra una reducción del 37% en el consumo de energía y planea seguir invirtiendo en ampliar sus instalaciones de paneles solares, que producen 1 GWh de electricidad anual, equivalente al consumo medio de 305 hogares españoles. También a nivel mundial, el Grupo Ingka anunció la inversión de 4.000 millones de euros para ampliar geográficamente sus proyectos de energía solar y eólica y, en España en concreto, la inversión en paneles en edificios propios en los últimos años asciende a más de 10 millones de euros.
“Llevamos invirtiendo más de 10 años en instalaciones de producción de energía renovable tanto fuera como dentro de nuestros propios edificios y sabemos que son una solución fiable y eficaz a la hora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, asegura Mónica Chao, responsable de Sostenibilidad de Ikea en España.
Pero además de emprender acciones propias, una línea importante de trabajo para Ikea en materia de sostenibilidad es también la de unirse a otros socios y empresas con quienes aunar fuerzas y recursos para el avance en la lucha contra el cambio climático y cumplir con los objetivos marcados por el Acuerdo de París.
8 DE CADA 10 ESPAÑOLES SOPESAN EL AUTOCONSUMO
El autoconsumo doméstico en España va ganando terreno y ya es una consideración de compra para 8 de cada 10 españoles en un plazo de 2 o 3 años. En concreto, un 85 % de los encuestados pretende su instalación en este plazo, el 77 % de estos para uso individual. Así se desprende del estudio “La percepción sobre el autoconsumo doméstico en España” elaborado por Telling Insights para IKEA con el objetivo de conocer la percepción del consumidor, con una muestra de mil personas, y los expertos respecto a este sector en España.
Como principales motivaciones para hacerlo se encuentran el ahorro en la factura de la luz en primer lugar, siendo el principal motivo para el 45 % de los entrevistados y mencionado por el 80%, y el impacto positivo en el medio ambiente como segunda razón, referida por el 62%.
Y ello incluso teniendo en cuenta que 6 de cada 10 encuestados están considerando un ahorro en la factura incluso por debajo del que podría ser (podría llegar hasta un 65 %), siendo el ahorro medio esperado de un 41 %.
Por el contrario, el estudio identifica también los frenos más reseñables para no lanzarse al autoconsumo, siendo estos el coste de la instalación y plazo de la amortización (mencionado por un 56 % como primer motivo para la no instalación) y la falta de espacio para instalarlos (es el principal motivo para el 16 %). El 81% percibe una falta de información sobre aspectos tecnológicos que facilite la compra a los consumidores.
De entre los entrevistados, solo 2 de cada 10 tienen ya instaladas soluciones de autoconsumo y de estos la gran mayoría solo para autoconsumo individual. Por zonas, las de mayor penetración son el sur y el área metropolitana de Madrid.
En el estudio de Ikea se recoge, además, la percepción de expertos del sector en nuestro país. Un panel formado por miembros de 8 entidades especializadas en energía solar y autoconsumo de energía en distintas posiciones, quienes se muestran razonablemente optimistas por haber observado un «crecimiento espectacular» en los últimos dos años aunque cautos por «estar España aún lejos de países de su entorno» y ser todavía hoy el peso del autoconsumo «tibio».
Respecto a los datos recogidos en la encuesta de Ikea, coinciden en muchos de los aspectos mostrados por el consumidor, identificando también como principales barreras, desde su opinión y experiencia profesional, “un conocimiento muy superficial del autoconsumo, la elevada inversión inicial y un plazo de retorno dilatado”, además de, apuntan, “la complejidad del proceso en comunidades de vecinos y la dificultad para comparar ofertas de proveedores al no existir un estándar de calidad”.